Saber escuchar
Uno de los aspectos tratados en clase que más me ha hecho reflexionar es la importancia de saber escuchar. Todos hemos asistido a reuniones que terminan en “caos” pues los asistentes queremos exponer “nuestro discurso” sin esperar a que termine el otro. O lo que ocurre en tertulias de radio y televisión. O la frustración de esas personas que vienen a exponernos un asunto importante para ellos y se quedan con la sensación que no les hemos hecho caso.
Para la publicación en el blog decido investigar algo sobre este asunto y me ha sorprendido la poca importancia que ha tenido hasta hace poco tiempo el hecho de fomentar el “saber escuchar” frente al hecho de “saber hablar”.
Hasta ahora, para mí y creo que para la mayoría de nosotros, cuando nos hablaban de “aprender a comunicar”, nuestra mente se dirigía automáticamente a “aprender a hablar en público”. Pero creo que el hecho de comunicar va más allá. Reflexionas y te das cuenta que “escuchar” es parte fundamental de toda relación humana y una prueba de estima y de respeto hacia los otros. Saber escuchar es un proceso fundamental para una comunicación eficaz.
Oír y escuchar
¿Nos hemos detenido alguna vez en la diferencia entre “oír y escuchar”?.
Oír y escuchar son dos actitudes distintas. Se oyen muchas cosas, pero se escucha poco. Cuando oímos no prestamos una atención profunda, sino que simplemente captamos la sucesión de sonidos que se produce a nuestro alrededor. Mientras que cuando escuchamos nuestra atención va dirigida hacia algún sonido o mensaje específico, es decir, existe una intencionalidad, encontrándose todos nuestros sentidos enfocados a lo que estamos recibiendo.
Aprender a escuchar, la base de toda comunicación
Un proverbio oriental dice: “Nadie pone más en evidencia su torpeza y mala crianza, que el que empieza a hablar antes de que su interlocutor haya concluido”.
El hecho de escuchar no es una actitud natural del individuo, que más bien tiende a centrarse en sí mismo o a interpretar lo poco que escucha a su manera. La verdadera naturaleza del hombre es sobre todo verbalizar sus sentimientos, juzgar y dar consejos.
Saber escuchar pocas veces es algo innato. Más bien al contrario. Como el lenguaje, la escucha se aprende y se perfecciona con el tiempo.
El justo equilibrio entre saber escuchar y saber hablar produce el dialogo.
Ocurre a veces que cuando estamos hablando con otra persona tenemos tanto el otro como nosotros dificultades para escuchar, pasando de “escuchar” a “oír” en muchas ocasiones, mientras elaboramos qué vamos a decir cuando el otro acabe, en vez de intentar prestar atención a lo que nos dicen, quedando el dialogo bloqueado. Si todos queremos hablar a la vez y no se escuchan las razones de los otros, no habrá dialogo como tal sino monólogos yuxtapuestos.
Solo una actitud de escucha atenta hace fecunda la palabra que podemos dar a nuestro interlocutor. Es difícil poder decir al otro algo que resulte válido si no abrimos de par en par nuestros oídos para escucharlo. Así la persona escuchada sentirá que le están dando la importancia que merece, quedando agradecida y creándose a su vez un clima de respeto, estima y confianza.
Otros hablan de empatía. Esto consiste en ponerse en el lugar del otro para comprender mejor lo que siente. Esto sirve justamente para mostrar a la otra persona que comprendes lo que dice y que puede confiar plenamente en ti.
La habilidad de “saber escuchar” es más difícil de encontrar y desarrollar que la de ser “buen comunicador”, pero proporciona más autoridad e influencia que esta última, dicen los especialistas. Si alguien es buen comunicador, pero no sabe escuchar, corre el riesgo de expresar en forma elocuente cosas que no le interesan a su interlocutor. Además, va a privarse de recibir informaciones y conocimientos que por otra vía no recibiría.
El saber escuchar está entre las principales habilidades de las personas con altos niveles de inteligencia emocional. Se considera una de las primeras aptitudes que determinan el manejo de las relaciones, lo que posibilita comprender a los demás, en lo que se incluye percibir sentimientos y perspectivas ajenas, e interesarse activamente por sus preocupaciones.
En una investigación sobre cómo actúan los negociadores exitosos, entre los comportamientos que asumen estos en una negociación se encuentra que “… escuchan mucho más que los negociadores promedio…”.
“Hablar es una necesidad, escuchar es un arte” (Goethe).
Proyectos actuales y futuros
Acabado el eMBA y tras un gran año en la EOI, os dejo aquí un enlace a los diversos proyectos en los que estoy involucrado:
¡Ha sido un placer estar con vosotros, amig@s!
«Join the dots»
¿Cómo podría resumir la experiencia de este Study Trip a San Francisco?
Muchos han sido los que se han interesado por mi última experiencia en San Francisco, y es que no muchas personas tienen a su alcance la posibilidad de ir a Silicon Valley, visitar empresas tan punteras como Google, Ebay o Amazon, o incluso pasear por la Universidad de Stanford, la misma que sirvió a Steve Jobs para contar las tres historias de su vida. Desde luego todas mis respuestas han ido encaminadas en el mismo sentido: motivación y actitud.
San Francisco y sus valles componen el centro tecnológico y de innovación del mundo, cuna y destino de visionarios, y fuente de inspiración y motivación para muchos soñadores.
Cuando te sumerges en este ecosistema te das cuenta de su magnitud, empresas con fuertes valores y una cultura consolidada, enfocadas en su activo más importante: su capital humano. Y esto influye directamente sobre la motivación de su empleado, un trabajador reconocido, fiel a su empresa, sintiéndose parte de la estrategia y del cambio con una misión común.
También te das cuenta de la grandeza del lugar cuando tienes la oportunidad de asistir a un pitch event, gimnasio para la venta de ideas, para la captación de capital, punto de interés común de inversores y creadores. Y todo muy americano, los reyes del teatro, educados para vender. Desde bien pequeños, con clases de oratoria en los colegios o vendiendo juguetes usados en los jardines de sus casas.
Y cuando acudes a una ponencia, disfrutas de la experiencia internacional y vivencias de primera mano de un profesional de alto calibre, te viene el mismo sentimiento encontrado que en las ocasiones anteriores, un sentimiento de lucha y esfuerzo, de pasión y de creencia firme en lo que uno se plantea en medio de un mar de incertidumbre, justo tal como estamos aprendiendo durante la creación de nuestra start-up.
Y es que no importa el camino que quieras tomar, fuera o dentro de la compañía de los accionistas, emprender o intra-emprender, lo que importa es que visualices tu futuro, que tu motivación dibuje tu camino y con tu actitud consigas unir los puntos.
Me despido con este vídeo:
Un abrazo.
Silicon Valley: no es trabajo, es una nueva forma de vivir.
Llegamos al ecuador de nuestro EMBA y nos recibe con uno de los viajes más esperados del año, Study Trip con destino San Francisco y Silicon Valley. Esa especie de Meca del siglo XXI en el que todos los emprendedores tecnológicos quieren triunfar.
Una vez allí, te das cuenta que Silicon Valley no es solo un lugar, es un concepto. Un valle en el que se reúnen gran parte de las mayores compañías de tecnología del mundo. Al que cada año acuden miles de emprendedores con el objetivo cumplir su sueño, desarrollar más rápido su startup. ¿Por qué? Por los contactos, los inversionistas, la forma distinta de hacer las cosas y el amor al riesgo que se unen en este lugar. La gente allí no trabaja, vive comprometida con un proyecto. Esto se percibía tanto en las empresas que visitamos como en los profesionales que conocimos donde irradiaban optimismo, dinamismo, adaptación, flexibilidad, pero sobre todo, ganas de “comerse el mundo”, lo que supone estar dedicado 24/7. Todo esto crea un ecosistema único que atrae el mejor talento, lo que favorece el desarrollo y crecimiento.
¿Podríamos replicar Silicon Valley? No se si sería posible, pero lo que si se, es que no sería lo mas acertado, cada ecosistema es diferente y está influenciado por peculiaridades propias difíciles de cambiar, como la cultura. Sin embargo, tener la oportunidad de conocer la forma de hacer las cosas en la cuna del emprendimiento y la tecnología despierta ciertas inquietudes y ayuda a reflexionar sobre posibles praxis a adoptar que mejorarían nuestro ecosistema, como:
- Nunca dejar de estudiar o de desarrollar habilidades y estar al día con todas las novedades de tu entorno. Allí te das cuenta que el mundo cambia muy rápido y debemos estar preparados para afrontarlo.
- Mejorar nuestro marketing. Algo en lo que los americanos son maestros y a nosotros nos queda un largo camino por recorrer.
- Aceptar el fracaso como parte natural del aprendizaje. En Silicon Valley el fracaso se ve como algo muy positivo, y muchas veces te piden que hayas fracasado previamente antes de invertir en tu empresa. Algo impensable en nuestra cultura, pero que poco a poco debemos adaptar ya que de un fracaso siempre se aprende más que de un gran éxito.
- El cliente como centro. Crear experiencias teniendo en cuenta al cliente como meta final. Las ideas pueden ser geniales, pero si el usuario no lo quiere da igual lo buena que sea.
- Estar receptivos a todo tipo de soluciones, tanto en su forma como en su origen. Cualquier persona puede aportar soluciones independientemente de su posición dentro de la empresa.
- Comunicación clara dentro del equipo de trabajo con metas realistas. No perderse en reuniones de trabajo eternas que no conducen a nada. Hay que ir al grano, y si en 10 minutos se puede resolver el problema no alargarlo innecesariamente. Utilizar métricas para seguir proyectos.
Todos estos consejos son para aplicar en nuestras empresas, pero hay un elemento que todavía no he mencionado. Si algo hemos aprendido en nuestra estancia en San Francisco es que las relaciones entre personas son el verdadero motor de la innovación.
Cambio de Rumbo
En un país en el que el sueño de una madre es que su hijo apruebe una oposición, o que trabaje en un banco, o “en una de esas empresas grandes para toda la vida”, no es que estemos a años luz de Silicon Valley, ¡Es que estamos a años luz y mirando hacia otro lado!
Pero vuelves en el avión pensando que tal vez aún haya alguna esperanza, alguna posibilidad de que, aunque sea a nuestro ritmo, vayamos tomando el rumbo del mundo. Al fin y al cabo, también vivimos en un país muy creativo, que no sabemos cómo, pero ha salido de todos los líos en los que se ha metido, que no han sido pocos…
Así que decides encarar el futuro con esperanza, te vas a la cama, y al día siguiente llegas a la oficina con ganas de hacer cosas, de contar lo que has visto, lo que has oído, de explicar las ideas que tienes.
Y entonces llegas:
Y la gente está harta, su trabajo le aburre, todo sigue igual y todo seguirá igual, el becario al que habían hecho contrato antes de irte de viaje ha dejado la empresa y se ha marchado a Suecia a un trabajo en el que “cobrará un sueldo de verdad”, no hay proyectos nuevos, y los que hay se siguen haciendo igual que siempre, hablas con tu jefe (sin entrar del todo en el tema) y él te dice claramente que:
“lo que pasa es que hay gente tan inocente que se cree que los carteles esos de motivación que ponen los de recursos humanos son verdad”
Y aun así, medio en serio medio en broma, aprovechando el momento del café, hablas con tu otro jefe (¡será por jefes!), le cuentas parte de lo que has visto en San Francisco, y le hablas de los coches autónomos, las baterías, las start-ups… y dejas caer que “tal vez nosotros también deberíamos hacer algo, ¿digitalización? ¿intraemprendimiento? No sé, pero algo… “
Y ojito a la respuesta:
“¿innovar? Claro, ¡¡a Airbus le van a enseñar en Silicon Valley a hacer aviones!!”
Coges aire y le espetas un
“Eso mismo dijo General Motors y mira donde está ahora, y mira dónde está Tesla”
Bueno, en realidad no lo dices, solo lo piensas, te encojes de hombros, vuelves a tú sitio y piensas:
“¡eso no te lo crees ni tú! Tú tampoco crees que ya lo estás haciendo todo bien, lo que pasa es que no te atreves a hacer nada diferente a lo que llevas haciendo toda la vida. ¡Estamos perdidos! ¡Esta crisis es mucho peor! ¡no es económica, es de autoestima!”
Y creo que ese es el tema, no creemos en nosotros, ni como individuo, ni como colectivo, por eso todo nos da miedo, y le echamos la culpa a otro: al estado, a la crisis, a la falta de financiación, a que el lunes empiezo, a que no es un buen momento… Y los cobardes no van a ningún sitio. Y no es que no haya financiación. En realidad, no sabes si la hay ¡Ni siquiera la ha buscado!
Si tienes una idea, PONTE CON ELLA!!!
Si no te gusta el mundo en el que vives, CÁMBIALO!!!
DEJA DE QUEJARTE!!!
ENFÁDATE!!! y usa esa energía para HACER ALGO ÚTIL
No confíes en que otro lo hará, esas son solo promesas electorales que ya nadie cumple…
CREE EN TI y haz lo que sea necesario para SER FELIZ, porque PUEDES HACERLO
SOLO ASÍ HARÁS COSAS IMPORTANTES
LO QUE TE HACE FELIZ A TI, HACE FELIZ A MUCHOS… (y eso se vende solo)
Esto es lo que aprendí en mi visita a Silicon Valley
PD: cualquier parecido con la realidad de mi oficina, es pura coincidencia 😉
Emprendedores
Reflexionando sobre las experiencias más atractivas vividas durante la semana que estuvimos en San Francisco, y tratando de recordar alguna visita, reunión o evento que me haya causado una mayor impresión, me detengo inevitablemente en la charla que nos dio Pilar Manchón entorno a sus experiencias como emprendedora primero y como habitante de este, a veces, inhóspito ecosistema de la Inteligencia Artificial que puebla San Francisco y sus alrededores.
De todos los temas mencionados por Pilar me quedo en primer lugar con la experiencia que compartió con nosotros relativa a las peripecias que vivió para montar su empresa en Sevilla, incluyendo deslealtades de socios y destacando las dificultades que tuvo que superar por el simple hecho de atreverse a emprender en España en el campo de la Inteligencia Artificial.
Su narración fue el mejor ejemplo que pudimos oír para ilustrar lo que ya Alex Casterllarnau nos había contado 2 días antes de forma muy resumida, al responder la pregunta de nuestro compañero Albert en busca de consejos para crear nuestra propia “start-up” con 3 principios de manual:
- No te obstines
- Trabaja duro
- Busca tu modelo de negocio
Emprender es un verbo con muchos secretos para los españoles. Y sentir la seguridad, el convencimiento y la paciencia con la que Pilar nos narraba su experiencia me llamó poderosamente la atención, al tiempo que me animaba a soñar con otras metas.
Sin entrar en detalles del clarificador viaje panorámico que nos dio por las distintas tendencias y negocios que tienen su base en la inteligencia artificial, me llamó poderosamente la atención como combinaba el rigor con aclaraciones para facilitarnos comprender temas más técnicos con la sencillez de una persona cercana.
Pilar es, sin duda, una de las excepciones (escasas) a la teoría que Chantal Cox enunciaba unas horas antes de la charla con Pilar (durante la visita que hicimos a ebay), según la cual el principal defecto que tenemos los españoles (y que representa una importante desventaja competitiva frente a los norteamericanos) es lo mal que nos sabemos vender y el miedo que tenemos al fracaso.
Por encima de experiencias interesantísimas en algunas de las empresas tecnológicas más atractivas del momento, yo personalmente me quedo con la firmeza y determinación con la que Pilar sacó adelante su “start up” española que, con el paso de los años, fue comprada por Intel. Con el ejemplo que ello supone para sus compatriotas, cuyos mayores deseos laborales suelen estar más relacionados con adquirir la posición de funcionario o aspirar a trabajar permanente en una misma empresa (muchas veces sin motivación) para acaparar mayores beneficios sociales.
Justo una semana antes de escuchar las peripecias de Pilar durante su etapa de emprendedora, estuve hablando con un viejo amigo canadiense que, salvando las distancias, había seguido una carrera profesional inversa a la de Pilar. Su nombre es Mike y trabajé con él 2 años en Canadá. Tras más de 35 años trabajando como soldador y superintendente en construcciones industriales se había quedado sin trabajo hace 6 meses.
Me pareció apasionante como me explicó que, con 55 años, había decidido montar una pequeña empresa con su hermano. Después de una serie de estudios de mercado llevados a cabo por ellos mismos habían identificado un problema no resuelto en una zona bastante extensa de la costa este. En un país donde la normativa federal obliga a instalar durante el periodo invernal unos neumáticos especiales, existe un importante segmento de población que, por comodidad, prefiere que sean otros los que efectúen dicho cambio de neumáticos (2 veces al año). Este segmento había sido ya “atacado” por varias empresas que ofrecían este servicio en distintos emplazamientos.
Lo que Mike y su hermano vieron es que, dentro de ese segmento, había un nicho de personas, que buscan (y aparentemente están dispuestos a pagar) un plus de comodidad, pues no deseaban moverse de casa para efectuar el cambio de neumáticos en sus coches.
En definitiva, Mike y su hermano capitalizaron las mensualidades futuras de su seguro de desempleo que la regulación canadiense les permitió para alquilar una caravana y acondicionarla con las herramientas y útiles requeridos para realizar los cambios de neumáticos a domicilio.
Esta es una de las fotos que me envió estando yo en San Francisco. Y teníais que haberle oído hablar de estrategia operativa, clientes, propuesta de valor y otros muchos conceptos que ya quisiéramos muchos tener asimilados de forma semejante cuando acabemos nuestro MBA.
Aunque Mike es canadiense y los canadienses tienen (y tratan de crear continuamente otras) muchas cosas en las que se diferencian de los estadounidenses, comparten con ellos esta agilidad, decisión y falta de miedo a equivocarse y tener que empezar que se requiere para emprender (incluso en modestos negocios de cambios de neumáticos a domicilio en una zona de la provincia de Nova Scotia).
Como veis, el caso de Mike no es el de un emprendedor en busca de “moon shots”, sino el de un hombre (de los más honestos y trabajadores que he conocido) que, buscando la forma de salir adelante, prefiere probar suerte emprendiendo en lugar de disfrutar de su seguro de desempleo mientras llegan oportunidades. Detectó un problema que, a su juicio, no resolvía el mercado y, con 55 años, alquiló una caravana y ha montado su “start-up”. ¡Ojalá le vaya bien!
Paseando por San Francisco, vi a otros emprendedores (de los que suelen pasar desapercibidos) ofreciendo propuestas de valor a base de ideas imaginativas y más o menos innovadoras.
Este emprendedor, por ejemplo, “plantaba” su furgoneta los fines de semana junto al “Pier 39” ofreciendo ocio a base de baloncesto.
Tanto mi amigo Mike como este señor del baloncesto llevan un gen emprendedor en la sangre. Y como ellos gran parte de los norteamericanos; algunos de los cuales, cargados con más talento, constancia y algo de suerte confluyen entorno a San Francisco para lanzar otras “start-ups” más ambiciosas.
Esto es con lo que me quedo. Por encima de nombres de empresas con relevancia internacional me apasionan las personas que creen en ellas, que se dejan la piel en desarrollar sus ideas y que no tienen miedo a caerse por el camino. Me quedo en definitiva con la cultura del esfuerzo y del emprendimiento, de la que tanto tenemos que aprender en España.
Y aunque por encima de todo, como no, destaco el ejemplo de coherencia y sabiduría que nos dio Pilar Manchón aquel jueves por la tarde; no puedo olvidarme de los pequeños emprendedores, de los que muy pocos hablan en San Francisco. Emprendedores como Mike y el señor de la caravana del baloncesto.
Probablemente la propuesta de valor de estos empresarios de las caravanas resulte menos atractiva que la que ofrecen Lyft, Snapchat o Tesla, pero creo que con tesón pueden llegar a ser también sostenibles en el tiempo.
Hablando de sostenibilidad, no me resisto a concluir este post sin compartir unos datos que aparecen en el suplemento dominical “Innovadores”, del diario El Mundo en su edición del 16 de Abril de 2017 y que, en referencia a la empresa Tesla, titula en uno de sus párrafos: “El nuevo éxito empresarial es perder dinero durante 14 años”.
A raíz de la publicación en días pasados de que Tesla ha superado a General Motors en capitalización bursátil, convirtiéndose en la empresa automovilística norteamericana con mayor valor en bolsa (50.950 MM $ a fecha 10 de Abril de 2017), este diario publicaba, por un lado, que mientras que General Motors vende más de 10 MM de coches al año, Tesla no pasa de 80,000 unidades y por otro que Tesla experimentó unas pérdidas en 2016 de 770 MM $, mientras que General Motors lograba, en el mismo ejercicio, ganar nada menos que 4.600 MM $.
Y es que, en 14 años de historia, Tesla no ha ganado un solo céntimo jamás.
En eso también son distintos los norteamericanos (al menos los de “Silicon Valley”) pues si cualquier persona hubiera gestionado un negocio en España con números rojos durante 14 años consecutivos, hablaríamos sin dudarlo de un fracaso empresarial mayúsculo.
Con Elon Musk sucede lo contrario: a mayores pérdidas, más se le considera un visionario y más dinero se le regala para que siga, un año más, sumando números rojos a la cuenta de resultados de Tesla.
Un calcetín del revés sigue siendo un calcetín
Pocas veces uno tiene la oportunidad de ver desde dentro algo que te demuestra que hay otra forma de hacer las cosas. A menudo nos pasamos horas y horas tratando de solucionar problemas de nuestro entorno, de nuestra área profesional… pero estamos contaminados por nuestra propia experiencia, contaminados por nuestra cultura y un entorno que si lo elevas a la máxima potencia acaba siendo en todos los casos muy parecido.
San Francisco, y la gente que vive y trabaja allí, te demuestra que se le puede dar la vuelta al calcetín y las cosas seguir funcionando, o de hecho, tener tanto éxito que no saber qué hacer con él.
Las empresas deben ganar dinero, pero si te pasas 3 años perdiéndolo tranquilo, tu valoración no va por ahí sino por los clientes que tengas, lo presente que estés en el mercado o la tracción que hayas demostrado en los últimos meses. De otro mundo.
Las personas somos celosas de nuestro conocimiento y de nuestros pactos con dirección, y necesitamos de despachos opacos para poder tratar temas peliagudos y confidenciales. Pero si se publican libremente los salarios, el detalle de nuestro variable y eliminamos los despachos no ocurre nada. Bueno, sí ocurre. Ocurre que las reuniones son muchísimo más efectivas, la gente se mira a los ojos con imagen de confianza y el concepto de jefe-controlador desaparece.
Los empleados deben sufrir trabajando, deben tener un horario estricto, unas oficinas incómodas y un aparato que a la entrada de la empresa registre tus entradas y salidas porque si no se lo toman todo a la ligera. Pero resulta que si se implantan áreas de descanso, se trabaja sobre el confort en el puesto de trabajo y el equipo tiene libertad para compaginar su vida personal con la profesional como mejor le convenga no ocurre nada. Bueno, sí ocurre. Ocurre que la empresa crece como la espuma y la gente se siente parte de una comunidad, y dispuesta a dejarse la piel en el proyecto.
No todo en la vida es blanco o negro, pero sin duda que invita a la reflexión pese que se te tome por majara cuando lo planteas a la vuelta. Dichosos ellos.
¿Cómo captar y retener talento en Silicon Valley?
Tras haber disfrutado de una experiencia en San Francisco visitando empresas de todo tipo y escuchando discursos sobre la experiencia personal de varios ponentes, me quedo con la de Alex Castellarnau, actual VP User Experience Design en NIO y ex Head of Design en Dropbox.
Fue una charla informal, en las oficinas de la empresa que organizó todo nuestro viaje, sin PPT ni apoyo audiovisual. Tampoco visitamos su empresa, ni vimos prototipo alguno del coche inteligente que están diseñando. Entonces… ¿por qué me quedo con esta charla? Porque Alex es un crack y nos lo demostró con unas palabras y algunos brillantes esquemas en la pizarra.
Además de proponernos una charla sobre los temas que quisiésemos, Alex comenzó hablándonos sobre su trayectoria en IDEO. A mí lo que me llamó la atención fue lo que vivió en Dropbox, cuya vida de los empleados gira entorno a la empresa.
En Silicon Valley las empresas sobreviven, necesitan y compiten con talento. El talento no te lo puede dar el mejor hardware del mundo ni las mejores instalaciones, sino las personas. Son las personas las que consiguen que las empresas del valle se desarrollen y estén unas por encima de otras. Por esta razón, necesitan captar a los mejores y, lo más difícil, retenerlos.
Alex aseguraba que en San Francisco los desarrolladores con talento ganan muchísimo dinero porque las empresas se lo pueden permitir, sin embargo, no es suficiente para conseguir atraerlos o retenerlos. Por esta razón, es muy común que las empresas recurran a otro tipo de incentivos como: vacaciones indefinidas, salas de juegos dentro de la empresa, coches y viviendas pagadas, dietas… Voy a centrarme en las dietas, porque me llamó mucho la atención lo que nos reveló sobre el restaurante de Dropbox.
Imagina que en tu oficina tienes un restaurante a tu disposición totalmente gratis y que cada día te sirven platos diferentes. ¡Platos con ingredientes frescos y de calidad que han sido diseñados por un chef que ningún día repite! ¡Gratis! Ahí no queda todo, pues además tienes la posibilidad de invitar a tu pareja o tus amigos cuando quieras. ¡Gratis!
Este restaurante se llama The Tuck Shop, tiene su propia página de Facebook y se dice que ganó una estrella Michelín.
A mí con lo del restaurante desde luego me captaban y retenían, no obstante, todo tiene su lado bueno y su lado no tan bueno. Una de las conclusiones que nos confesó Alex cuando dejó Dropbox por NIO, es que se dio cuenta que su vida había estado girando los últimos años en torno a Dropbox y ni si quiera se había percatado. Siempre que tenían escapadas de fin de semana lo hacían con la empresa; pasaba incontables horas dentro del edificio, porque: ¿para qué salir si lo tenía todo?
Por otro lado, el tema de las vacaciones indefinidas, si lo pensamos bien, puede ser un problema. Vale, me puedo coger las que quiera, pero: ¿cuántas me cojo? ¿Cuándo?… La verdad es que pensándolo bien en España esto no sería ningún problema…
Yo, desde luego, me quedo con el restaurante y me olvidaría de los tuppers, bocatas rápidos, reservas en restaurantes y demás. Me voy a mi Tuck Shop y a ver qué me ponen para comer.
Juan Diego Vilcinskas Martín
Atracar en El Palo Alto
Google, IBM, Stanford y resto de empresas e instituciones que nos han recibido. Ha sido increíble.
Después de visitar estas empresas e instituciones como iconos de la innovación a nivel mundial definitivamente me quedo con las personas que hacen posible todo lo tangible. Por la calidad personal y profesional de todas y cada una de ellas.
Me quedo con las personas que nos han aportado conocimiento como Margarita, Jordi, Carol, Chantal, Uri, Chris y tengo que destacar a Alex Castellarnau, Juan Barbed, Quim Sabria, Marco Hernansanz y Pilar Manchón por el impacto que me han causado.
Aunque todas y cada una de estas personas merecen nuestro reconocimiento por su trayectoria, necesito destacar de manera especial a Pilar Manchón. La que estaría escuchando el tiempo que ella quisiese.
Finalmente, dar las gracias a Yurena, Marina y como no, gracias a Paloma y Eduardo por compartir con nosotros esta experiencia y ser artífices de la misma.
SFO es sorprendente, al igual que el resto de los EEUU que he tenido la oportunidad de conocer de la mano de mis compañeros de master; Elisa, Iria y Raúl. Ha sido un verdadero placer y esta aventura nos quedara para el resto de nuestras vidas.
Me he quedado alucinado y no veo el momento de regresar.
Palo Alto me causo curiosidad desde el primer momento y aunque lo escuche antes del viaje ha sido ahora cuando investigue su origen. Su nombre proviene de una secuoya gigante que los marinos españoles (era de esperar) usaban como punto de referencia para saber dónde hacer escala una vez regresaban del duro viaje a Filipinas. Este viaje se realizaba una o dos veces al año, y las tripulaciones eran generalmente distintas a las del año anterior, por lo que fue preciso utilizar referencias geográficas; «atracar en El Palo Alto»
Este lugar del planeta sigue siendo el destino de aquellos visionarios que antes y ahora buscan donde “atracar” para cambiar el orden establecido de las cosas.
Silicon Valley, «donde lo raro es normal»
Un jueves, 18:30, unas semanas antes del viaje a San Francisco…
Clase preparatoria del viaje…
… hablamos de los objetivos generales del study trip, por qué Silicon Valley es único, la importancia del elevator pitch, la agenda … y nos vamos con unas tareas de investigación sobre los retos a que se enfrentan hoy en día los startups…
… y yo sigo con la duda y curiosidad: Qué será que hace a Silicon Valley tan diferente – la cuna del emprendimiento, de los start-ups y de la innovación?
… o como algunas personas que conocimos allí la denominaron como “ciudad de extremos”, “mix of people and ideas” o “venganza de los geeks” ?
Después de una semana visitando el ecosistema emprendedor más innovador del mundo creo que estas son algunas de las cosas que realmente hacen la diferencia:
- CREER: Creer en ti mismo, en lo que haces, en la empresa, en tu equipo!
- PASIÓN: Conocimos a muchas personas con perfiles diferentes, y creo que una de las cosas que era común en todos era la pasión que transmitían a la hora de contarnos sus experiencias.
Entre muchos, Juan Barbed, que hace todo lo posible para crear oportunidades en todo el mundo siguiendo el claim de Kiva – “Dreams are universal, opportunity is not.”
- VALORES: ¿Quienes somos? ¿Qué valores representamos?… es importante hasta el punto que en algunas empresas llegan a tener un Chief Culture Office – un equipo dedicado a definir y mantener los valores de la empresa.
Ejemplo de valores y principios de Weebly, que siguen en el día a día del trabajo
- radical respect + honesty = trust
- simplicity in everything
- own the outcome
- woot (working out of title)
- NETWORKING: conocer a gente de diferentes culturas y “backgrounds”, sus ideas y compartir los tuyos es un elemento imprescindible – me encantó ver un evento de pitch, que es un ejemplo perfecto del “arte” del elevator pitch (cómo explicar y defender tu idea de negocio delante de inversores en un tiempo muy limitado) y del networking.
También hay que mencionar que en Silicon Valley las personas tienen mejor acceso a financiación y a oportunidades de ser acompañados a la hora de desarrollar sus negocios en las mejores incubadoras.
Varias personas afirmaron que es una experiencia excelente en un ecosistema muy intenso, pero como todo tiene su “lado oscuro”. El hecho de que haya tanta competencia convierte a las personas en competidores y es difícil hacer relaciones más allá del networking. Todo eso al final enfoca la vida de las personas en un camino: el trabajo. El gran éxito es resultado de mucho trabajo y dedicación.
Sin duda esta semana en San Francisco ha sido una experiencia muy diferente, interesante y enriquecedora tanto profesionalmente como personalmente por lo tanto gracias a todos por compartir.
Highway Unicorn
El viaje a #SF nos sirvió para conocer sobre el terreno a algunas de las mayores empresas tecnológicas del mundo, así como start-ups que se están haciendo un hueco en el complejo ecosistema de Silicon Valley y a grandes profesionales que nos contaron su experiencia en la bahía y nos dieron buenos consejos de cara al futuro. Me gustaría destacar especialmente a Alex, Quim, Uri, Chantal y Pilar.
Por un lado, nos hablaron de todo lo que viene a corto y medio plazo: inteligencia artificial, internet de las cosas, big data, coche autónomo, realidad virtual y aumentada, impresión 3D… y de cómo va a cambiar nuestra forma de vivir y de relacionarnos.
Por otro lado, y como no podría ser de otra manera estando en la capital del emprendimiento, nos explicaron todo lo relacionado con las start-up.
Me quiero centrar en este post en las #start-up, no porque lo otro no sea interesante, que lo es, sino porque me parece muy importante entender cuál es el camino que siguieron algunas de las empresas que hoy lideran todos esos cambios que van a provocar una auténtica revolución industrial.
#Valores, fue una de las palabras que más nos repitieron. Es fundamental que una start-up se construya sobre unos principios y por tanto es necesario dedicar tiempo a definirlos. Cuando se arranca existe mucha incertidumbre y en esa situación, es más importante tener más principios que procesos, al contrario de lo que suele suceder en las empresas grandes, que tienen más procesos que principios.
A partir de los valores se construye la #cultura. Algunas hacen equipos exclusivos para diseñar cultura. Cobra especial relevancia el CCO (Chief Cultural Officer). Con la cultura se busca que los empleados se sientan parte importante de la start-up. Los trabajadores dejan de ser compañeros y pasan a ser amigos. Se crea un microcosmos. Por tanto, si falla la start-up falla su mundo.
Una de las grandes batallas entre las start-ups es contratar y mantener el #talento. A ciertos niveles, no sólo con un salario alto se les puede retener, a veces ni con beneficios sociales como un buen seguro médico u otros más inauditos como vacaciones infinitas es suficiente. Por eso es tan importante desarrollar una cultura fuerte, sobretodo aquellas que no tienen una figura de culto tan inspiradora como puede ser Mark Zuckerberg, Elon Musk o Steve Jobs.
En definitiva, crear una start-up y conseguir un crecimiento exponencial no sólo es tener una buena idea, hay que un largo camino a partir de ella para llegar a ser un #unicornio.