Choque a 110 Km/h
Hechos, como los acaecidos el pasado viernes 25 con la reducción de la velocidad en autovías y autopistas, hacen que pensar. La balanza comercial española del año 2010 registró un déficit de algo más de 52.000 m€ (4.72% PIB), es decir, importamos más que exportamos (compramos más que vendemos). El ranking de las importaciones lo encabeza, como no, “tecnología industrial” con 51.000 m€ y en segundo lugar, oh que sorpresa, “producción energética” con 43.500m€ (3.90%PIB). España, en términos globales, es importador de energía. Sobre el mito o realidad de la compra de “energía nuclear” a Francia ya hablaremos en unos días. Al margen de ese tema, más de un 80% de la energía consumida el año pasado provenía del exterior. Las importaciones de petróleo ascendieron a 25.512m€, un 2.32% del PIB, y un 40% más que en el año 2009. Este es el peor dato, pues siendo España un pais que sólo ve el petróleo en pinturas o en desastres ecológicos, incrementamos su consumo año tras año, más gasto fijo, menos ahorro…un circulo vicioso. Ya se deberían de haber puesto en marcha medidas para reducir la dependencia. Pero como “buenos españoles”, solo nos ponemos en marcha cuando llega el Tío Paco con las rebajas, en cuyo caso y en ocasiones, ya es tarde.
Estos datos demuestran la fragilidad y vulnerabilidad de nuestra economía a las fluctuaciones del precio del “oro negro”. Esta es una variable independiente al sistema económico español ya que no tenemos ningún tipo de control ó regulación sobre los precios que los mercados marcan. Por si esto fuera poco, los principales productores suelen ser una “bomba de relojería”: una ínfima minoría con recursos y poder casi ilimitados controla ó controlaba en algunos casos, a una mayoría carentes de las necesidades más básicas. Una combinación explosiva cuya detonación es una carga más en el camino de la recuperación y crecimiento económico para paises tan dependientes como España. Por lo tanto es necesario tomar medidas a corto plazo que contrarresten las fluctuaciones externas y proyectar otras a medio largo plazo.
La reducción de los límites de velocidad, de forma temporal, en autovías y autopistas desde un punto de vista económico, ¿tiene sentido? Se pretende un ahorro de 1.400m€ al año, un 15% ¿es real este dato? .El análisis minucioso de los siguientes puntos nos darán las respuestas:
- Los vehículos más nuevos disponen de 6, 7 e incluso 8 velocidades. En cualquiera de esta marchas, el consumo es menor a 120km/h que a 110km/h. Sin embargo, España todavía tiene un parque automovilístico excesivamente viejo. Un 40% de los vehículos que circulan tiene más de 10 años. Estos vehículos tienen escasos sistemas de seguridad, contaminan más y su consumo, a la misma marcha, en 5ª por ejemplo, es mayor a 120km/h que a 110.
- Los vehículos de transporte, que consumen un 30% del total, no se verán afectados por esta norma ya que sus velocidades están limitadas a 90, en caso de camiones, y 100 en el de los autobuses.
- La norma sólo afecta a la conducción por autovías y autopistas siendo por estas un 60% del total del tráfico. Existe un 40% de conducción en carreteras nacionales, comarcales, autonómica…que no se verán afectadas.
- Existe un coste económico subyacente en la nueva normativa que habría que descontar del ahorro total. Al circular más despacio, el tiempo en recorrer la misma distancia será mayor. Todos los conductores, independientemente de sexo, raza o religión, nos haremos cargo de este coste. La Alianza de Civilizaciones empieza a dar sus frutos.
- Coste económico de remarcación de las más de 8.000 señales de tráfico, valorado en unos 240.000€. Demasiado poco me parece para tan ingente labor. Aparte habrá que sumarle los de recalibración de los radares, tanto fijos como móviles.
- Fuentes externas consultadas, profesionales del sector y técnicos afirman que la medida tendrá un ahorro entre el 3% y el 4%, muy lejos del 15% que calcula el gobierno.
Todos estos datos nos indican que la medida no tiene argumentos fuertes a su favor. Hagamos unas reflexiones que quizás nos ayuden a comprender un poco más la situación y a ver otras posibles medidas con las que ahorras bastante más.
- Potenciar la venta de vehículos nuevos, como ya comentamos en anteriores post. Este debe de ser nuestro caballo de batalla, ya que los beneficios serían multiples: reducción del consumo, reducción de gases contaminantes, aumento de la seguridad vial…
- “La subida en 10$ del precio del barril de petróleo, nos causa un gasto de 6.000 m€” ,afirma el Gobierno. Se podría decir que el combustible se ha convertido casi en un artículo de primera necesidad. ¿Quién no coge el coche para ir a trabajar, a la compra, llevar a los niños al médico, al colegio, irse unos días de descanso o simplemente salir fuera de la ciudad y dar un paseo por el campo?. Sin embargo deberían ser los propios ciudadanos los que, y dependiendo de sus condiciones económicas particulares, decidiesen acerca del uso o no de sus vehículos. En nuestro caso, “Papá Estado” vela por todos y entiende que un mayor gasto en combustible por parte de las familias, retrasará en crecimiento global del país. Para contrarrestar este efecto, debería de inyectar capital en planes de crecimiento y activación de la economía, como los que ha habido tiempo atrás y de dudoso resultado. Pensamientos sovieticos-comunistas que restringen la libertad de los ciudadanos de calle, que no la de aquellos que solo tienen que estampar su firma en un talón para abonar el impuesto revolucionario que tanto necesitan las arcas públicas.
- La reducción del impuesto municipal en función del grado de contaminación y financiación al 100% por parte de las Comunidades para la compra de vehículos ecológicos, deben de ser puntos a tener en cuenta. Apuestas de futuro que ya deberían de estar en marcha.
- El consumo de gasoil/gasolina y la contaminación están directamente relacionadas. Quizás potenciar el transporte público, bajando su precio de forma atractiva, no con un 5% y dando más servicios, ayudase a que los ciudadanos nos decidiéramos por él. Pero sinceramente no lo creo. A los españoles todavía nos falta un poco de civismo medioambiental, sobre todo si en el otro de la balanza está la comodidad. Por este motivo, la creación de un servicio de transporte personalizado casa-trabajo sería una gran opción. Lo primero es realizar un estudio de todos los trabajadores de fuera de Madrid que cada día cogen su vehículo para entrar en la capital para ir al trabajo. Debemos de separarlos por población y zona dentro de ésta y zona de trabajo dentro de Madrid. Este laborioso trabajo lo haría la ciudadanía de forma automática en webs y centros de atención telefonica. El transporte sería en furgonetas de no más de 9 plazas, ya que el servicio debe de ser fluido pero personal, que el ciudadano no se sienta uno más dentro de la masa, que es lo que ocurre en cercanías y autobuses. Estas furgonetas recogerían a los trabajadores en varios puntos de sus localidades de origen y los llevarían a varios puntos de destino dentro de la capital. La diferencia con un sistema de transporte público de los actuales, radica en la proximidad: tanto el origen como el destino deben de estar muy próximos a los lugares de residencia y trabajo respectivamente. De ahí la necesidad de realizar un estudio previo para agrupar a los ciudadanos. ¿El coste? El que permita la autofinanciación de los vehículos, incluyendo gastos directos e indirectos. Considero que estaría no muy por encima, si llegase a superarlo, del que actualmente existe sólo en gasto de combustible en ir y volver al trabajo en vehículo privado, pero con el valor añadido de la comodidad en el desplazamiento .aprovechamiento de ese tiempo empleado en el transporte, considerable ahorro energético y calidad mediombiental, tan escasa ultimamente.
Toda idea o proyecto con un mínimo de sentido común, aunque éste sea el menos común de los sentidos, y cuyo fin sea el beneficio común y no solo el propio, es digna de ponerse en práctica. Pero esta nueva norma impuesta no llega ni al mínimo, si tenemos en cuenta la causa por la cual ha sido promovida: causa económica, ahorro energético. Si se hubiese planteado como normativa medioambiental o para reducir el número de accidentes de circulación, el resultado hubiese sido distinto. Pero todo eso….eso es otra historia.