BUSCO NOVIO PARA MI NOVIA II/II

Cambio, cultura y futuro

Se ha definido la cultura de mil maneras. Una de ella (a mí me gusta mucho) dice: cultura es todo aquello que recordamos después de haber olvidado lo que hemos aprendido.

No hay motivo para olvidar. De todo y por todo se aprende. El aprendizaje es consustancial con cada persona. Cada quien aprende de una manera diferente; pensando, estudiando, creando, haciendo, imitando, recordando, e incluso improvisando o jugando.

Lo que está claro es que quien no aprende se queda atrás. Y también está claro que quien se queda atrás ni protagoniza, ni vive el cambio. Si existiera una evidencia real por encima de cualquier circunstancia sería la aceptación rotunda y consciente de que hoy la sociedad está en permanente cambio.

Todas las situaciones tienden a cambiar. Es un cambio rápido y a veces traumático, pero es un cambio accesible porque está en la genética diaria de nuestra cultura. Nunca antes el cambio había sido tan patente. Nunca tan nuestro. El cambio pone en cuestión la validez de “todo”. Las situaciones estables, el equilibrio, la permanencia, han dejado de existir. La realidad y el momento se han hecho flexibles.
Cuando algo no funciona, cuando algo cansa, cuando algo no encaja adecuadamente o cuando tiende al inmovilismo se cambia y ya está.

Los periodos de “noviazgo” se hacen cortos, tremendamente dinámicos, generadores, ricos y eficientes. Si no es “así”, el noviazgo se acaba. Como reza el famoso proverbio latinoamericano: “un paso para atrás, ni para coger impulso”.

En la otra cara de la moneda, está el destrozo, el dolor que puede causar el cambio. Cambiar no significa destrozar lo anterior, dejar sin valor el pasado inmediato o renunciar a los momentos de “placer” que los noviazgos anteriores nos hayan provocado.

Ese pasado forma parte de nuestra cultura ¡y de qué manera! Sin nuestro pasado no existiría este presente. “nada que nos rompa y todo que nos componga”. Así explicaba Mike Resnick (en su obra “La dama oscura y un romance del futuro lejano”) la mejor manera de afrontar el futuro. Cambio, cultura y futuro son buenos mimbres para un futuro estable.

“Que a nadie se le ocurra juzgar banalmente el futuro porque, con suerte, será su próximo hogar” (Voltaire).
Cambio, cultura y futuro son buenos pretendientes para el noviazgo. Son buenos novios para hacerlos compañeros de la vida.


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