La motivación para ser docente.
Ser docente es una tarea ardua: lidiar con niños, corregir papeles, seguir un currículo, poca remuneración monetaria. ¿Qué podría motivar a alguien a ser docente? Muchos lo llaman vocación, otros servicio. Sin embargo, considero que para esto se debe diferencia entre «ser docente» y «ser un buen docente».
En mi experiencia en el ámbito educativo en República Dominicana, se ha creado la idea de que cualquiera puede impartir docencia. Y es que el ser humano aprende de tantas formas diversas y tiene otras tantas formas de transmitir conocimientos, que sería lógico que dicha tarea se nos de fácilmente. Tan lógico como decir que todos fuimos bebés y tuvimos hermanitos y, por ende, seremos buenos padres, madres o sabremos cuidar de un pequeño.
Un buen docente es aquel que se interesa por el bienestar y el aprendizaje de sus estudiantes, tenga o no una titulación o certificación para enseñar. Ese interés, es el que motiva al docente a ser mejor, a auto-analizarse, a salir de sus zonas de confort. El buen docente está motivado por lo que sus estudiantes pueden llegar a ser en un futuro.
Un docente motivado transmite esa motivación en su práctica, olvida sus problemas y se transforma en un guía para sus estudiantes. El mismo, enseña más allá del libro de texto, enseña para la vida.
La motivación para ser docente viene del deseo de contribuir a que un ser humano tenga las herramientas necesarias para ser feliz, útil y estar preparado en este vasto mundo.