Fabricando líderes globales (2/2). Y con afán
Hemos visto que el conocimiento de los nuevos mercados y demanda y la capacidad de negociación son dos competencias indispensables para actuar como líderes o directivos en un mundo y en un mercado global. Veamos ahora aquellos que es imprescindible hacerlos con ímpetu y afán.
Más allá de la competitividad se encuentra el principio de resistencia. Desde la estrategia militar de griegos y romanos se sabe que quien resiste, gana. La capacidad de resistencia es sin duda un estado de ánimo, una manifestación de la personalidad y un criterio de profesionalidad valiosísimo para navegar en la tela de araña del mundo global.
Resistir es permanecer y vencer sobre los demás y a los ataques que vienen de manera continuada tanto desde el exterior como del interior. Resistir es amoldar la estructura organizativa en pro de la productividad, los costes y las personas. Resistir también es tomar la iniciativa y atacar.
Pero el concepto de permanecer tiene un componente temporal, porque está científicamente demostrado que lo que era válido hace tiempo ya hoy no es válido, o lo que ahora se hace, no se hará mañana. Así, resistir para permanecer es asegurar hoy para hoy y asegurar mañana para mañana. En definitiva, que el tifón no nos haga desaparecer.
La cuarta competencia que hemos de considerar con afán y con ímpetu es la presencia tecnológica. Ya ha pasado el tiempo de considerar a la tecnología como un nuevo modelo de gestión o como la herramienta más eficaz de la era de máxima competitividad.
La presencia tecnológica representa la capacidad del directivo de vivir en y con la nube, de hacerse físico en la nube y de convertirse en referencia sobresaliente a través del teclado. Un nuevo e imprescindible escaparate al mundo. Un sistema de gestión en el que no existe ni el tiempo, ni la distancia y en el que lo virtual se convierte en tangible inmediato.
Presencia tecnológica continuada es tanto como pagar un seguro de estar allí mañana. Allí es dónde se nos requiera, donde debamos estar. Allí será un lugar hoy desconocido o quizá inexistente que se convertirá en nuestra próxima morada, todo un acto de fe en el futuro y de fe en nosotros mismos. La presencia tecnológica permanente se ha convertido en el pan nuestro de cada día.
Por último, el nuevo concepto de adaptabilidad debe ser asumido como lo más natural del mundo. Este concepto de adaptabilidad es la normalidad en los entornos internacionales. Quizá sea la competencia más difícil de asumir. Se trata de encontrarte perfectamente integrado en cualquier escenario o ambiente ajeno a ti, lo cual en pura teoría socio-filosófica es anormal.
Adaptabilidad para que las otras partes con las que te vas a relacionar piensen y comprendan que no eres diferente, sino uno de los suyos. Así se han obtenido resultados extraordinarios.
Hasta aquí una receta fácil para ofrecer a las organizaciones: tal y como se fabrican productos, prestigios, héroes o villanos, así también podemos fabricar líderes globales que conduzcan a sus empresas a competir en el futuro desconocido.