Cuando los boinas verdes entran en juego
Por todos es sabido que los boinas verdes son aquellos soldados que, por sus capacidades adquiridas en duros entrenamientos y por la alta exigencia de las condiciones del entorno en el que operan, son considerados los soldados de élite de cualquier cuerpo militar. Pues bien, hoy quiero hablaros de los boinas verdes de la energía eólica: los compañeros de la energía eólica offshore.
La energía eólica marina (offshore) surge como respuesta al gran desarrollo y madurez tecnológica alcanzada por la eólica terrestre (onshore) y por la elevada densidad de implantación dada en algunas regiones.
La eólica offshore se ve favorecida por las características que el viento presenta en el mar; siendo éste más elevado y constante, dado que no se ve afectado por la orografía del terreno. Además, el flujo que presenta el viento en el mar es un flujo mucho menos turbulento que en tierra, por lo que se aprovecha mejor el recurso eólico, y presenta un comportamiento más fácil de predecir.
Por supuesto, no todo iban a ser ventajas. Las condiciones de trabajo en el mar son altamente exigentes y las operaciones son tremendamente más complejas y costosas. El personal que se requiere para estas operaciones offshore, es un personal muy especializado y cualificado para trabajar en condiciones donde la exigencia, tanto física como mental, resulta enorme.
Las operaciones de transporte de los aerogeneradores, a través de enorme barcos de carga, y el montaje de los mismos, con grúas capaces de levantar pesos de más de 1.000 toneladas, son propias de un episodio al más puro estilo “megaestructuras”. Las dimensiones de los rotores rondan los 130 metros diámetro, más grandes que el mismísimo Santiago Bernabéu de largo. Sólo hace falta imaginarse el estadio de fútbol girando sobre sí mismo, con eje de giro en el centro del campo, para comprender la magnitud de lo que se está hablando.
Hoy en día, se encuentran instalados 5.538,3 MW de potencia eólica offshore en el mundo, según el último informe de la Asociación de la Industria Eólica Europea (EWEA), a finales del año 2013. Los objetivos para los próximos años son bastante halagüeños para el sector, pues se prevé que la potencia offshore instalada alcance los 40.000 MW para 2020 y los 150.000 MW para 2030.
Los países que históricamente han apostado más fuerte por esta tecnología han sido los europeos, de entre los que destacan Reino Unido, Dinamarca, Bélgica y Alemania.
Tristemente, España aún no se ha embarcado en esta aventura, aunque empresas nacionales como Iberdrola o Acciona, han apostado fuerte por esta tecnología y, actualmente, se encuentran desarrollando proyectos en el extranjero, lo que le permite que puedan seguir desarrollando proyectos propios de I+D+i, como el de Ocean Líder (cuyo link adjuntamos al final del post), y que la tecnología española eólica permanezca a la vanguardia.
No quiero cerrar este post sin, ante todo, recalcar que no se pretende, en absoluto, menospreciar el duro trabajo que realizan todos los miembros del sector de la energía eólica terrestre; donde las condiciones, en muchos momentos, pueden ser iguales o más duras que en el mar, alejado de la costa. La eólica onshore y la offshore no se deben considerar dos sectores independientes, sino que la energía eólica offshore es una propia y natural evolución tecnológica del sector eólico convencional. Sin ésta, jamás se podría entender lo que la energía eólica marina es hoy día. Le debe tanto como un hijo a un padre.