¿Cuál será el precio del miedo al fracaso?

En los últimos años estamos asistiendo a una creciente preocupación por promover el espíritu emprendedor como alternativa en favor del desarrollo económico y la creación de empleo, ante el evidente menoscabo de las fórmulas tradicionales de empleabilidad. Sin embargo, según datos del Global Entrepreneurship Monitor (GEM), solo el 8% de la población Europea se habría lanzado a emprender en 2013 (5,2% en España) frente al 12,7% en EE.UU, 14% de China o 17,3% de Brasil. Algo se nos está escapando.

Los datos proporcionados por el GEM, revelan que hay tres variables fundamentales que determinan la decisión de emprender:

Tradicionalmente se han centrado los esfuerzos en crear un clima favorable para la acción emprendedora (simplificación de los trámites, subvenciones, nuevas formas jurídicas…) y también en proporcionar una formación adecuada al futuro emprendedor, pero no se ha trabajado lo suficiente en la modificación de la percepción europea del fracaso que tantas buenas oportunidades está dejando escapar.

Y es que, según el último informe sobre el emprendimiento joven del GEM, el miedo al fracaso frenaría al 41,9% de los potenciales emprendedores europeos de entre 18 y 34 años y el 37,8% de entre 35 y 65. En España aumenta al 45,1% y 39,4% respectivamente, superada por Grecia, Italia, Bélgica, Polonia o Portugal. Esto no solo perjudica a las personas a las que la aversión al riesgo les impide llevar a cabo sus planes, sino también al entorno social y económico de los países.

La realidad es que poco a poco se va tomando conciencia de este problema y se aborda con creciente interés en los foros de impulso al emprendimiento, porque este cambio de percepción es fundamental. El que fracasa no es un fracasado, sino que ha tenido la suerte de pasar ya por ese punto de la curva de aprendizaje, lo que debería valorarse positivamente como signo distintivo de experiencia. Así es como el fracaso se percibe en Estados Unidos, donde por cierto, terminan acudiendo muchos de nuestros mejores emprendedores en busca de un poco de comprensión y nuevas oportunidades.

Luis Carlos dedicaba su última entrada del blog  ¿Por qué se nos va el talento de España? a los jóvenes españoles que emigran en busca de empleo y, mientras lo leía, me preguntaba si dentro de poco estaremos también hablando de la fuga de emprendedores como un asunto de vital importancia para la economía. Evitemos ésto, cambiemos el chip, disfrutemos de nuestros errores y tengamos siempre presente que, como dijo Thomas Edison, muchos fracasos de la vida han sido de hombres que no supieron darse cuenta de lo cerca que estaban del éxito cuando se rindieron.


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