PALM ISLANDS: UN PROYECTO LLENO DE RETOS
“Un proyecto lleno de retos” no es suficiente para definir el ambicioso proyecto de las Islas Palmera que se encuentra en la costa del emirato de Dubai, en los Emiratos Árabes Unidos.
Como capricho del jeque árabe Mohammed, en mayo de 2002 se plantea la construcción de las tres islas artificiales más grandes del mundo, con el objetivo de posicionar a Dubai como el destino por excelencia del turismo de primera clase. También conocido como la Octava Maravilla del Mundo, las islas son construidas para soportar más de 60 hoteles de lujo, 4000 villas residenciales, 1000 casas únicas, 5000 apartamentos costeros, puertos deportivos, parques temáticos acuáticos, restaurantes, centros comerciales, spas, cines, etc, etc.
El complejo está constituido por tres islas diferentes: Palm Jumeirah, Pal Jebel Ali y Pal Deira, y supone un aumento de la superficie costera de Dubai en 520 km. El diseño del complejo corre de la mano de Helman Hurley Charvat Peacock, y empresa encargada de llevar a cabo tal azaña es Nakheel Properties.
Pero, ¿cómo se ejecuta un proyecto sin precedentes como el que supone la construcción de las islas? Sin duda, aceptando muchos retos y estando expuestos al surgimiento constante de complicaciones a la hora de llevarlo a cabo, y de eso me gustaría hablar.
Los ingenieros comienzan el proyecto con el reto de llevar a cabo la obra con el uso casi exclusivo de materiales naturales en la construcción, de manera que se integre completamente en el entorno, esto quiere decir ni hormigón ni hormigón. Es por ello que la única manera de proteger la estructura es la construcción de un rompeolas, para lo que hicieron falta 94 millones de m3 de arena y 7 millones de toneladas de roca. Para ello se comienza la extracción de roca de 16 canteras diferentes por todos los emiratos árabes, con el impacto medioambiental que ello conlleva.
A continuación comienza el reto de la construcción de las islas. La isla de La Palmera está compuesta por básicamente 94 millones de m3 de arena. De manera irónica, y aunque parezca que Dubai pueda tener toda la arena que jamás pueda necesitar, esta no es la adecuada para el trabajo, ya que es muy fina y el grado de adhesión de las partículas es demasiado bajo, de manera que se ven obligados a extraer arena más apropiada a 11 km más adentro. Una vez encontrados los recursos se enfrentan al hecho de darle forma de palmera a la isla. Durante el transcurso de dicho trabajo, se dan cuenta de que la isla no está progresando adecuadamente en cuanto a la morfología de la misma. Como solución, suponiendo un incremento abrumador de los costes a mitad de la ejecución del proyecto, deciden hacer uso del satélite IKONOS, a 700 km de altura en el espacio. De esta manera, los ingenieros podían vigilar el desarrollo de la isla mediante imágenes de satélite.
El hecho de construir una isla sólo con arena genera un importante problema de estabilidad, siendo susceptible al movimiento de las olas a su alrededor. Es cierto que con el tiempo, la arena se compacta de manera natural, pero precisamente tiempo es lo que no tienen los ingenieros. La isla debe soportar una carga de 100.000 personas, además del hecho de que Dubai descansa en una zona de terremotos. El equipo llega a la conclusión de que necesitan una capa compacta de arena con una profundidad de 12 metros, aplicado con una técnica especial basada en principios de licuación. Esto supone más tiempo, más maquinaria, y más recursos económicos.
Con el análisis de solamente algunas de las adversidades del proyecto salta a la vista la cuestionabilidad de los conceptos de viabilidad y eficiencia del mismo. Lo cierto es que de una manera o de otra, Dubai ha conseguido que se hable de este megaproyecto por todo el mundo.