Directivos calamares
Los primeros en darse cuenta de que las cosas no van en la organización en las formas y tiempos deseados son los directivos que han fijado una visión y unos objetivos y perciben que no van a llegar a ello. Surge un doble comportamiento opuesto: o callar y tratar de guardar su vergüenza y encubrirla en otros asuntos (a esto se le denomina la técnica del calamar) o van directamente a la cabeza de la organización y hablan con sus equipos para poner orden y tratar de tomar decisiones precisas para reconducir la situación. Estos dos comportamientos se dan tanto en las grandes organizaciones como en las compañías de medio tamaño.
Los directivos calamares son muy peligrosos. Ante todo demuestran sagacidad, conocimiento del negocio y en cierta medida dotes psicológicas para dar a sus jefes las opiniones y las soluciones (muchas veces falsas) que desean oír.
El directivo calamar busca excusas, actividades que distraen la atención, echan la culpa a otros y tratan de inmiscuirse en las responsabilidades de los demás. En el fondo son como el perejil, que quieren estar en todas las zonas empresariales que no les corresponden para tapar que en su área de trabajo pasan cosas ocultas.
El directivo calamar lanza tinta y se esconde tras de ella. Lo que ocurre es que esa tinta enturbia el clima laboral y ensucia las relaciones con los compañeros.
Si no se le descubre la cosa va bien para él e incluso puede que suba algún escalón, pero como se le desenmascare cae en un desprestigio fatal que a medio plazo exigirá reemplazo o pérdida de posición y de poder. El calamar ha sido pescado y ya no tiene oportunidad de lanzar su tinta para despistar.
Pero ¿cómo se descubre al directivo calamar? Si el directivo es realmente un tipo inteligente y ha vendido bien su estrategia, no es fácil descubrirlo. Todo lo contrario, puede llegar a parecer un súper profesional preocupado de verdad por el devenir de los negocios. Si no es así, dejará además huellas de sus fallos; y bien sus equipos, sus compañeros, los jefes o la propia realidad terminarán descubriéndole y le dejarán en un escaparate para mofa general. Decía Platt (CEO de Hewlett Packard):
“Si vas a utilizar la técnica de conmoción y huida hacia delante, asegúrate de que la confusión que organices sea tan grande que trastorne a la organización. De otra manera, te habrás hecho el harakiri”.
Si descubrimos a un directivo que está echando tinta, cuéntalo rápidamente porque si no su tinta seguro te envenenará.