El PIB de Japón avanza un 1,5% frente al anterior trimestre

Tan solo quería compartir un artículo que he leido hoy sobre el crecimiento de Japón, un 6% interanual. Me resulta algo impresionante como es posilble que un país, sufriendo el Tsunami, terremotos y demás catástrofes asociadas, puede recuperarse tan rápido en un entorno de crisis mundial actual.

SYDNEY (MarketWatch) — The Japanese economy rebounded sharply in the last quarter, helped by the reconstruction efforts after March’s devastating earthquake and tsunami, but the impact of fresh natural disasters and a persistently high yen cloud the nation’s growth outlook.

Japan’s gross domestic product (GDP) rose an annualized 6.0% in the July to September period, the Cabinet Office reported Monday.

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Obama raises economic rebalancing with Chinese President Hu

U.S. President Barack Obama discusses the need for a rebalancing of the global economy in a meeting with Chinese President Hu Jintao at the Asia-Pacific Economic Cooperation summit in Hawaii. Courtesy of Reuters.

The result marked the first expansion in four quarters and was broadly in-line with economists forecasts. A Reuters poll projected a 6.1% rise, while a survey by Dow Jones Newswires forecast a 5.9% gain.

On a quarter-on-quarter basis, GDP grew 1.5%.

Japan’s economy contracted 2.1% in the April-June period, in the wake of a massive earthquake and tsunami that struck the country on March 11.

An improvement in exports and consumer spending, as well as reconstruction spending helped the most recent result.

But the nation’s growth trajectory is expected to cool in coming months, as a persistently high yen and a still-weak global economy threaten its key export sector. The impact of recent flooding in Thailand has also hit output for many Japanese multinationals.

The Japanese yen eased slightly following the release of the data, with the dollarUSDJPY -0.27% edging up to ¥77.24 from ¥77.18 just before the economic figures were announced.

Virginia Harrison is a MarketWatch reporter based in Sydney.

 


Reflexión Operaciones

Tenía un artículo escrito sobre la gestión de operaciones, pero, al leer esta mañana un artículo en el periódico expansión, me ha parecido que valía la pena reescribir el post, ya que, son cosas que como ingeniero de producción veo en mi día a día, no desde hace mucho tiempo.

El citado artículo comentaba, como resumen, el qué hacer para aumentar la productividad en las empresas, entre los que citaba consejos bien conocidos como; comer fuera de la oficina, distracciones positivas (facebook. Sí señores, facebook), un descanso cada dos horas, aprender a decir NO… y aún mas interesante todavía, el artículo nombraba otros “fantasmas” de la conciencia española en el trabajo, que cualquiera de nosotros vive o ha vivido y con la que estoy totalmente de acuerdo, como la de “echar horas en el trabajo” o “irse cinco minutos después que el jefe.

Pues bien, ¿por qué tenemos en este país esta cultura de echar horas, sin que tenga una base en términos de productividad?. De hecho, en el resto de Europa, cada vez son mas las empresas que empiezan a deslocalizar las oficinas, dejando a sus empleados que tele-trabajen desde casa. Y es que ¿no es normal que en un mundo tan tecnológico como el actual, la forma de trabajo no cambie a la par? ¿debemos seguir trabajando como en los 80′s? Y de esto los españoles e italianos (donde he tenido la oportunidad de trabajar dos años), nos llevamos la palma. No solo somos los europeos que mas horas echamos en el trabajo, sino que además, somos los menos productivos y los menos eficientes.

Y ¿de quién es el problema?, porque el problema es bien conocido, muchas horas en el trabajo y poca productividad. Entonces, debe ser el jefe quién diga al empleado, hasta aquí esta bien, este es el trabajo que tenías que hacer hoy, te puedes ir a casa…¿? Impensable ¿no?. O el empleado, hasta aquí… peor.

¿Que es lo que tiene que cambiar en la mentalidad de la sociedad industrial para que, después de tantos estudios que demuestran que estas actitudes solo llevan a una falta de productividad y una merma en la eficiencia de los procesos, nos demos cuenta? .

Yo creo que es un proceso en el que todos, empleado y empresario, debemos reeducarnos, porque, si algo está claro y queremos ser competitivos en un mundo cada vez mas global, no podemos perder el tiempo.

Como última reflexión al módulo de operaciones y volviendo al tema de la gestión de operaciones, remarcar la importancia que veo en la EFICIENCIA, en todos los ámbitos de la empresa, pero, a mi entender, al ser esta función productiva la que, normalente, mas dinero maneja, es donde debemos hacer mas hincapié. Yo, desde mi humilde experiencia como director de una fábrica, veo a diario la importancia de controlar proveedores y cuidar los flujos operativos de la planta, y como la suma de pequeños factores puede llevar a un ahorro. El problema que me planteo últimamente es donde está el límite entre el control eficiente y el control exhaustivo improductivo, ya, a mi parecer, hay un momento donde el exceso de control produce mas gasto que el ahorro del mismo.


Presentaciones eficaces: ¿actuar o no actuar?

En el curso de presentaciones eficaces Jorge Maidana nos explicaba que la labor del presentador es similar a la del actor. Aunque de entrada uno pueda ser reticente a esta afirmación, pues pudiera parecer que para realizar una presentación eficaz hay que huir de la interpretación artística, no cabe duda de que en mayor o menor medida todos actuamos constantemente en nuestra relación con los demás. El cómo contamos las cosas influye enormemente en la imagen que proyectamos a los demás. Lejos de ser meros transmisores de información, inevitablemente sazonamos el mensaje con nuestra particular mezcla de condimentos emocionales. Intentar ser neutro o aséptico emocionalmente durante una presentación es un error doble: primero porque es misión imposible y segundo porque generaremos desconfianza en nuestra audiencia.

¿Pero qué papel hemos de adoptar en nuestra “interpretación efectiva”? Esta era mi gran duda hasta que Jorge Maidana nos explicó que en realidad un actor no finge del todo, si no que siente el papel que está interpretando. Teniendo en cuenta esto, me parece que hay una solución magnífica ante mi resistencia inicial a desarrollar un papel ante el público, la solución es interpretarse a uno mismo. Aunque a priori esto pueda parecer un sinsentido o una obviedad, analizándolo desde el punto de vista conceptual de la ventana de Johari  tiene gran interés. Mi objetivo es hacer partícipe a la audiencia de mi presentación, algo que no podría lograr de forma efectiva si no establezco un terreno común con ellos, es decir, si no ampliamos el cuadrante abierto o libre de la ventana (lo que yo sé de mí y lo que los demás saben de mí). Añadir una chispa interpretativa basada en mis propias emociones me permitirá dar a conocer a la audiencia mis creencias y mis intenciones de forma natural, haciendo así que perciban mucho mejor el sentido de la presentación.

Por otro lado, también es un ejercicio enriquecedor, aunque duro, intentar reducir el cuadrante ciego (lo que yo no sé de mí, pero los demás sí saben). Y aquí es donde también entra en juego el aspecto interpretativo que comentaba antes. Al interpretarme a mí mismo inevitablemente me descubro ante los demás, mostrando aspectos que incluso yo mismo desconozco. Por lo tanto, una tarea indispensable es descubrir los aspectos que los demás han visto en mí durante mi interpretación y que han escapado a mi propia auto-percepción.


Bajada el referencial del BCE.

La semana pasada, exactamente el día 3 de noviembre, el BCE anunció que su nuevo Presidente, Mario Dragui, bajaba el tipo de interés referencial del 1,5% al 1,25%, es decir, 25 puntos básicos. Esta decisión sorprendió a los mercados y a la mayor parte de los analistas, que había previsto que la entidad monetaria europea dejaría inalterado el precio del dinero en el 1,5%, tipo vigente desde el 7 de julio del 2011.

El mismo día 3 de noviembre (fecha de publicación en el BOE), el Banco de España notificó el aumento Euribor a 12 meses del 2,067% al 2,11% al final de octubre (BOE-A-2011-17388).

El Euribor que está vigente a día de hoy es el que se define en el BOE anterior, por lo que se presenta la paradoja de que, a pesar de que el referencial baje, las personas (no creo que muchas) que contraten una hipoteca a día de hoy, tendrán el Euribor más alto que las personas que lo contrataron en Octubre, y por lo tanto una hipoteca más cara.

Parece claro que la proxima publicación en el BOE, la del mes de diciembre, confirmará que el Euribor baja en sintonía con el referencial, pero eso a veces no ocurre.

No entendía el motivo de esa diferencia de criterios entre el BCE y los distintos bancos europeos y su tasa interbancaria, por lo que me pude a navegar para intentar entender las posibles causas de ésto, y encontre las siguientes direcciones:

http://www.elblogsalmon.com/entorno/por-que-sube-el-euribor

http://www.rankia.com/articulos/210187-euribor-que-euribor-como-calcula-euribor

Espero que os ayude como me ha ayudado a mi.


Artículo con conceptos Macro…

Hola,

me ha gustado el siguiente artículo. Expone una serie de conceptos vistos en las últimas clases de Agustín del Valle, aplicados a la crisis, y reflexiona posteriormente sobre posibles medidas contra la misma, ahora que se avecina la (posible) llegada de un nuevo gobierno.

Pudiendo estar de acuerdo o no con lo que propone, reconozco que al menos soy capaz de entender de lo que habla, cosa que hace unas pocas semanas no era así. Opiniones a favor o en contra, en los “Comments”…

  http://www.elpais.com/articulo/primer/plano/Serviran/reformas/estructurales/elpepueconeg/20111030elpneglse_8/Tes

LUIS GARICANO

¿Servirán las reformas estructurales?

 La situación económica que heredará el partido que gane las próximas elecciones será muy complicada. España sufre una crisis con tres vertientes interrelacionadas entre sí, cada una complicando y agravando las demás: una crisis financiera, derivada de la nunca digerida burbuja inmobiliaria; una crisis fiscal en la que el Estado y las regiones, que adaptaron sus gastos a los ingresos de la burbuja, no pueden ahora hacer frente a estos, y una crisis de competitividad y crecimiento, con una combinación letal de una persistente inflación y una productividad que no ha crecido en los 15 años del boom.

Para luchar con esta crisis no nos van a servir las políticas de demanda. Lo que para Reino Unido o EE UU es una opción -embarcarse en políticas fiscales y monetarias expansivas-, para nosotros no lo es. Quizá de manera injusta, los mercados de deuda y nuestros socios europeos consideran que España ha llegado al límite. No nos queda, por tanto, más remedio que cumplir el objetivo de déficit acordado con la Unión Europea y proceder a una consolidación fiscal. La política monetaria va a seguir siendo desgraciadamente más restrictiva de lo que querríamos, porque es lo que piden las condiciones en el corazón del euro. La solución habitual de otras crisis españolas, la devaluación de la peseta para exportar más e importar menos, no es factible.

Por ello, como argumentamos seis economistas (Bentolila, Cabrales, Fernández-Villaverde, Santos, Rubio y yo) en el libro Nada es gratis: cómo evitar la década perdida tras la década prodigiosa, firmado con el nombre colectivo Jorge Juan y publicado recientemente por Destino, la única alternativa posible es hacer políticas de oferta: reformas estructurales que incrementen la tasa de crecimiento económico a medio y largo plazo. La economía española sufre, como documentamos en el libro, de innumerables ataduras que, al eliminarse, pueden permitirle dar un salto importante. Quizá el caso más sangrante es la dualidad del mercado de trabajo y la disfuncional estructura de la negociación colectiva (con aumentos de los salarios reales de convenio del 3%), que explican las elevadísimas tasas de desempleo que experimentamos en cada crisis.

Muchos creen que las reformas estructurales no pueden servir para mejorar el crecimiento económico a corto plazo. No es cierto. Primero, porque una mejor perspectiva de crecimiento en el futuro incrementará el deseo de las familias y de las empresas que pueden hacerlo de comenzar a consumir e invertir con más confianza. Segundo, porque, bien hecho, un programa de reformas estructurales puede contribuir a tirar directamente de la demanda.

Consideren el siguiente escenario. El Gobierno entrante anuncia un paquete de reformas que incluye una reforma en profundidad del perverso marco jurídico laboral. Entre las medidas anunciadas, un contrato único que elimine la perniciosa dualidad y dé esperanzas a los jóvenes, y la descentralización completa de la negociación colectiva, que permita a las empresas y trabajadores adaptar las condiciones de trabajo a su situación particular. Además, tal reforma viene acompañada de reformas sustanciales en los servicios profesionales (donde España tiene alrededor de un millón de empleos menos de los que nos corresponden, de acuerdo con el reciente informe de FEDEA-McKinsey en el que participé), de los servicios locales (donde hay también un enorme potencial de creación de empleo) y del mercado de alquiler para movilizar y poner al alcance de todos las más de un millón de viviendas sin vender. Este paquete de reformas llevaría a un inmediato aumento de la demanda de trabajo, que incidiría de inmediato sobre el paro y que con suerte pondría en marcha un círculo virtuoso de mayor crecimiento, menor endeudamiento, mayor confianza y mayor crecimiento.

La clave es que las reformas se hagan con justicia, claridad y decisión, de modo que los ciudadanos en ningún momento tengan la sensación de que “siempre pagan los mismos”. Al revés, los costes deben ser incurridos por todos, y se debe explicar todas las veces que sea posible que los beneficiarios deben ser los que no pueden permitirse una casa, los excluidos del mercado de trabajo, los que rotan siempre entre contratos temporales y los desempleados. Los indignados, en otras palabras.

El peligro es que a la primera huelga salvaje del metro, de controladores o de cualquiera de los otros colectivos hiper-protegidos de nuestro país, el nuevo Gobierno titubee y se eche para atrás. No hay lugar para esto. En nuestra breve democracia hemos tenido tres ejemplos de gobernantes que llegaron al poder con una situación muy delicada y tuvieron las agallas, incluso jugándose la vida, para hacer lo necesario: Adolfo Suárez, con la reforma política; Felipe González, con la reconversión industrial, y José María Aznar, con la entrada en el euro. Los españoles no somos los griegos ni los italianos. Si se nos explica lo que está pasando y lo que hace falta hacer, seremos capaces de entenderlo.

Es difícil exagerar lo crucial del momento. Si las cosas se hacen bien, España tiene un acervo de infraestructuras, de capital humano, de ilusión y ganas que pueden sacarnos de la crisis y devolvernos al lugar donde nos corresponde en Europa. Somos los primeros en deportes, ¿por qué no en innovación?

Pero si no se hacen las reformas, la situación puede convertirse rápidamente en desesperada. Tenemos un desempleo elevadísimo que seguramente crecerá sustancialmente si solo se hace la (desgraciadamente inevitable) consolidación fiscal. Tenemos algunas antiguas cajas, ahora fusionadas, que no pueden financiarse y que pueden arrastrar a los contribuyentes a su bancarrota. Tenemos los restos del naufragio de una gigantesca burbuja inmobiliaria sin digerir, con centenares de miles de casas vacías. Y tenemos un problema de competitividad que nos lleva a necesitar financiación exterior para sobrevivir.

Para el Gobierno que entre, es ahora o nunca. Durante la campaña, los dos partidos pueden hacer un enorme servicio a la sociedad explicándole con claridad lo grave de la situación y lo necesario de las medidas estructurales. No es momento de frivolidades. Los ciudadanos debemos saber lo que nos espera: España tiene una enfermedad grave. La terapia es dura y tendrá efectos secundarios, pero saldremos de esta. Sin duda.

Luis Garicano es catedrático de Economía y Estrategia de la London School of Economics y director de la cátedra McKinsey de FEDEA.


El reto de la gestión efectiva de las operaciones y la cadena de suministro

Los tiempos que corren son una excelente oportunidad para comprobar cuales son efectivamente los imperativos que marca el mercado en nuestro negocio y aprovechar para tomar plena conciencia de la necesidad de enfrentarnos a ellos. Lo “malo” de las épocas de bonanza económica y crecimientos exagerados basados en burbujas es que aunque hagamos una gestión mediocre las cosas siguen funcionando y se nos olvida revisar qué aspectos deberíamos cambiar. Me refiero no sólo a los cambios para mejorar el estado actual de nuestra empresa sino para prepararnos para los cambios que se puedan producir en nuestro entorno. Creo que en este entorno encaja perfectamente el enfoque de la mejora continua.

El concepto de mejora hay que tomárselo en serio. Lo digo por una especie de epidemia que campa a sus anchas por el mundo empresarial, yo lo llamo el “mal de las siglas sin significado”. No digo que sea un problema que aparece en todas las organizaciones, pero lo cierto es que me he encontrado más de una vez con él. Intentaré explicar brevemente en qué consiste este mal.

No es raro escuchar en boca de ejecutivos siglas como EFQM, JIT, BPR o TQM (que no significa “Te Quiero Mucho”, si no Total Quality Management). El problema es que en muchas ocasiones estas siglas se quedan en una mera declaración de intenciones y un esfuerzo parcial de la organización por conseguir un certificado que sirve para acceder a un concurso público o simplemente para mejorar la imagen de la organización. En este sentido, la dirección de la empresa teniendo en mente sólo esta meta y no el verdadero proceso de mejora, consigue la “medallita” e incluso se puede ver a algún directivo presumiendo de su medalla de certificación ISO 9000. ¿Pero se ha realizado realmente un proceso de mejora de la calidad en la organización? ¿O sólo se han rellenado unos cientos de hojas en diversos documentos? Documentos cuyo contenido es en demasiadas ocasiones tristemente ignorado por la mayoría de la organización.

Una gestión efectiva implica desde luego usar estas herramientas de gestión, mejora de la calidad, control, etc. Pero sobre todo requiere que no terminen siendo unas simples siglas sin un significado detrás. Es imprescindible desarrollar una verdadera motivación de mejora que se contagie a todas las personas involucradas en el cambio, haciéndolo real y efectivo.


RECICLAJE EMOCIONAL

Las emociones nos proporcionan informaciones valiosas. No elegimos tenerlas, pero podemos aprender a transformar y orientar su energía de una forma más creativa y equilibrada.

Hace tiempo que nadie pone en duda que es preciso cuidar el medio ambiente. Hemos tomado conciencia de la importancia de no contaminar porque nos jugamos nuestro porvenir y el del planeta. El concepto de ecología emocional hace un paralelismo entre la ecología y el mundo afectivo.

 Todos generamos basuras a diario. Imagina que cada día cogemos las bolsas llenas de desechos, las atamos, las apilamos en una habitación de casa y cerramos la puerta. Así día tras día. ¿Qué ocurriría? Empezaría a oler mal toda la casa y llegaría un momento en que la vida allí sería imposible para nosotros y para nuestros vecinos. Puro sentido común. Pero, ¿hacemos lo mismo con nuestras emociones? No siempre. Muchas las escondemos, las apilamos, dejamos que “se pudran” sin deshacernos de ellas y permitimos que contaminen nuestro interior. No somos conscientes de que cuando nuestro interior está contaminado, “el mal olor” sale fuera y también molesta a nuestros vecinos. Por eso es preciso eliminar diariamente nuestras “basuras emocionales”. Como decía Gandhi: “Si cada día nos arreglamos el cabello… ¿por qué no hacemos lo mismo con el corazón?

 
 

 

Es importante ser conscientes de que cada vez que elegimos una conducta y pasamos a la acción, colocamos una pieza en el fundamento de nuestro mundo interior, bien en el sentido del equilibrio o bien en el del caos. Para llegar al equilibrio debemos aprender a caminar por el camino del centro, el del autocontrol emocional. En el centro se sitúa la expresión de nuestras emociones a la persona adecuada, en el momento adecuado, con el propósito justo y de la forma correcta. Es importante no confundir autocontrol con represión. El autocontrol es una competencia emocional que nos permite gestionar de forma inteligente nuestros afectos mediante un trabajo en equipo del eje “mente-emoción-acción”. Cuanta mayor coherencia exista entre nuestro pensar, nuestro sentir y nuestras acciones, mayor equilibrio, bienestar y libertad habrá en nuestra vida. La libertad de expresar nuestro sentir debe ir siempre unida a la responsabilidad sobre el impacto que tendrá nuestra conducta en nosotros mismos y en los demás. Así, aprenderemos a no contaminar emocionalmente a la primera persona que pase por nuestro lado expulsando una basura emocional que, además, no ha sido generada por ella.

  

Expresaremos nuestra ira, enfado u objeciones a quien los haya generado, pero no lo haremos de cualquier forma sino con asertividad y respeto. También es importante saber por qué expresamos lo que sentimos, ya que la energía más ecológica es el deseo de mejora, y no el deseo de venganza.

Nosotros decidimos cuándo, dónde, de qué forma y con quién vamos a mostrar lo que sentimos. Es esencial que tomemos el control y el timón de nuestra energía emocional puesto que es peligroso dejar en manos de otros, o de situaciones externas, algo tan importante como es nuestro equilibrio emocional. Se trata de decidir qué tipo de persona queremos ser y en función de esta elección, pasar a la acción coherente, aunque no nos resulte fácil.

 



Reflexiones sobre “Presentaciones eficaces”

La siguiente entrada, versa sobre dos de los dos puntos a mi juicio más interesantes y que más me han hecho reflexionar después de revisar de nuevo la presentación hecha por Jorge Maidana el pasado viernes sobre “Presentaciones eficaces”.

Lo primero es preguntarnos: cuántas veces hemos asistido a reuniones, presentaciones, etc, donde nos hemos estado preguntando desde el minuto uno hasta casi el final “¿cual es el objetivo de todo esto?”. O la típica situación de “el director se ha extendido demasiado en su presentación, y en lugar de 15 dispones de 5 minutos para tu parte”
Esta es una situación real, que nos ocurre a todos en nuestras empresas con relativa frecuencia, y por eso creo que es la primera lectura importante que hay que recoger de la charla de Jorge: el modelo de la pirámide invertida, permite introducir al principio de la presentación cual es el objetivo, es decir, el fin de la misma, adecuándolo al nivel de la audiencia.
¿Que ocurriría si te recortan el tiempo asignado? No hay problema, dado que el objetivo lo vas a mencionar al principio, puedes ir “saltando slides” del cuerpo principal de la presentación sin problemas, ya que lo fundamental del mensaje se va a emitir con éxito.
¿Que ocurre si tienes una audiencia en cierto modo “hostil”? (supongamos el caso de operarios que no saben para qué están recibiendo esa charla) Ante eso, la introducción de un tema que les va a interesar, debería engancharles para que mantengan la atención a lo largo de toda la charla (aunque claro, esto es un arma de doble filo, y si la introducción no es adecuada, el tema no engancha, etc, nuestra presentación se volverá un infierno…)

En definitiva, muy buen consejo que incorporo en mis presentaciones desde hoy mismo.

Por otro lado, me llegó el tema de “La regla de los tercios”. Tengo que decir que soy poco más que un “analfabeto fotográfico”, de los típicos “domingueros” que hacen fotos en auto, sacando a tu niño en el parque justo en el centro del plano. Qué le vamos a hacer, :) . Pero repasando lo dicho en la charla al respecto de esta regla, y revisando todas las fotos de la presentación, se constata que dicha regla se cumple, es curioso. Y repasando las pocas “buenas” fotografías que tengo de viajes, etc, también se cumple en mayor o menor medida dicha regla.
Parece que es una de esas cosas “obvias” que hasta que alguien no te las dice, o las lees, las hacías pero no sabías muy bien por qué.

En definitiva, otro elemento positivo, que en este caso no sólo incorporaré a mis presentaciones profesionales, buscando las imagenes que comuniquen más a la audiencia, sino que me servirá para hacer mejores fotos en mi vida privada, que es probablemente igual o más importante que lo anterior.


La composición en nuestras presentaciones

Ayer, 4 de Noviembre, he tenido la revelación de una verdad hasta el momento, secreta u oculta para mí.

En las presentaciones de trabajo que preparamos en nuestro entorno laboral, hay una parte de arte que obviamos, o que no somos capaces de apreciar, entendiendo el arte como cualquier actividad  realizada por el ser humano con una finalidad estética o comunicativa, a través del cual se expresan ideas, emociones, o, en general, una visión del mundo, mediante diversos recursos.

Mi principal hobby es la fotografía, y hasta ahora aplicaba la relación “Ingeniero hasta las 17.00 y fotógrafo después”. Hasta el día de ayer, nunca pensé en que hubiera alguna manera de relacionarlos, de aplicar un arte gráfico en las tareas más administrativas que hacemos profesionalmente, pero en efecto, lo hay en el cómo hacer nuestras presentaciones.

La composición y la técnica, determinan la calidad de una fotografía, siendo la primera muy importante. Por un lado, la regla de los tercios, proveniente del número phi o del porqué consideramos algo bello, nos ayuda a destacar objetos en nuestra imagen colocándolos en los “puntos calientes”. ¿Por qué? Pues porque nuestra vista será lo que verá con más facilidad y rapidez y nuestra mirada se posara en ellos como primera referencia a nuestra imagen, siendo el orden de lectura de izquierda a derecha, y de arriba abajo.

 

Por otro lado, el minimalismo establece que “menos es más”. Muchas veces, la belleza se encuentra en la sencillez, en la simplicidad visual, formal y compositiva. Y por último, el peso visual definido como la fuerza con que un elemento de una composición atrae la vista del espectador, a más peso visual, más capacidad de atraer la atención tiene un elemento.

Tras la iniciación en clase sobre las presentaciones de Steve Jobs, he podido comprobar que estas reglas compositivas eran muy utilizadas por él en su presentaciones.

 

 

 

 

 

Entonces, ¿por qué no combinar estas reglas compositivas en nuestras presentaciones? Personalmente, yo nunca lo había pensado, pero gracias a la clase de ayer, a partir de ahora las tendré muy en cuenta!

 


La cadena de suministro y las operaciones

La alta competitividad empresarial en un mundo global donde las exigencias y expectativas son muy elevadas, es vital asegurar el éxito de las empresas usando las herramientas y técnicas adecuadas para lograr los objetivos deseados. Por ejemplo, reducir costes en mano de obra, en materia prima o situando la fabricación en países emergentes, para así ofrecer un precio competitivo respecto a la competencia de tal forma, que se genere una posición ventajosa de la empresa para competir mejor en los mercados.
Las empresas se enfrentan a un entorno cada vez más cambiante y complejo, por ello la empresa ve necesario dar una respuesta, bien para poder sobrevivir o bien para aumentar su eficacia y eficiencia. Esta necesidad de respuesta, se deriva de la existencia de una necesidad permanente de adaptación de la empresa a los cambios de su entorno. Por ello, se hace más necesario para las empresas dedicar un mayor esfuerzo y análisis a la elaboración y elección de la estrategia más adecuada para poder adaptarse a diferentes contextos competitivos y poder obtener un crecimiento exitoso de cara al futuro.
La empresa deberá identificar la forma de conseguir rentabilidades superiores a las de sus competidores. Para ello necesita estar relacionada con un factor clave de éxito en el mercado, diferenciándose de sus competidores y al mismo tiempo hacer frente a los cambios del entorno y las acciones de la competencia.



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