Cambiar algunas cosas
Todo igual, todo igual. Siempre lo mismo, por bueno que sea, termina causando un efecto destructivo. Los grandes CEO´s se han distinguido por iniciar los procesos de cambio en los mejores momentos de sus organizaciones. Cuando todo va fenomenal es el momento de plantearse el cambio. Cuando todo va realmente mal no hay proceso de cambio que lo pueda solucionar.
Desde una perspectiva de Coaching, siempre se procura que el coachee acepte el cambio de algunas cosas. Mucho cuidado con ser maximalista, porque muchas cosas al mismo tiempo ni se pueden, ni se deben cambiar. Los cambios profundos son más cualitativos que cuantitativos. Cambiar por cambiar tampoco reporta mayor beneficio. Todo cambio debe ir dirigido a un objetivo, y el primer objetivo es siempre la mejora personal (o profesional) de cada quién.
Me atrevería proponer cambiar alguna cosa:
En primer lugar sería bueno que fuéramos despidiéndonos del apoyo a lo tangible y que lo intangible ganara posiciones en nuestros sentimientos, emociones y voluntades. Darle prioridad a las realidades intangibles es adentrarnos en un mundo mágico de percepciones infinitas (y subjetivas) que harán cambiar nuestros conceptos, nuestras medidas y nuestras metas finales. Para Shen Kuo esas metas serán siempre superiores a las que podamos tener en un mundo tangible.
En segundo lugar podríamos cambiar el “si condicional” por el “sí afirmación”. El si condicional es una excusa que nos buscamos para no hacer algo, o simplemente para dejarlo en lo abstracto. Solo podría llegar al si afirmación si se dan o se producen los condicionantes que nos hemos inventado. El sí afirmación si es una realidad, representa la voluntad y el esfuerzo de haberlo hecho. Vivir en el sí condicional es morir un poco cada día.
El tercer cambio que propongo es audaz y divertido, cambiemos el reloj por una brújula. Desde Víctor Frankl son cientos las personas que han escrito sobre este tema. Cambiar la dictadura del tiempo por el deseo de llegar a nuestros objetivos, tener el norte claramente marcado, saber dirigir nuestras acciones, buscar la satisfacción en el resultado, alcanzar la plenitud a través de nuestro destino y sobre todo no perder el rumbo, mantener la motivación y respirar el aroma de nuestro equilibrio personal.
Finalmente me gustaría recomendar un cambio hacia la acción. Quien hace una cosa cada día, por pequeña que sea, habrá hecho mucho al final del año. Por eso hay que cambiar el sueño por la intención. Y poco, muy poco después cambiar la intención por intentarlo. Hemos pasado de un onírico pensamiento irrealizable a una acción, que seguro algo nos aportará. Un viejo refrán decía que “aunque no sepas lo que estás buscando, si realmente lo quieres se te cruzará en el camino”.