¿Qué es la huella hídrica?
En los últimos años se habla constantemente de la sostenibilidad como uno de los objetivos principales tanto en las empresas como en la propia sociedad. Pero, ¿Cómo se mide la sostenibilidad en términos de agua? El indicador más utilizado para ello es la huella hídrica. El concepto de huella hídrica nació en el año 2002 de la mano del profesor Arjen Hoekstra, de la Universidad de Twente (Holanda). Desde entonces han surgido diferentes iniciativas, tales como la de la Water Footprint Network (WFN) o la de la ISO 14046 entre otras. Resumiendo, la huella hídrica de un producto se define como el volumen de agua consumido tanto de forma directa como de forma indirecta para su producción. El uso del agua se mide en términos de volúmenes de agua consumidos (evaporados o incorporados a un producto) y / o contaminados por unidad de tiempo (http://www.esagua.es/).
En el siguiente enlace puede observarse un vídeo muy interesante elaborado por la UNESCO y que explica de forma muy sencilla cómo funciona la huella hídrica.
https://www.youtube.com/watch?v=b1f-G6v3voA
La importancia de este indicador radica en que permite una cuantificación del agua total empleada para cada producto, y de esta manera se calculan los productos más eficientes en términos de agua. Este aspecto es de gran relevancia a la hora de optimizar el uso de este recurso.
La huella hídrica es algo complejo de calcular. Es necesario realizar un estudio en profundidad de cada producto desde que está siendo utilizado, hasta el punto de origen de sus materias primas, pasando por su fabricación, montaje, comercialización, etc. Tradicionalmente el método más utilizado es el propuesto por Water Footprint Network (http://waterfootprint.org/en/) aunque ante una demanda creciente de unificación de esquemas y de una metodología certificable, en el año 2014 nació el primer estándar ISO 14046 Water footprint principles.
En la figura 1.1. se observan algunos ejemplos de la cantidad de agua necesaria para conseguir algunos productos en concreto. Al incluirse agua consumida tanto directa como indirectamente, los resultados son sorprendentes e inesperados. Llaman la atención algunos productos cotidianos como los 15000 litros por kilogramo de carne de ternera o los 840 litros por jarra de café.
Esto es incluso más llamativo si se comparan productos semejantes pero con distinto origen o proceso de elaboración. Así, una hamburguesa de 150 g de soja tiene una huella hídrica de 160 litros frente a los 1000 litros si es de ternera (fuente: waterfootprint).
Figura 1.1. Huella hídrica de diferentes productos.
Fuente: http://www.planeta-vivo.com
Otro dato interesante es la diferencia existente entre distintos países. Distintos factores modifican este consumo, entre los que destacan el producto interior bruto, hábitos de consumo, conciencia social y medioambiental, condiciones climáticas, desarrollo tecnológico, etc.
Estados Unidos encabeza la lista de consumo per cápita con 2840 metros cúbicos por año. Alrededor del 20% de esta huella hídrica proviene de otros países, principalmente China. A continuación aparecen países como Grecia, Malasia o Italia.
En España no se puede presumir, ya que a pesar de ser un país con notable escasez de agua, la huella hídrica es de 2.288 metros cúbicos per cápita por año (2001). Lo que nos sitúa en el quinto puesto en consumo per cápita. Alrededor del 36% de esta huella hídrica se origina fuera de España (fuente: http://www.riohenares.org/).
Figura 2. Huella hídrica del consumo por persona y por país
Fuente: http://www.riohenares.org/
En términos absolutos la huella hídrica por países cambia considerablemente, encabezando la lista los países de mayor población como son India, China, EE.UU. y Rusia.
Figura 3. Huella hídrica por países
Fuente: http://recuperandoelplaneta.blogspot.com.es/
Como conclusión, la huella hídrica es un buen indicador que nos permite conocer el consumo real de agua por producto, servicio, territorio, etc. Esto es especialmente útil a la hora de planificar la gestión del agua, permitiendo actuar en consecuencia para optimizar el uso de este recurso. No obstante, hay que ser conscientes de las limitaciones de este indicador. Al contrario que en la huella de carbono, en cuyo caso no es muy significativo el lugar donde se produzcan las emisiones, el agua sí que depende en gran medida del lugar en el que se encuentre. Es decir, no tiene el mismo valor o el mismo efecto negativo, el empleo de cierta cantidad de agua en Almería que en Galicia. Y esto por hablar a nivel nacional, pero si se va a escala mundial las diferencias son significativamente superiores. Es por ello que cuando se realiza un estudio de huella hídrica, se evaluará la sostenibilidad ambiental, eficiencia y equidad del uso y contaminación del agua.
Fuentes de información
http://recuperandoelplaneta.blogspot.com.es/