«Máma, cuéntame un cuento»
«Mamá, cuéntame un cuento”. ¿Cuántas veces habremos dicho esta frase cada noche cuando éramos pequeños? Yo no sé vosotros, pero para mí era mi rutina diaria antes de acostarme. Cuando viajaba con mi familia de vacaciones, estaba deseando escuchar qué historias me contaría mi padre sobre la ciudad que íbamos a visitar e imaginar por el camino cómo sería exactamente. En esa línea, es curioso cómo cuando alguna vez he llevado a alumnos a ver la Mezquita de Córdoba, lo que recuerdan no es el año en se construyó ni el nombre del sultán de turno, sino la leyenda que hay detrás de un arco o piedra y cómo eso les ha transportado a una época pasada. Esos detalles serán los que contarán en casa a su vuelta y serán los que les harán volver a verla.
Esa ilusión, esa increíble capacidad que tienen las historias de conectar con las personas sin importar la edad, el sexo, el nivel social o cultural es lo que me ha llevado a admirar esta técnica que llaman story telling y que, sin duda, es el aspecto qué más me ha llamado la atención del Inbound Marketing.
Algo tan aparentemente simple y tan longevo como es el contar historias necesita algo más que imaginación para llegar a convertir a cualquier usuario en cliente. Ya no es suficiente con vender, sino que se debe vender lo que te hace sentir el producto. En este sentido, un ejemplo de empresa que lleva trabajando esta técnica con éxito en España en los últimos años es sin lugar a dudas es Loterías y Apuestas del Estado. Si bien es cierto que estamos acostumbrados al uso del outbound marketing en esta sociedad estatal con sus anuncios televisivos, sus carteles, etc., han conseguido conectar con el público contando historias cotidianas e identificando su marca con la ilusión.
El más claro ejemplo lo encontramos en los vídeos de la lotería de Navidad que esperamos todos los españoles con tantas ganas cada año. Cada Navidad optan por contar una historia distinta de cómo ganar la lotería puede ayudarte a cumplir tus sueños y los de los tuyos y ni que decir queda, que antes de que aparezca “Loterías y apuestas del Estado” al final del anuncio, ya sabemos todos de quién se trata. Esta sociedad ha conseguido transmitir la personalidad de su marca a través de estas historias, han tenido claro qué mensaje quieren transmitir y a quién se lo quieren hacer llegar. Por todo ello, cada historia conecta con cada uno de nosotros por su estilo natural y cercano y sobre todo porque hace despertar en nosotros recuerdos, esperanzas y nos hace imaginar e ir más allá del propio anuncio. Seguro que cuando hemos terminado de ver alguno de estos vídeos, todos nos hemos quedado pensando un buen rato en “qué pasaría si…”.
Son este tipo de vídeos, los que consiguen dar el salto del outbound al inbound marketing. La gente siente la necesidad de compartir estas historias a través de sus redes sociales, ya no se queda solo en ver el anuncio en televisión, en esa interrupción mientras cenas con la familia. Ejemplo de ello fue el spot publicitario de 2015 en el que podíamos ver la historia de Justino, un vigilante de seguridad que trabajaba en una fábrica de maniquíes. Este spot no solo consiguió más de un millón 500 mil visitas en Youtube, sino que incluso, la fábrica de maniquíes en la que trabajaba tuvo su propio perfil en Facebook y Justino su propio perfil en Instagram.
Así, casi sin darnos cuenta, el cliente es seducido por la marca, creando una relación casi familiar con ella en la que cree que te necesita, te hace formar parte de su vida y confía en ti para solucionar alguno de sus problemas. No sé para vosotros, pero para mí, conseguir provocar este sentimiento en alguien es cuanto menos que admirable.