La Creatividad y su Erradicación
El título de este post pretende provocar, pero bien pudiera ser el de algún manual que hubiera leído quien diseñó el sistema educativo estándar. En mi opinión el segundo capítulo fue «como crear personas sin cultura financiera», pero eso es asunto para otro post.
En esencia, se ha diseñado un sistema por el cual los premios se otorgan cuando se llega a la hora, se respectan los formatos de entrega, se hace exactamente lo que se ha indicado, no se corren riesgos y se molesta lo menos posible. En esencia, lo que se busca es conseguir personas disciplinadas y obedientes que puedan integrarse en una cadena productiva con la mayor facilidad posible, socialmente parecidas a las demas y con aversión a salirse de las líneas.
Es claro que los valores descritos no son por si mismos negativos: La disciplina personal es necesaria para lograr nuestros objetivos y tenemos que integrarnos en una sociedad que tiene normas. El problema es cuando esos valores son los únicos valores y todo el sistema de recompensas está diseñado para evitar la espontaneidad.
La «hoja de ruta» educativa así diseñada es perfectamente válida para generar obreros fabriles: puntuales, uniformes, fiables y nada creativos… pero le falta al menos el 50% de lo necesario para crear trabajadores aptos para la Sociedad del Conocimiento. Las reglas han cambiado y nuestra educación sigue siendo del siglo XIX.
Y viendo como nos han educado, no es extraño que pensemos «que raros son estos de Google que tienen futbolín en el trabajo y pueden pararse sentados a pensar en un sofá», al fin y al cabo nos han inculcado la idea que para trabajar uno llega a la hora que le han dicho y se sienta en una mesa (a la que le creció un ordenador a modo de apéndice en los años 80).
Cuestión de entorno
Como ha dicho algún compañero, «pese a los esfuerzos por conseguir lo contrario», la creatividad del ser humano está tan arraigada (yo creo que es una adaptación Darwiniana para sobrevivir) que sigue ahí pese a los denodados esfuerzos por destruirla.
En mi experiencia personal, querido director general de la empresa del ayer, para eliminar cualquier rastro de creatividad (y con ello de innovación propia) de tu empresa deberás conseguir que:
– La línea de mando no la favorezca. Incluso que llegue a verla como un problema.
– Trabajar siempre igual, sin espacio para la mejora continua.
– Evitar una consideración real de la empresa por su capital humano más allá de la mera capacidad “Tayloriana” de producir rápido y barato en base a “echar horas” pero no mediante innovación en gestión, métodos o sistemas. (Hay… que español es esto).
– Reducir la vida personal del trabajador para que no surjan ideas descontroladas, fuera del trabajo.
Si por el contrario contratas gente inteligente y creativa y estás dispuesto a que se ganen el sueldo:
– Permite que exploren disciplinas distintas, a veces hay principios y conceptos que pueden trasladarse de un área a otra.
– Permite un tiempo para la reflexión activa, sólos y en grupo.
– Favorece la formación y la exploración de las técnicas ya exsitentes (evitar invertar la rueda).
– Valora las aportaciones vengan de donde vengan. Crea un entorno donde se pueda reconocer la idea a su creador y evitar la cómica y estereotipada situación en la que la secretaria tiene la idea y su jefe los méritos.
– Intenta que se trabaje en condiciones de Eustrés (estrés positivo) y flujo.
– Sistematiza la innovación.
El capital humano está ahí y la posibilidad de aprovecharlo o no la tienes en tus manos.