San Francisco, Una realidad.
Al llegar a España y contar a muchos de mis compañeros la experiencia vivida en este viaje, recibo caras de asombro: Inteligencia Artificial, Coches autoconducidos, bancos virtuales; todo esto qué para mucha gente parece estar a años luz, es una realidad en San Francisco. Y es entonces cuando te das cuenta de lo enriquecedor y diferencial que es interesarse por lo que pasa en el mundo.
Las personas que están diseñando el futuro no están en nuestra zona de confort, ni en un entorno cercano. Están viajando, conociendo cosas nuevas, innovando, investigando. Me siento muy agradecida de haber conocido a algunas de ellas, de haber tenido la oportunidad de saber más acerca de sus inquietudes, de sus deseos de crear, y de esa chispa de curiosidad y envidia “sana” que han despertado en mí.
Después de este viaje solo me queda plantearme si lo que estoy haciendo es lo que quiero hacer, si soy parte de un todo que se deja llevar por las circunstancias o si lo que debería estar haciendo es estar más cerca de la tecnología, del desarrollo y de la investigación.
Cómo es posible traer todo esto a nuestro entorno de trabajo, proponer y ayudar a mejorar. Cuestionar si hay alguna manera mejor de producir, más eficiente, más cómoda, cómo podemos ayudarnos de la tecnología para hacer que esto suceda. O cómo podemos apoyarnos en los nuevos modelos de negocio o generar nuevos productos que ayuden a nuestras empresas a ser más rentables, a no quedarse atrás cuando los nuevos gigantes tecnológicos se lleven el mercado.
Desde luego hay que intentarlo, ya sea desde nuestros puestos de trabajo o fuera de ellos, porque lo que está claro es que no hay nada que perder.