LA GLOBALIZACION: UN MUNDO DESCONOCIDO

Cuando hablamos sobre la globalización, todo lo que se escribe o lo que se describe, es negativo, catastrófico o simplemente está asociado a un solo aspecto de lo que el proceso en sí mismo significa.

Por lo tanto, una forma de entender este proceso es que éste, va más allá de lo político y más allá de lo social, es un proceso de muchas dimensiones, es un proceso en fin, eminentemente cultural. De ahí, que debamos reflexionar sobre muchas preguntas, y que es necesario contestar para tornar sostenible nuestro actual estilo de vida. No hacérselas o no responderlas no se condice con nuestra condición de seres racionales capaces de ejercer su libre albedrío. Posiblemente, antes de lo que pensamos muchas de ellas pasarán a ser parte de los tópicos o conversaciones dominantes en nuestra cultura, resultando muy significativo que el asunto en cuestión sea objeto de portada en los medios de comunicación, por los diversos comportamientos violentos que sean producidos en algunas ciudades.

¿Pero cuál es el rostro de la Globalización? ¿Tiene rostro la Globalización? La globalización es un grandioso fenómeno que nos une , nos acerca unos a otros de un modo impensable hace unas décadas. Pero por otro lado, cada vez más los sociólogos y antropólogos están configurando un rostro de la globalización, que es menos cercana al ser humano, deshumanizadora.

Así las cosas, podemos afirmar que lo primero que se ha globalizado es la pobreza, aunque la cumbre de Génova, haya puesto medidas para luchar contra la pobreza, sin que haya tenido reflejo en la insensibilidad de los países desarrollados , de ahí que la irrupción en los procesos de mundialización ha contribuido a la riqueza entre los países desarrollados, dando lugar a generar diferencias dentro de las mismas estamentos sociales, de ahí que un rico de un país con grandes recursos económicos y un pobre de un país subdesarrollado, se aprecie un abismo cada día mayor. Quizá, esta desigualdad brote de las necesidades del nuevo trabajar y comunicarse.

¿Es posible que en los países más desfavorecidos del planeta pueda surgir una emergencia de creatividad y de talento? Tales condiciones de posibilidad residen, en mi humilde opinión, en la elevación y mejora del nivel educativo y cultural, para lo que resulta decisivo distinguir la información del conocimiento. Pues la información es algo externo al ser humano, y por tanto debemos distinguir la información del conocimiento. El conocimiento, en cambio, constituye el rendimiento vital por excelencia del ser humano. Este puede ser el rostro humano de la globalización, la posibilidad de intercambiar y difundir conocimientos en una sociedad en la que el saber es la riqueza de las naciones. El conocimiento no es propiedad de nadie, es difuso, no se agota nunca, se acrecienta al compartirlo. Mientras que la cara excluyente y cerrada de la globalización corresponde al “mercado universal”, cuyas transacciones acaban beneficiando casualmente a los mismos.


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