Deseos sobre este Máster

Prólogo: si consideráis que es muy largo el texto, la respuesta a la pregunta está en el último párrafo.

Viviendo en Barcelona conocí el increible mundo del Storytelling; en mi caso, aplicado a las campañas electorales. Sin embargo, esta idea de contar historias que encadilen a nuestro público no es patrimonio exclusivo de la política, aunque en ella se haga un uso muy, muy amplio. El storytelling se utiliza continuamente en la promoción de destinos turísticos. Dame un poco de agua, unos guijarros y un chiringuito y te lo transformo en un Playa del Carmen en tres segundos. Aunque después llega el turista a su destino y con ello la realidad que le espera… lejos de ser paradisíaca.

Nuestro amado producto, España, cuenta con una gran ventaja sobre sus diversos competidores: podemos usar el Storytelling para venderlo, embelleciéndo, pero en el fondo no lo necesitamos, ya que estamos vendiendo un producto de calidad. ¿Es obvio todo lo que cuento? Pues, siento defraudaros, para mí no siempre lo ha sido. He aquí la historia de como España pasó de ogro de Shrek a ser la Princesa Fiona en mi mente.

Allá por el año 2012 me decidí a abandonar mi tierra, como tantos otros, en búsqueda de nuevos horizontes. La imagen de España que llevé conmigo se parecía más a la del cómic de Aleix Saló que a la de las campañas de Turespaña. Era la Polaroid® de la Crisis, que eclipsaba todo lo demás. Una imagen que tardaría en irse… pues no tanto. Al mes o así la metamorfosis -en 3 pasos- estaba en marcha.

Hay unas palabras que recuerdo con especial cariño de mi primer día borrascoso en Verdún: José, amène nous un peu de votre soleil. Claro, en ese momento me quedaba así un poco desconcertado, sin saber qué hacer. Eso sería solo la primera vez de tantas que oí esta frase. Una imagen arquetípica de nuestro país a la que yo no le daba mucha importancia, pero que la tenía.

Un segundo momento de esa evolución interior lo experimenté una tarde del mes de junio de 2013. Me había tocado participar en un Conseil de Jeunesse -órgano participativo de la juventud- en un pueblito de la Borgoña, junto con mi colega de Macedonia. En un momento determinado, nos tocó hacer un juego con unos críos de entre 7 y 15 años sobre las imágenes estereotípicas de España y Francia. Primero ellos hablaron, dejándome profundamente anonadado. Su imagen de nosotros era muy positiva, tremendamente positiva, desconcertantemente positiva. No os contaré lo que a mi turno dije sobre mi país de acogida…

El tercer flash lo compone una historia, esta ya en París, que os conté en el Escorial. Pero como me repito cual viejito, ahí va de nuevo. Hallándome yo en un meeting de Couchsurfing, conocí a una chica japonesa, de cuyo nombre no me acuerdo. Llamémosla Akiko -mujer que brilla con luz propia. Nuestra japonesa se dedicaba a promocionar su país al servicio del Estado. Me contó cosas maravillosas, no sobre su país, sino sobre el mío. Me iluminó.

Cuento esta larga historia para transmitir dos ideas. La primera, para promocionar España hay que creer en todo su potencial. Y esto que os acabo de contar es la prueba de ello. Segundo, una vez que tengo esta base, que seguro que comparto con todos vosotros, viene lo que espero de este Máster. Por un lado quiero DATOS con los que poder realizar mi trabajo. Eso ya se está cumpliendo en solo dos semanas, ya que no provengo del mundo del Turismo y encuentro todo aquello que nos presentan en las clases muy enriquecedor. Por otro lado, necesito HERRAMIENTAS para hacerlo, algo que creo voy a adquirir no solo de las clases y talleres propiamente dichos, sino de la transversalidad ecléctica apasionante de mis compañer@s.

Simple, ¿no? A veces en la simplicidad está el secreto del éxito.

Chema García

No hay comentarios / 06 Jul 2016 por jgarciadiaz
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