El Inbound está entre nosotros

¿Hasta qué punto somos los autores de nuestras compras? ¿Tomamos realmente nosotros las decisiones? En la era del Inbound Marketing los límites se han vuelto mucho más difusos… ¡Imagínate lo que nos espera en un futuro no muy lejano!

Vamos a decirlo: “Ya nos hemos cansado de la publicidad convencional”. Odiamos el tener que esperar a que se acaben los anuncios en medio de una película (si es que seguimos viendo la tele tradicional), nos molestan los banners que nos saltan en las webs y te ocupan media pantalla… ¿Pero, el marketing se acaba ahí? Pues no… ¡Ahora nos vigilan! Pero de una forma que no nos incomoda, puesto que nos facilita la vida, nos da ideas nuevas, nos ayuda incluso en el día a día… ¡Ahora los proveedores sí se preocupan por el cliente! Lo de antes era casi mentira. A raíz de internet la competencia se ha endurecido, así que no les ha quedado más remedio que esmerarse en conocer los gustos del mercado objetivo para ofrecer así el mejor servicio que se adapte a sus necesidades… En definitiva, el marketing se ha vuelto útil también para el destinatario porque le aporta algo a cambio, le aporta valor.

Sin embargo, seguro que te ha pasado en alguna ocasión que no sabes a ciencia cierta la razón por la cual te has decantado por un producto en particular. ¿De dónde surgió la idea inicialmente? Pues puede ser que no haya sido tuya, ni tampoco una recomendación de un amigo… Sino que viene de una semillita que se sembró un día en tu inconsciente tras haber mirado una web cualquiera e hiciste un simple “click” por casualidad. Esa semilla fue germinando en ti poco a poco, alimentándose con un artículo en un blog, un anuncio de Facebook, un vídeo compartido de Youtube, un simple newsletter… Ya no puedes vivir sin ese producto. Tienes que hacerte con él… De repente surge la oportunidad en bandeja. Y ya no tienes más remedio que comprarlo. Has caído en las redes del Inbound y su poder de atracción.

Al principio abruma un poco el sentirse observado, aunque ya lo vemos como algo habitual. Ya no nos molesta. Lo hemos interiorizado. Aceptas esas cookies porque sabes que te llevarán a un mundo mejor, a una información que te será relevante y de la cual ya no puedes prescindir porque impera el poder del “ahora”. Necesitas ese contenido ya. De la misma forma, te haces fan en páginas de Facebook, sigues otras cuentas de Twitter, formas parte de comunidades de Google Plus o te descargas libros electrónicos. Esa inquietud de conocimiento va dejando detrás de ti un rastreo… Que se utiliza para conocerte mejor, para estudiar tu comportamiento analizando minuciosamente tus movimientos y que servirá para afinar la estrategia de seducción que logrará captar tu interés en un momento dado.

A su vez, la sociedad avanza, ¿qué vendrá a continuación? Cuesta imaginar qué técnicas y dispositivos se estarán desarrollando en estos momentos que revolucionarán el mundo próximamente. Nuestras necesidades más básicas seguirán siendo las mismas, pero seguro que aparecerán muchas otras nuevas que irán moldeando la sociedad… ¿Hacia dónde? Lo que sí es seguro es que el marketing irá evolucionando de la mano, recurriendo incluso cada vez más a la tecnología y a la creatividad. Ideas antes disparatadas, se han convertido hoy día en realidad. Muy posiblemente algunas películas del ayer, se convertirán en el futuro del mañana.


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