¿Qué entendemos por espacios?
En nuestra lengua, poseemos muchas acepciones del témino espacio, procedente del latin spatium. En su mayoría, todas se refieren a la capacidad de ocupar un lugar; ya sea en «el espacio», un programa de tv o radio, o entre las líneas de un texto. Sin embargo, cuando a educación se refiere, ¿qué podemos entender por espacios?
En términos educativos, podemos distinguir tres conceptos: espacio educativo, espacio escolar y espacio docente. Puede que en algún momento se hayan utilizado estas palabras de manera sinónima, no obstante, cada una tiene sus características y particularidades.
El espacio escolar es un marco delimitado y físico, estipulado para el proceso de enseñanza-aprendizaje. Es común pensar que el espacio escolar es el aula, más no debemos limitarnos a esto, ya que el mismo ha de ser flexible, estimulante, comunicable y variado. Es aquí donde normalmente iría un ejemplo tangible de todo lo antes dicho, pero esto no existen ya que cada espacio escolar será lo que el docente quiera obtener de sus alumnos.
El espacio educativo es aquel que se percibe como un ambiente en donde se puede dar un encuentro educativo. Para mi, el espacio educativo puede darse en cualquier parte del espacio escolar, pues este ejerce la función educadora.
Por último, el espacio docente permite el ejercicio de docencia y el desarrollo de los maestros: estos pueden ser aulas, laboratorios, biblioteca, salas de ordenadores, talleres, salas de uso específico (tutorías, departamentos, seminarios…), sala de profesores, sala de descanso y salas de usos múltiples.
En mi centro de trabajo, el espacio escolar no es flexible; los espacios son muy limitados y estáticos. Personalmente, no me parecen estimulantes o acogedores y nuestros estudiantes adultos se quejan constantemente de estar incómodos. A nivel administrativo, la inversión en espacios suele ser vista como gasto y no siempre se prioriza el proceso de aprendizaje. Actualmente, aunque la cantidad de estudiantes es manejable (máximo 12 estudiantes adultos o 15 niños por aula), el mobiliario no es práctico para el espacio escolar delimitado.
A nivel nacional y público, los espacios escolares dejan mucho que desear. Dependiendo de la localidad y su nivel de pobreza, las clases pueden llegar a darse hasta debajo de un árbol, o dos grupos de clase estar divididos por un pizarrón. La cantidad de estudiantes puede ser entre 40 y 50, y de haber butacas, usualmente se organizan en hileras. Estos factores, entre muchos otros, afectan grandemente la calidad de la enseñanza-aprendizaje en mi país.