Una experiencia No Verbal

Después de la clase que tuvimos con Jorge, fui más consciente de lo imposible que es no comunicar y ese hecho me impactó, ya que incluso los silencios expresan, transmiten un mensaje y entablan una comunicación, aunque ésta no sea un diálogo o una conversación como la entendemos.

Considerando que la credibilidad de nuestro mensaje (de nuestra persona) se reparte en los siguientes porcentajes: comunicación verbal (7%), comunicación vocal (38%) y comunicación no verbal (55%), sentí una enorme curiosidad por indagar en este último aspecto, en conocer cómo se transmite aquello que no se dice y experimentar con este enorme potencial que todos llevamos “de serie” y que tanto desconocemos. Así que opté por ponerlo en práctica.

Antes de lanzarme a la aventura y correr el riesgo de despertar instintos agresivos en cualquier individuo, y recordando sabiamente la historia que Jorge compartió con nosotros acerca de un osado profesor que incomodó e incordió a una persona en el metro por mantenerle fija la mirada hasta despertar su ira, decidí comenzar por leerme la “Comunicación NO VERBAL” de Flora Davis. Es un libro muy rico, muy interesante, en el que la autora hace un inventario de técnicas utilizadas por investigadores de muchas disciplinas, dando diferentes enfoques psicológicos, antropológicos, etc. y mostrando los resultados de estos estudios.

En primer lugar, hice algunos ensayos para practicar alguna de las cosas que había leído en el libro y agudizar mi capacidad de atención y de observación. Escogí dos tipos de programas bien diferentes: Sálvame Deluxe y el Debate de la 1 que hablaba sobre el derecho a decidir.

Quité el volumen de la televisión y observé atentamente los gestos de los participantes, el movimiento de sus manos, los ojos, las pupilas, la posición de las piernas, la rigidez del rostro… para detectar las emociones y contemplar el efecto que producían en mí y también para averiguar si era capaz de interpretar correctamente las escenas que estaba contemplando. He de deciros que, sin ser santo de mi devoción, con el primer programa me descubrí a mi misma copiando los gestos, me ponía ojiplática y arrugaba el entrecejo y aunque terminé alterada y nerviosa sin saber muy bien por qué, sentí más emociones que con el segundo. En ambos fui perfectamente capaz de discernir lo que estaba ocurriendo y averiguar las diferentes posturas que tomaba cada cual, sin necesidad de escuchar que era lo que allí se decía.

Finalmente “pasé a la escena”. Escogí para mi experimento un suceso cotidiano, una conocida tienda de ropa, una dependienta y una chica sóla e indecisa. Antes de ejecutar mi plan me aseguré de haber coincidido con la chica al mirar ciertas prendas, de intercambiar miradas y alguna que otra sonrisa de complicidad.

Ya en los probadores, cuando salió con uno de los vestidos que había seleccionado puesto, le pidió consejo a la dependienta sobre cómo le quedaba y si ese color era más apropiado para una botas que se había comprado. Yo estaba detrás de la dependienta, a su espalda y aproveché una de las miradas de la chica para hacerle un gesto de desaprobación, negando ligeramente con la cabeza y arrugando mi nariz. La dependienta se percató de que algo pasaba y al girarse yo disimulé todo lo que pude para que no viese mi mensaje. Pese a no haber intercambiado una sola palabra con aquella chica y pese a los comentarios acertados de la dependienta acerca del vestido que tenía puesto, la chica lo rechazó y optó por otro de los que se había probado.

Yo salí tremendamente feliz de haber llegado a empatizar y conectar con ella sin haber hablado una sóla vez, interpretó mis gestos y su significado inmediatamente, creyó en mí… había logrado mi objetivo!!. Sólo lamento no haber podido ser sincera después con ella, pues el vestido que la dependienta le estaba vendiendo era mucho más bonito, me gustaba más…aunque quizá de no haber sido así, mi experimento no habría valido lo mismo.

Sólo deciros que los antropólogos señalan que los movimientos corporales no son fortuitos sino que se aprenden, lo mismo que una lengua. Sapir afirmó: “Respondemos a los gestos con especial viveza y se podría decir que conforme a un código que no está escrito en ninguna parte, que nadie conoce pero que todos comprendemos”. Esta es mi «storytelling» para captar vuestra atención.


¡Qué buena es la Regla del 7!

Vilfredo Pareto (1848-1923), fue un sociólogo, economista y filósofo italiano. En 1906, publicó un estudio donde recogía que el 20% de la población italiana, poseía el 80% de la riqueza, lo que posteriormente fue conocido como el Principio de Pareto o la Regla del 80-20.

Pareto estableció que un número pequeño de causas (en torno al 20%) producía la mayoría de los problemas o defectos (en torno al 80%).

…Y, ¿por qué cuento este rollo? porque el Principio de Pareto ha sido la base para elegir la Regla del 7 como punto a desarrollar.

…Y, ¿qué dice la Regla del 7? Pues algo tan sencillo como lo siguiente:

7 palabras por línea y,

7 líneas por slide.

Es un principio básico de simplicidad. Es decir, prácticamente condena las oraciones compuestas y las “parrafadas” al ostracismo.

…Y, ¿por qué lo he elegido? Encuentro que cumple el Principio de Pareto literalmente. Es decir, durante las jornadas de “Comunicación y Presentaciones Eficaces” hemos estudiado diferentes técnicas, tanto para desarrollar una presentación como para su posterior exposición. En lo que se refiere a realizar la presentación como tal, la Regla del 7 es una técnica entre otras tantas que habría que utilizar (20%), pero sólo su utilización produce un resultado final prácticamente correcto de la presentación (80%).  Cierto es, que tendremos que saber combinar los colores, elegir el tipo de letra adecuada, escoger un tamaño legible, utilizar imágenes atractivas, etc… pero el simple uso de la Regla del 7 es, con diferencia, de una potencia extraordinaria en cuanto a resultados.

Creo además, que pedagógicamente es tan importante el contenido como el continente, y en este sentido la Regla del 7 cumple el principio básico de la sencillez. Qué quiero decir con esto; todos recordamos (por lo menos “los de ciencias”) que la fuerza es igual a la masa por la aceleración, formulita muy fácil de recordar grabada a fuego durante muchos años de estudio, pero que, para determinados problemas resulta de difícil aplicación. En este sentido, la Regla del 7 tanto en contenido como en continente resulta elemental, por lo que probablemente trascenderá al resto de nuestra carrera profesional.

Como aportación personal, después de darle una “pensada” al asunto, me gustaría complementar la Regla del 7 añadiendo lo siguiente:

7 palabras por línea y,

7 líneas por slide.

7 slides por punto y,

7 puntos por presentación.

Como la original Regla del 7, sólo pretendo dar un orden de magnitud, el que nos llevaría a la presentación “ideal”.

De la “nueva” Regla del 7, se deduciría que la presentación “ideal” constaría de 49 slides (7 puntos x 7 slides/punto). En este sentido, considero que para una presentación comercial de una hora (que es un tiempo razonable para mantener una reunión) sería necesario dedicar aproximadamente un minuto por slide, lo que generaría un backup de 10 minutos para posibles preguntas o consideraciones, y produciría un ritmo lo suficientemente fluido para captar la atención de la audiencia.

No suena mal, ¿no?.

 


La emoción de comunicar en la empresa del siglo XXI

Executive MBA Madrid

Executive MBA Madrid.

Comunicar es emocionar. Pero emocionar hoy no es conmover ni convencer, en el sentido que un orador clásico podía dar a su discurso cuando se dirigía a un tribunal. En la empresa del siglo XXI, comunicar es compartir visión, entusiasmo, una forma vital de afrontar los retos. Es la garantía de que aquel a quien confiamos nuestro proyecto más querido o complejo hará algo tan difícil como contratarlo o como ponerlo en marcha. Lo hará suyo.

Imaginémonos, después de mil batallas, con la aprobación del presupuesto para aquella iniciativa largo tiempo soñada. ¿No querríamos ver en la presentación de nuestro equipo o de nuestro posible contratista algo más que números y precios? En el fondo, lo que seguramente persigamos en ellos es complicidad. Creer ciegamente al “otro” incluso cuando sabemos que en su lugar seríamos capaces de mentir, como decía Mencken.

Emocionar no es impactar. No es exacerbar el ánimo de la audiencia, igual que una tragedia de De Amicis, ni conseguir inflamados aplausos. En un mundo en crisis como el que vivimos, donde los grandes gestos cotizan a la baja, el verdadero reto comunicativo es empatizar sinceramente con quien trabajas e involucrar a aquellos con los que te relacionas.

Como recordaba Jorge Maidana en un tuit no muy lejano, “comunicar es dar”. Pero la pregunta, entonces, es qué hay que ofrecer. Hace años, con toda probabilidad, hubiéramos contestado que un buen producto, un discurso bien estructurado y una puesta en escena correcta. En estos tiempos en los que la credibilidad surge a cuentagotas, y en especial en el ámbito de los negocios, lo que muchos esperan encontrar en el resto es ilusión y épica, voluntad y pasión en lo que cada cual representa.

 

 

Hace ya unos años, Simon Sinek explicaba en el ciclo de charlas “TED” cómo los grandes innovadores de los últimos cien años no habían triunfado por tener las mejores ideas, los equipos más completos o los presupuestos más poderosos. Ni siquiera por comunicar su hallazgos a través de los medios de masas más poderosos. Apple, Martin Lutther King o los hermanos Wright ganaron sus respectivas apuestas porque emocionaron más que sus adversarios: en lugar de contar lo que hacían construyeron un relato propio sobre los motivos que les habían llevado a hacerlo. I have a dream, sería el resumen.

La comunicación actual se construye sobre narrativas. Nos habla de valores a prueba de bombas y de promesas en ciernes. No es casualidad que en un planeta cada vez mas global, inmediato e “infoxicado”, la cultura comunicativa que se imponga sea la que emerge de Internet y de las redes sociales: audiovisual, directa, abierta y cooperativa. Ahí, la ética hacker o el Manifiesto Cluetrain son referencias obligadas.

 

[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=ByrTEN__6js[/youtube]

 

Ser uno mismo, en una reunión, en una presentación, en un coloquio con nuestros compañeros y empleados, es más de lo que necesitamos para comunicar con éxito. Y, sin embargo, eso requiere a su vez acabar con muchas creencias, armarse de fe en lo que hacemos, conocer el entorno en el que nos movemos, humildad, duro entrenamiento diario… y aprender también a escuchar.

La comunicación efectiva es la habilidad para transmitir los sentimientos, creencias y opiniones propias con honestidad, autorrespeto y oportunidad” (Norman Vincent).

 


Preparando presentaciones y reuniones eficaces con Mapas Mentales

Hace un par de años asistí a una sesión formativa que trataba de innovación y creatividad en la que me enseñaron a utilizar una herramienta que ha cambiado mi forma de trabajar y de prepararme las reuniones y las presentaciones, los Mapas Mentales (http://es.wikipedia.org/wiki/Mapa_mental). Durante la última clase de Jorge de Comunicación y Presentaciones eficaces me estuve acordando mucho de esta sesión por varios motivos.

Uno, como diría Jorge, el espectador es infiel y es inevitable que se produzcan pequeños momentos de distracción en los que tu mente se va un rato. ¿Por qué sucede esto? Como vimos en clase, nos resulta prácticamente imposible mantener la atención de forma constante en una tarea durante un periodo de tiempo prolongado, pero hay más, nuestro cerebro muy pocas veces funciona de forma lineal y nos cuesta mucho realizar trabajos que así lo sean. Tendemos a saltar de una idea a otra porque tenemos pensamientos asociativos: una palabra, un concepto, un olor, una imagen hace que se abra otro hilo de pensamiento en nuestra cabeza. El mapa mental funciona así, la forma de trabajar con ellos es primero recopilar todas las ideas que nos surgen, pero sin necesidad de ponerlas en orden, para luego poder asociarlas y al hacerlo, hilar el discurso.

Cuando Jorge nos comentaba que antes de una presentación debíamos prepararla, pensarla, planificarla, estructurarla, sacar el mensaje… inmediatamente me puse a pensar en cuál es el proceso que sigo yo en esta preparación y me di cuenta de que los mapas mentales me sirven no sólo en el proceso de preparación sino como esquema en la propia presentación y, a veces, como el soporte de la presentación.

Normalmente al preparar una presentación nos surgen ideas sueltas, conceptos a desarrollar, cosas que queremos transmitir. El mapa mental nos permite plasmar esas ideas primero de forma suelta y luego ir diagramando una estructura, organizar todo aquello que queremos decir, extraer cuál es la idea principal y organizar todo nuestro discurso alrededor de la misma.

Buzan (1996) describe en sus libros que el mapa mental tiene cuatro características esenciales:

  1. El asunto o motivo principal cristaliza en una imagen central è que engancha muy bien con lo de qué idea quiero transimitir
  2. Los principales temas del asunto irradian de la imagen central de forma ramificada.
  3. Las ramas comprenden una imagen o una palabra clave impresa sobre una línea asociada, los puntos menos importantes están representados como ramas adheridas a las ramas de un nivel superior.
  4. Las ramas forman una estructura de nexo y de unión conectadas.

Otra de las tareas de preparar una buena presentación era la documentación, veíamos que por un lado estaba el soporte para la presentación, que cubría un fin específico y que, aunque hoy en día se hacía de éste lo que no era tratando un ppt como si fuese un Word, no es para lo que están diseñadas, para eso estaría la documentación adicional que se entrega tras la presentación. Y por otro lado teníamos las notas propias que nos servirían de referencia para realizar la presentación. En esta tarea es en donde más me han servido los mapas mentales por varias razones:

Como os decía antes, de forma puntual, he utilizado incluso los propios mapas mentales como soporte de la presentación y haciéndolo con Prezi. Ambas herramientas comulgan muy bien ya que mediante Prezi puedes ir recorriendo cada rama del mapa mental.

Hay muchos artículos relacionados sobre la aplicación de los mapas mentales en las empresas más allá del trabajo individual. Algunos ejemplos: http://www.recursosparapymes.com/gratuito/mapas-mentales.pdf

Os dejo algunos enlaces y referencias de interés que me han resultado muy útiles o curiosos:

Espero que a quien no los conociese le haya resultado entretenido e incluso quiera lanzarse a probarlo y, en cualquier caso, estaría encantada de conocer vuestros trucos con los mapas mentales.


Comunicación y Presentaciones eficaces.

No se concibe el mundo sin comunicación. Es necesaria para la transmisión de información entre emisor y receptor y viceversa. No sólo se transfieren datos, cifras, etc… nos permite expresar emociones, sentimientos y opiniones. A pesar de que las nuevas tecnologías avanzan a pasos agigantados, los métodos de comunicación tradicionales no pierden importancia. Son más humanos.
La presentación es una forma de comunicación donde un ponente expone un tema específico a una audiencia en particular. Es una forma de comunicar.
Tenemos que comunicar con impacto, es decir, que el mensaje se quede grabado en los receptores gracias a nuestras habilidades en la comunicación mediante una buena presentación. Muchas técnicas se conocen para conseguir este objetivo, pero me quedo con darle importancia al comienzo y final de la intervención, ser claro y conciso en el mensaje, averiguar sobre la audiencia y saber adaptarse a ella (posibilidad de interacción), tener un guion y una estructura bien definidos, prestar atención al lenguaje corporal y saber escuchar….
La única forma de avanzar en lo anteriormente citado es mediante la práctica y el entrenamiento. Fuera miedos. Si somos capaces de controlar todo esto, comunicaremos con impacto y se verá reflejado tanto en nuestra vida profesional y más importante aún, en la personal.


El primer mensaje golpea dos veces

Lo primero que digamos será lo que realmente comuniquemos. Quizá sea un aspecto obvio para algunos pero creo que en general no se conoce la importancia de expresar el mensaje más importante al principio de las comunicaciones. Esta técnica, que proviene de los periodistas en la que abren con el titular y después narran la noticia, es la que ha triunfado en el mundo de la comunicación en contraposición a una narrativa puramente cronológica. Uno de los motivos por el que triunfó fue, según se ha comentado en clase, porque en tiempos en los que las noticias se enviaban por telégrafo, en caso de interrupción del mensaje si había llegado el titular y las primeras frases de las noticias al menos se obtenía un artículo más corto pero con la información más importante. Hoy en día estamos acostumbrados a estar continuamente bombardeados por información muy concentrada y resumida y cada vez nos cuesta más mantener la atención, con lo que empezar cualquier comunicación con la información más importante es el mejor método para asegurarnos de que, al menos el mensaje de mayor valor, ha sido recibido.

El orden en el que contamos las cosas puede ser decisivo en lo que comuniquemos. En este sentido, os aconsejo el siguiente experimento realizado por National Geographic (basado en el libro del premio nobel de economía Daniel Kahnerman titulado Thinking fast ans slow), en el que dos gemelas acuden a una entrevista y ambas se describen con los mismos adjetivos. La única diferencia es que una de ellas elige empezar por adjetivos positivos y otra por adjetivos negativos. Veamos lo que ocurre:

[youtube width=»480″ height=»360″]http://www.youtube.com/watch?v=ncbvUfEZ_pM[/youtube]

Es sorprendente que simplemente el orden de unas mismas 6 palabras comuniquemos dos cosas tan distintas. Al parecer nuestro cerebro, acostumbrado a etiquetar continuamente (para sobrevivir) y de forma inconsciente, etiqueta los mensajes que recibe en base a las 2 o 3 primeras palabras y básicamente es eso lo que realmente nos cala en lo más profundo del cerebro. Después, a la hora de tomar una decisión recurrimos a esa parte emocional del cerebro y a partir de esas «etiquetas» generamos nuestra decisión.

Es duro admitir que un simple orden de las palabras pueda ser tan decisivo pero a la hora de comunicar no podemos ir en contra del funcionamiento de los cerebros de nuestra audiencia. Por tanto, a la hora de comunicar un mensaje importante adaptaremos el orden de nuestros mensajes para que los de mayor valor se expresen al principio.

 


¿Última parada?

A lo largo del curso he escrito varios posts, comparando este año con un viaje. Un viaje que comenzamos hace un año en el salón de actos de la EOI con una mezcla de temor, ilusión y timidez. Todavía recuerdo las tímidas presentaciones iniciales y las primeras charlas en el cocktail de bienvenida.

Nada que ver con los «cocktails» de Peñascales, Navidad, San Francisco, Fin de clases, etc.
Hace unas semanas que presentamos los proyectos, hito final del ExMBA y después de hablar con los compañeros todos sentimos una sensación entre liberación y nostalgia o morriña (va por ti delegado 😉 )
Continuado con la metáfora del viaje, este ha sido de mucho trabajo pero ha sido superado gracias al gran grupo que hemos formado los compañeros (nunca olvidaremos esos whatsapp interminables para resolver dudas) y también gracias a los amigos, familia, parejas, etc que nos han aguantado o mejor dicho no nos han ni aguantado porque no hemos tenido tiempo para ellos.
Posiblemente esto del grupo unido, único, grandes compañeros, bla, bla.. pueda sonar a tópico pero creo que con esta promoción no lo es. Siempre había alguien o ¡todos! para echar una mano en contabilidad, estrategia, operaciones, análisis financiero, valoración, comercial…

Espero que esta parada del viaje no sea la última, solo sea una escala y que sigamos de vez en cuando realizando viajes juntos aunque por motivos de agenda tengan que ser mas cortos.
¡Gracias compañeros por vivir esta experiencia juntos!
Nos vemos en el camino.


@yo_me_cuido visita SalAIA, el Salón de Productos y Servicios para Alergias e Intolerancias Alimentarias

Desde el viernes 31 de mayo  hasta el domingo 3 de junio (si alguno de vosotros lee esta entrada hoy aún está a tiempo de acudir), se celebra en Madrid SalAIA, el salón de productos y servicios para personas que sufren alergias alimentarias. El encuentro se celebra en el Hotel Convención en Madrid (metro O’ Donnell).

 

 

El equipo de Yo me cuido nos hemos desplazado hasta allí para conocer personalmente a los expositores, intercambiar opiniones y presentarles nuestro proyecto. Todos han insistido en la importancia de la concienciación, la información y la formación de afectados y empresas para lograr una aproximación global al problema de las alergias alimentarias, que tiene un impacto tan importante en la sociedad. Además, hemos podido comprobar como la preocupación por cuidar los ingredientes de lo que comemos, por supuesto, no es exclusiva del colectivo de afectados por alergias alimentarias: cada vez más personas desean tener información transparente sobre cómo están elaborados los productos de nuestra nevera.

Muchas de las empresas presentes en la feria, como Tot d’ una, un pequeño obrador artesanal en Cardedeu especializado en repostería sin gluten, sin leche, sin huevo y vegana, nos mostraban su intención de crecer tras la buena acogida inicial que habían tenido sus negocios. La gerente nos explicaba como a su pequeña tienda llegaban personas no sólo de la provincia de Barcelona, sino también de las provincias aledañas, buscando los dulces que no pueden adquirir en otros sitios. Ahora, se plantea abrir una tienda online, para hacer llegar sus postres hechos uno a uno con cariño, a otros rincones. Su mayor ilusión: seguir viendo la cara de los niños cuando entran a su local y sus padres les dicen que, de lo que hay allí, pueden elegir y comer cualquier cosa.

Por cierto, Yo me cuido estrena cuenta en Twitter. ¡Síguenos si te interesa nuestro proyecto!


Lo que sí podemos aprender

Venimos a conocer cómo se hacen negocios en San Francisco, y vemos que no tiene nada que ver con nuestro modo de trabajar» le dije, “El modo de hacer negocios en San Francisco es diferente a todo lo demás, es algo que solo ocurre aquí, en el Valle”. Esta pequeña conversación “de café” la mantuve con uno de los estudiantes que defendía con un Pitch uno de los proyectos en Innovate@Berkeley Startup Fair , un evento en el cuál, jóvenes estudiantes presentaban sus proyectos de start up y recibían “feedback” de jueces de empresas de capital riesgo que les ayudan a mejorar sus planes de negocio.

Y esto es lo que me hace reflexionar que es muy importante contextualizar nuestra visita y todo lo que allí tuvimos la oportunidad de conocer y observar. Son muchas las cosas que descubrí en San Francisco, relacionadas sobre todo con la emprendiduría, la financiación de start ups, la gestión del talento, pero no todas podemos meterlas sin más en nuestra maleta y ponerlas aquí a funcionar, porque son endémicas de un ecosistema muy diferente al nuestro, ni mejor ni peor, diferente, y aquí en sí mismas no funcionarían.

En este post, por tanto, voy a tratar de resumir aquello que aprendí y que sin embargo sí creo que podemos tratar de implantar en nuestra día a día.

El intrusismo no existe, no importa cuál sea tu función en la empresa, puedes dedicarte a la ingeniería de software, pero si tienes una buena idea para el plan comercial, te escucharán, la tendrán en cuenta, nadie se verá dolido porque te has metido “donde no te llaman”.  Así funciona Hattery una empresa de innovación y diseño con orientación “social”. En esta empresa semanalmente se pone en común el estado de sus proyectos y comparten ideas entre equipos y departamentos, favoreciendo la comunicación y la colaboración.

Pero esto no es nuevo, es parte de la cultura americana, no les importa lo que hayas estudiado, ni cuál sea tu formación, lo que importa es LO QUE ERES CAPAZ DE HACER.

La productividad o como aprovechar el tiempo al máximo. Debo reconocer que cuando vi el programa definitivo que nos dieron el primer día sentí cierta desilusión cuando comprobé que la mayoría de las visitas a las empresas estaban programadas para una hora de duración. Pensé, ¿hemos venido desde el otro lado del charco para estar una hora en Ideo? ¿y qué es lo vamos a hacer en una hora? No nos da tiempo ni a empezar… Pues debo reconocer que nos dio tiempo, y mucho, en cada una de las horas que compartimos con las diferentes personas que nos recibieron. Me parece aún increíble pensar todo lo que nos contaron en esos 60 minutos en Nest o en Ideo o en nuestro encuentro con Alfredo Rivela de Nomaders. No se trata solo de trabajar, se trata de ser eficiente, de no desviar ni un minuto de tu tiempo en del trabajo que estás realizando. En Nest, visita en la que nos recibieron muy abiertamente y contestaban con dedicación cada una de nuestras preguntas llegaron a decirnos que ya estábamos fuera de tiempo, que ellos debían volver al trabajo y que nosotros nos teníamos que ir. Nos habíamos pasado 15 minutos sobre lo previsto, ¿Falta de educación? No, profesionalidad, control del tiempo al servicio de la productividad.

Cuando tengas una idea, construye un prototipo, no hables de la idea, no discutas sobre la idea porque entonces, la discusión será sobre opiniones. Las discusiones sobre un prototipo son objetivas, porque éste funciona o no funciona, en seguida la discusión se acaba y puedes corregirlo y seguir construyendo. Esto nos lo contaron en Ideo, donde algo de experiencia en el diseño de nuevos productos tienen… lo vimos también en la Design School de Stanford, en la que dimos un paseo interminable por todos los talleres que los estudiantes tienen a su disposición para construir con sus propias manos los prototipos de sus proyectos.  Y va más allá, cuando tengas un prototipo que funcione, lánzalo al mercado, no esperes a que sea perfecto, haz que el público, que el mercado lo vaya perfeccionando, Zubin Chagpar, Director de Step One Ventures US nos comentó un día una frase que recoge muy bien este concepto “Si lanzas al mercado algo de lo que no estás avergonzado es porque has esperado demasiado tiempo para lanzarlo”. Hasta los estudiantes de Innovate@Berkeley tenían prototipos de sus productos o Apps.

Esto está muy relacionado también con el concepto “Learning by doing”, aprender haciendo, u otro de los temas recurrentes en cada visita “menos hablar y más hacer”. Pero para poner todo esto en práctica es crítico que aprendamos de la “cultura del error” que tienen allí. Ya ha sido comentado por muchos de mis compañeros, con ese estupendo cartel que vimos en la d- school y que se nos grabó a todos “a fuego”- “Nada es un error, no hay triunfo ni fracaso, solo hay HACER”– pero es cierto, si aprendes haciendo te equivocarás, porque estás aprendiendo, entonces lo que hay que hacer es “abrazar el error” como nos decían allí, asumirlo y sobre todo aprender de él, levantarse y volver a intentarlo.

En conclusión, si aprendemos que el error es positivo e implica en sí mismo un aprendizaje, nos atreveremos a arriesgarnos, a hacer cosas que no sean perfectas porque podrán perfeccionarse en el camino y solo así podremos contribuir a la innovación. Nos atreveremos a confiar en lo que somos capaces de HACER y no solo en lo que hemos estudiado y podremos entonces aportar ideas nuevas y colaborar con otros departamentos sin que nos consideren unos intrusos, porque lo único que importa es lo que cada uno de nosotros podemos aportar.

Por último, os dejo con una reflexión que me encontré en el “toilette” de The Hub, estos americanos, no pierden ni un minuto 🙂

 

 


5 lecciones que se colaron en mi equipaje- Pragmatismo americano

Del corazón a la razón: resumir en 5 lecciones (y solo 5) el bagaje adquirido en los 10 días de estancia en San Francisco, es mucho resumir. Todo un ejercicio de pragmatismo. Bien empezamos.

Es obviar descubrimientos como el ruso blanco a bordo de un ferry entre Sausalito y el Pier 39, olvidar por un momento las cuestas que suben después de otras cuestas que suben, las camareras chinas que te sirven deliciosos platos como si te perdonaran la vida y las noches de chicas, al estilo fiesta de pijamas con 15 años de más (¡gracias, Juncal!).

No importa, esos recuerdos no van a desaparecer fácilmente. Laten. Del corazón a la razón: 5 lecciones (y solo 5) que me comprometo a poner en práctica desde hoy mismo. Vamos a ello:

1. Estar alineado es la clave

No hay lugar para individualismos, el proyecto está por encima de los intereses personales. Poco importan tus credenciales, cuántos títulos cuelguen de la pared de tu salón o cuáles sean tus apellidos. Se acabaron las parcelas de poder y los despachos con un nombre en la puerta. El intrusismo profesional no existe. La cuestión es mucho más simple: ¿qué valor diferencial puedes ofrecer a este proyecto? Deja de preguntarte qué puedes obtener tú y empieza a plantearte qué puedes dar, qué van a recibir tus clientes y qué legado quieres dejar a tu equipo.

Luchar por un objetivo común te aportará mucho más que la recompensa en sí de lograrlo (o no), te proporcionará las herramientas para acometer nuevos retos en el futuro.

Cuando emprendas tu viaje a Ítaca

 

2. ¡Es el equipo, estúpido!

No es que lo diga yo, sino que ya lo decía mi amigo Pedro Robledo al año de fundar su start-up: no valen los buenos, necesitarás a los mejores. Y, seguramente, no vas a poder pagarlos.

Iniciar un negocio requiere rodearse de las personas adecuadas. Todos los emprendedores del Valle lo han repetido una y mil veces: es el equipo quien puede llevar una idea a lo más alto, o defenestrarla aun siendo una excelente idea.

Zubin Chapgar de StepOne lo condensó de forma muy gráfica: ¿te casarías con tus socios? Selecciona meticulosamente aquellos perfiles que te complementan, comprueba que todos entendéis lo mismo por la palabra compromiso y trabaja duro para asegurar que la confianza no se quebrante.

Por supuesto, retener a los mejores no es sencillo (¡tampoco lo es «retener» a tu pareja!): cuida a tu equipo, mímales, reconoce su esfuerzo y sus aportaciones… eso, o se irán a la competencia.

 

3. Business is business

He venido aquí a hacer negocios, lo que implica hablar claramente de dinero y plazos. Tengo un tiempo limitado y considero el tuyo también es valioso, así que aprecio que me cuentes en qué y cómo propones que colaboremos. Sin preámbulos, sin ser descortés, pero mejor si vamos al grano y ponemos los puntos sobre la mesa cuanto antes.

Por favor, no acapares la reunión: está programada de antemano y sabes que tenemos 15 minutos, así que mejor que seas conciso para que todos podamos exponer nuestro punto de vista.

Gracias.

 

4. El fracaso te lleva al éxito

Ya lo apunté en mi blog personal. Al pensar en San Francisco, ésta es sin duda la primera frase que me viene a la cabeza: «el fracaso te lleva al éxito». Como bien señalaba Pablo de la Iglesia, no me refiero al fracaso inconsciente del que no se ha preparado para la batalla, sino al fracaso ponderado pero inevitable de aquel que actúa y tarde o temprano se equivoca.

Errar es humano. Encontrar las fuerzas para levantarse tras la caída, sacudirse el  polvo y analizar la situación con espíritu crítico, nos acerca cada vez más a la excelencia. Me repito: no hay éxito tras éxito, ni existen los resultados siempre a la primera. Fallar es un eslabón más del aprendizaje.

 

5. ¡Deja de pensar!

Hay algo más divertido que pensar: hacer.

Cuando creas que tienes que darle otra vuelta al papel y analizar bien si tu cifra potencial de clientes es realista, es el momento de ponerte en marcha y salir al mercado a obtener feedback. ¿O se te ocurre otra forma mejor de confirmar tus números?

Si reflexionar y madurar las ideas es inteligente, paralizarte por los supuestos y perderte en los folios llenos de garabatos es un intento desesperado de esconder tu miedo.

Reconocerlo e identificarlo es el primer paso. El segundo, es hacer. Y el tercero, también.

 

Lo advertí, pragmatismo americano en estado puro.



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