Historia de una derrota

Hoy en los telediarios, saldrá que es el Día de San Jorge y lo de los libros

Lo único importante de ahí es lo del libro, que no deja de ser un triste síntoma de que es necesario promocionar la lectura…

 

Ahora en serio, el 23 de abril, se celebra en Castilla y León la fiesta regional, que conmemora el fin de la Guerra de las Comunidades.

Sin duda fue un hito esta guerra, la primera de la Edad Moderna (1520 a 1521), y la primera en levantar a un pueblo contra la tiranía de sus regentes. Hoy en día el acontecimiento está siendo objeto de perversión política, pero hay quienes colaboramos activamente para evitarlo y conservar su significado original.

 

El caso es que Carlos I, recién coronado rey, para sus aspiraciones de hacerse con el trono del Sacro Imperio, no tuvo mejor idea que exprimir a impuestos las zonas interiores dejando la industria del grano y de la lana bajo niveles de rentabilidad nula, lo cual con el tiempo, desembocó en una revuelta.

A las Cortes de Valladolid de 1518 llegó sin saber hablar apenas castellano y trayendo consigo un gran número de nobles y clérigos flamencos como Corte, la situación era inédita históricamente. Este descontento fue transmitiéndose desde la baja nobleza a las capas populares y comenzaron a aparecer pasquines en las iglesias donde podía leerse:

 

«Tú, tierra de Castilla, muy desgraciada y maldita eres al sufrir que un tan noble reino como eres, sea gobernado por quienes no te tienen amor»

 

«…pedir al rey nuestro señor tenga por bien se hagan arcas de tesoro en las Comunidades en que se guarden las rentas destos reynos para defendellos e acrecentarlos e desenpeñarlos, que no es razón Su Cesárea Majestad gaste las rentas destos reynos en las de otros señoríos que tiene… »

 

Las Cortes plantean la necesidad de que el rey respete las leyes de Castilla y que separe de los centros de poder a los extranjeros. Esta misma oposición encuentra en la Cortes de Aragón y en las de Cataluña.

 

Ya que año tras año se aprobaban nuevos presupuestos en Cortes, a base de sobornar a los procuradores del reino (que al llegar a sus ciudades normalmente eran linchados).

El dinero obtenido era destinado también a sobornar a los príncipes flamencos para que le eligieran como emperador.

Con este descontento, Toledo convoca a las cuatro ciudades más importantes para formar una Junta revolucionaria. La Junta debería estar por encima de las decisiones del rey, exigiendo el control de todos los poderes del estado

 

 

El incendio de Medina…

Tras el asedio de Segovia y otros episodios ya de confrontación directa, Adriano de Utrecht (regente de Castilla durante las ausencias continuas del rey por Europa) se ordenó utilizar la artillería real para doblegar Segovia, localizada en Medina del Campo.

Pero se encontró con una fuerte resistencia de la población. Sabedora de para qué iba a utilizarse, reventaron las piezas.

Como represalia, se provocó un incendio que provocó la destrucción de una parte importante de la villa y el levantamiento de toda Castilla, trastocando la situación y provocando que Adriano tratara de tomar el control de la situación por todos los medios, en medio de una situación de indignación y descrédito hacia el Consejo Real

 

En morado las ciudades comuneras, y en verde las realistas

 

Tras un año más de guerra, las tropas imperiales asestaron un golpe casi definitivo a las comuneras en la batalla de Villalar, el 23 de abril de 1521. Allí mismo, al día siguiente, se decapitó a los líderes comuneros (Padilla, Bravo y Maldonado). Desde entonces, el absolutismo quedaba asegurado.

 

 

La batalla…

El ejército comunero salió el 23 de abril de 1521 de madrugada hacia Toro, ciudad levantada en comunidad. Era un día de lluvia, malo para hacer un desplazamiento militar. Padilla decidió partir hacia Toro en busca de refuerzos y aprovisionamiento. El ejército fue recorriendo el camino cuando, a la altura de Vega de Valdetronco, la batalla ya era inevitable. La lluvia seguía cayendo con fuerza, y Padilla se vio obligado a buscar un lugar propicio donde presentar la batalla.

La siguiente localidad en el camino hacia Toro, era Villalar y aquel fue el lugar donde se desarrollaría la batalla:

La Batalla de Villalar

 

El ejército comunero, en clara inferioridad respecto a las tropas de Carlos V, intentó que la batalla se produjera dentro del pueblo. Para ello, instalaron los cañones y demás piezas de artillería en las calles del mismo.

La contienda fue toda una masacre, y al anochecer en el pueblo tan sólo se oía el gritar de los comuneros heridos que yacían en los campos mientras eran rematados. Sus líderes fueron condenados a cortarles la cabeza:

Los Comuneros en el patíbulo

Estos sucesos cobraron tal importancia que hicieron cambiar el planteamiento de Carlos I a largo plazo, arrastrando ese fantasma toda su vida (decretó el Perdón General en 1522 al no poder atajar el odio generalizado entre la población), y pusieron sobre aviso al resto de reinos sobre las consecuencias que tiene el subyugar a sus vasallos más de la cuenta. Sin duda fue la primera gran movilización social contra el poder del antiguo régimen, y sirvió de inspiración para las posteriores, marcando el inicio de la Edad Moderna.

 

Si habéis llegado hasta aquí, es que ya no necesitáis libro para hoy, y además os dejo con uno de los himnos más ilustrativos de este episodio:

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