Darwin y la Colaboración Público-Privada
¿SE ACABARÁN EXTINGUIENDO LA PEQUEÑA Y MEDIANA EMPRESA DE CONSTRUCCIÓN?
Si algo estamos aprendiendo de la crisis que estamos viviendo, es que los modelos de gestión que tradicionalmente hemos estado utilizando hasta ahora, no nos sirven para enfrentarnos a los cambios que nuestra sociedad está experimentando.
Uno de los “nuevos” modelos de gestión que cada vez está teniendo más protagonismo en el ámbito de la obra pública, con el fin de poder seguir acometiendo proyectos, desarrollando infraestructuras, y seguir prestando servicios de calidad, es el de proyectos de Participación Público Privada (PPP), que consiguen aportar las ventajas competitivas de la gestión privada (eficiencia y calidad en la gestión, capacidad financiera…) a unas Administraciones cada vez más necesitadas de los recursos económicos de la empresa privada.
Si hasta hace relativamente poco tiempo el sector público tenía que justificar la ganancia económica que representaba, para la sociedad, la utilización de una concesión (en cualquiera de sus modalidades) para abordar la construcción y explotación de una infraestructura (por ejemplo, una autopista), con respecto al coste que supondría que fuese la propia Administración la que lo costease directamente, de ahora en adelante se va a convertir prácticamente en la única manera de desarrollar muchos de los proyectos que la sociedad va a demandar.
Los ajustes que se están viendo obligadas a hacer todas las Administraciones (que continúan empeñadas en recortar sus presupuestos por los capítulos de inversión, en lugar de hacerlo en los gastos corrientes), para cumplir con los niveles de endeudamiento exigidos desde Europa, hacen que éstas apenas cuenten con recursos para mantener las infraestructuras existentes, y ya está provocando que gran parte de los nuevos proyectos que se están licitando desde el sector público en España, sigan algún modelo de este tipo (diferentes tipos de concesiones, con o sin coste directo para el usuario).
Uno de los “problemas” que puede llegar a presentar este modelo de colaboración, es que será muy exigente con las empresas que opten a participar en los proyectos que se pretendan desarrollar bajo esta modalidad de contratos. Por la propia naturaleza del modelo, sólo tendrán posibilidades de acceder a ellos las empresas más eficientes y solventes, y dada la dificultad de acceso al crédito por parte de las pequeñas y medianas empresas, estará limitado a aquéllas que dispongan de recursos propios para poder financiar todo el proyecto, desde su concepción hasta su construcción, puesta en marcha, explotación y mantenimiento.
Esto, bajo mi punto de vista, favorecerá que solamente tengan posibilidades de acceder a contratos de PPP las Grandes Empresas de nuestro país (las de mayor volumen de facturación, vamos, las de siempre), que cuentan con los recursos propios necesarios para afrontar la financiación de los proyectos, o posibilidades de conseguirlos, y hará que las medianas y pequeñas empresas sigan desapareciendo, al ver como su cartera de obra contratada sigue disminuyendo hasta hacerlas inviables, continuando así con el ajuste que se está produciendo en el sector y que parece no haber acabado todavía (parece que aún “sobran” empresas constructoras y seguiremos viendo concursos de acreedores día sí y día también).
Y tampoco es descartable que, como ha sucedido en anteriores periodos de fuerte descenso en la oferta de licitaciones de obra pública, se produzcan fusiones y concentraciones de varias de esas pequeñas y medianas empresas en grupos empresariales mayores, que les permitan sumar los activos necesarios para financiar, con suficiente solvencia, la ejecución de los proyectos licitados.
Como siempre, se impone la “selección natural” y sólo sobreviven los organismos que más rápido se adaptan al cambio, los más evolucionados, los más eficientes y, en este caso, aunque no lo predijera Darwin en su Origen de las Especies, … sólo los más solventes.
Suerte y Salud!