La Educación para el Desarrollo Sostenible (EDS)
“La educación, en todas sus formas y todos sus niveles, no es sólo un fin en sí mismo, sino también uno de los instrumentos más poderosos con que contamos para inducir los cambios necesarios para lograr un desarrollo sostenible”. Koichiro Matsuura, Director General de la UNESCO (1999-2009).
La Educación para el Desarrollo Sostenible (EDS)
La educación es el instrumento idóneo para forjar los valores, las competencias y los conocimientos y es el motor de todos los cambios. Reconociendo su papel como catalizador para la edificación de un futuro mejor y más sostenible para todos, la Asamblea General de las Naciones Unidas en su Resolución 57/254 de diciembre de 2002 proclamó el período 2005-2014 Decenio de la Educación para el Desarrollo Sostenible. Pero tanto antes como después de este periodo, la EDS ha estado y sigue estando muy presente en los programas, conferencias y objetivos de las Naciones Unidas.
Educar para el desarrollo sostenible es incorporar en los sistemas educativos los temas fundamentales del desarrollo sostenible como el cambio climático, la reducción del riesgo de desastres, la biodiversidad, la reducción de la pobreza y el consumo sostenible, permitiendo a la vez que el ser humano adquiera los conocimientos, las competencias, las actitudes y los valores necesarios para forjar un futuro sostenible.
La EDS va más allá de la mera difusión de conocimientos, definiendo no solo el contenido del aprendizaje, sino también la pedagogía y el entorno del aprendizaje. La EDS exige métodos participativos que motiven a los alumnos y les doten de autonomía, a fin de cambiar su conducta, y promueve la adquisición de competencias tales como el pensamiento crítico, la elaboración de hipótesis de cara al futuro y la adopción colectiva de decisiones. La EDS ha de habilitar a los educandos para transformarse a sí mismos y a la sociedad en la que viven mediante la adopción de estilos de vida sostenibles y convirtiéndolos en ciudadanos del mundo activos y participativos que contribuyan a crear un mundo más justo, pacífico, tolerante, inclusivo, seguro y sostenible. En resumen, la EDS tiene como objetivo último la transformación social.
La educación para la sostenibilidad refleja la preocupación por una educación de elevada calidad que ayude a las personas a entender lo que pasa (saber), a sentirse parte de la sociedad en la que viven (saber ser) y a conocer cómo pueden participar en los procesos de desarrollo (saber hacer). Pero, además, debe desarrollar la capacidad de aprender a aprender.
El Decenio de la Educación para el Desarrollo Sostenible concluyó en Noviembre de 2014 con la conferencia de Aichi-Nagoya en la que se aprobó la hoja de ruta para la ejecución del programa de acción mundial a seguir a partir de entonces.
El objetivo global del Programa de Acción Mundial es generar e intensificar iniciativas en todos los ámbitos de la educación y el aprendizaje a fin de acelerar los avances hacia el logro del Desarrollo Sostenible. Esta meta se articula en dos objetivos, educar para la sostenibilidad y enseñar qué es la sostenibilidad, a saber:
- Reorientar la educación y el aprendizaje para que todas las personas tengan la oportunidad de adquirir conocimientos, competencias, valores y actitudes con los que puedan contribuir al Desarrollo Sostenible; y
- Fortalecer la educación y el aprendizaje en todos los programas, agendas y actividades de promoción del Desarrollo Sostenible.
Es decir, la EDS es una formación para la acción y propone educar individuos competentes para: reconocer los problemas de su época y del mundo en el que les toca vivir; comprenderlos en su triple dimensión ambiental, económica y social; e intervenir a favor de su resolución.
Adaptación de la política educativa española a la EDS
En España, la sostenibilidad quedó nominalmente incorporada al ordenamiento educativo en 2006 con el texto de la Ley Orgánica de Educación, que incluye entre los fines del sistema: “la formación para la paz, el respeto a los derechos humanos, la vida en común, la cohesión social, la cooperación y solidaridad entre los pueblos así como la adquisición de valores que propicien el respeto hacia los seres vivos y el medio ambiente, en particular al valor de los espacios forestales y el desarrollo sostenible”; así como por los Reales Decretos que de ella derivan que establecieron las Enseñanzas mínimas de la Educación Primaria y de la Secundaria Obligatoria. Ambos comprenden un buen número de aspectos curriculares relacionados con la comprensión de las interacciones humanas con el medio físico o con la necesidad de dar un tratamiento respetuoso del capital de la naturaleza.
Aunque el molde sobre el que se ha asentado el desarrollo escolar de la EDS viene de más atrás, de las Materias Transversales establecidas por los currículos derivados de la Ley de Ordenación General del Sistema Educativo de 1990: educación ambiental, educación para la salud, educación para la paz, educación del consumidor y educación vial; solo desde el curso 2007-2008, los currículos vigentes en España ordenan la formación de las denominadas “Competencias Básicas”, que permiten aplicar el conocimiento en distintos contextos formativos, sociales o laborales y ejercer plena y autónomamente una ciudadanía democrática, así como participar en la resolución de problemas sociales, incluidos los de carácter ambiental.
Escuelas para la sostenibilidad en España. El ejemplo Catalán.
Desde hace más de 10 años, muchos ayuntamientos españoles, a través de agendas 21 escolares o programas de educación ambiental, impulsan programas de educación para la sostenibilidad dirigidos a los centros educativos, a la vez que promueven la participación e implicación de toda la comunidad educativa.
Las Comunidades Autónomas y los Ministerios de Educación, Cultura y Deporte y Agricultura, Medio Ambiente y Alimentación ofrecen a escuelas y ayuntamientos espacios donde compartir esfuerzos, recursos y experiencias. Con esta finalidad nació en 2009 en la Red de Escuelas para la Sostenibilidad de Catalunya – XESC. Tanto esta red como las redes hermanas en el resto de las CCAA tienen entre sus objetivos colaborar en la formación del profesorado y facilitar recursos educativos o fomentar el debate interno para avanzar en la conceptualización de la Educación para la Sostenibilidad. Actualmente la Red engloba a más de 800 escuelas catalanas.
Viviendo la EDS en las escuelas
Formar parte de las redes de escuelas para la sostenibilidad no solo significa adaptar el currículum escolar a las temáticas propias del desarrollo sostenible. Es también involucrar a la comunidad educativa en el proyecto y modificar las metodologías de enseñanza.
Algunas de las características de las escuelas sostenibles son:
- Trabajan por proyectos, convirtiéndose el alumno en protagonista y el docente en facilitador.
- Orientan el aprendizaje a la acción, fomentando la creatividad, el trabajo en grupo, la resolución de conflictos y la búsqueda de soluciones de compromiso.
- Son altamente participativas internamente, en su municipio y dentro de la red escolar.
- Trabajan de manera asamblearia.
- Fomentan los valores de responsabilidad, equidad, inclusión y ecología.
- La sostenibilidad se trabaja desde todas las materias y englobando todos los aspectos del ser humano (físico, cognitivo, social y emocional).
- Promueven la mejora continua midiendo el alcance y progresión de sus actuaciones y realizando una evaluación de las mismas.
- Se orientan a la comunidad a la que pertenecen sin olvidar las problemáticas globales.
- Fomentan la colaboración entre los niños de distintas edades y de estos con los adultos de la comunidad educativa.
- Viven la sostenibilidad dentro y fuera del aula. La escuela recicla, promueven el ahorro energético y la reducción de emisiones de CO2, apoya la compra de proximidad y el consumo responsable y se posiciona hacia fuera como escuela verde.
Desarrollo sostenible es aquel desarrollo que satisface las necesidades actuales sin comprometer los recursos y posibilidades de otras naciones o de futuras generaciones. Las escuelas sostenibles permiten que las nuevas generaciones tomen conciencia desde la infancia de los impactos de la actividad humana en el mundo y la sociedad, y desarrollen las competencias necesarias para crecer de manera sostenible, respetando al otro y al medio ambiente.
Las generaciones que hoy se educan en escuelas sostenibles son las generaciones que sostendrán el mundo del mañana.
Referencias:
- http://www.magrama.gob.es/es/ceneam/recursos/documentos/decenio_tcm7-46582.pdf
- http://www.magrama.gob.es/es/ceneam/articulos-de-opinion/2010_05joseba_tcm7-141777.pdf
- http://www.magrama.gob.es/es/ceneam/articulos-de-opinion/2010_09arizaleta_tcm7-141801.pdf
- http://www.magrama.gob.es/es/ceneam/recursos/documentos/decada.aspx
- http://unesdoc.unesco.org/images/0023/002305/230514e.pdf
- http://www.unesco.org/new/es/our-priorities/sustainable-development/
- http://www.unep.org/10yfp/Portals/50150/downloads/SLEP_Brochure_spanish.pdf
- http://www.oei.es/decada/accion.php?accion=2
- http://www.bcn.cat/agenda21/a21escolar/index.htm
- http://centrosostenible.blogspot.com.es/
- http://www.xesc.cat/
El empoderamiento económico de las mujeres a través de los emprendimientos como oportunidad de desarrollo
María Inés Ciancaglini
“Invertir en el empoderamiento económico de las mujeres contribuye directamente a cerrar la brecha de la desigualdad de género, la erradicación de la pobreza y el crecimiento económico inclusivo. Que las mujeres contribuyan de manera significativa a la economías de sus países, redunda directamente en el desarrollo humano de las sociedades y las comunidades donde viven”. Directora regional de la ONU MUJERES en Latinoamérica y el Carive, Luiza Carvalho.
La importancia del empoderamiento económico de las mujeres para el desarrollo
Invertir en el empoderamiento económico de las mujeres contribuye directamente a la igualdad de género, el crecimiento económico inclusivo y la erradicación de la pobreza. El empoderamiento se convierte en un factor fundamental para lograr la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres. Cuando las mujeres están empoderadas pueden exigir sus derechos, ejercer liderazgos, tener una independencia tanto económica como social y aprovechar oportunidades de educación y empleo para su desarrollo.
El empoderamiento económico tiene el poder de reactivar las economías de los países y por ende del mundo entero. La economía necesita de las mujeres ya que estas representan más de la mitad de la población mundial pero su contribución a la actividad económica está muy por debajo de su potencial. Según cifras de ONUMUJER, si las tasas de empleo remunerado de las mujeres se incrementaran hasta equipararse a las de los hombres, se estima que el producto interno bruto de Estados Unidos sería un 9 por ciento mayor, el de la zona del euro aumentaría un 13 por ciento y el de Japón un 16 por ciento. En las 15 economías en desarrollo más importantes, los ingresos per cápita crecerían un 14 por ciento de aquí a 2020 y un 20 por ciento hasta 2030.
El empoderamiento económico de la mujer es un buen negocio. Según estudios efectuados en países de la OCDE y en algunos países no miembros, el aumento de la participación de las mujeres en la fuerza de trabajo o una reducción de la disparidad entre la participación de mujeres y hombres en la fuerza laboral produce un crecimiento económico más rápido. Según hechos de ONUMUJER, las empresas se benefician enormemente al aumentar las oportunidades en cargos de liderazgo para las mujeres, algo que ha demostrado aumentar la eficacia organizacional. Se estima que las compañías donde tres o más mujeres ejercen funciones ejecutivas superiores registran un desempeño más alto en todos los aspectos de la eficacia organizacional. Esto se debe a que las habilidades femeninas y su liderazgo responden mejor a las necesidades de la nueva economía por ser más solidarias, cooperativas, participativas, creativas y trascender con frecuencia el mero interés económico. Por último para incrementar el gasto y promover el crecimiento económico se debe empoderar a la mujer como agente de demanda agregada ya que las mujeres controlan cerca del 65% de las decisiones de compra totales en bienes y servicios a nivel global.
El empoderamiento económico de la mujer tiene un efecto multiplicador. Así la participación económica de la mujer se convierte en una fuente de crecimiento con un papel fundamental en el desarrollo humano ya que tiene un efecto multiplicador en sus familias y en la participación de las actividades de las comunidades contribuyendo a la erradicación de la pobreza. Datos empíricos procedentes de diversos países muestran que incrementar la proporción de los ingresos del hogar controlados por las mujeres, procedentes de lo que ganan ellas mismas o de transferencias de dinero, modifica los patrones de gasto en formas que benefician a los hijos.
Los emprendimientos con enfoque de género para el empoderamiento económico
El emprendimiento de las mujeres está creciendo a nivel global, al igual que el potencial de sus empresas para contribuir al desarrollo económico. Hoy en día, las mujeres forman 40.8% del mercado laboral, y entre el 32 y el 39% de todas las empresas privadas del mundo son de mujeres. Sin embargo, menos mujeres (47.7%) que hombres (62.1%) creen que tienen las capacidades para arrancar y operar un negocio. Apoyar a mujeres en el desarrollo de sus capacidades y en el acceso a financiamiento, requiere tanto el desarrollo de sus capacidades y habilidades empresariales como también el desarrollo de capacidades sociales que impacta la manera en que las mujeres desarrollan su empresa. Para lograr este apoyo real es necesario considerar las situaciones y condiciones desiguales que enfrentan las mujeres que llevan a reducir las oportunidades para emprender. Las mujeres siguen sufriendo de manera desproporcionada la pobreza, la discriminación y la explotación. La discriminación de género implica que a menudo las mujeres acaban desempeñando trabajos no seguros y mal pagados, y siguen siendo una pequeña minoría en puestos directivos. La discriminación también reduce el acceso a bienes económicos como la tierra y los préstamos y limita su participación en el diseño de políticas sociales y económicas. Otro aspecto a considerar es que la mayoría de las tareas domésticas recae en las mujeres, por lo que suelen tener poco tiempo libre para aprovechar oportunidades económicas.
Frente a esta realidad la posibilidad de trabajo independiente y el potencial de los emprendimientos protagonizados por mujeres, ha sido planteado desde distintos ámbitos, como una oportunidad para enfrentar estas barreras ya que constituyen estrategias que combinan de manera sinérgica componentes educativos, económicos y de género, con el resultado de transformaciones profundas en las personas, en los colectivos que integran y, al interior de éstos, en el vínculo intergeneracional, y en muchos casos interparental, así como en las relaciones que llegan a establecerse a nivel de la comunidad y, con frecuencia, en ámbitos sociales mucho más amplios.
El emprendimiento como oportunidad de desarrollo
América Latina y Caribe tienen uno de los índices más altos de desigualdad de género e ingreso económico en el mundo. En América Latina, la población de mujeres alcanza 278 millones de personas. Según cálculos del Banco Mundial (BM), más del 50% de ellas pertenecen a los sectores socioeconómicos más pobres de la región. Las mujeres enfrentan barreras complejas en la participación de la economía formal. En el caso de las mujeres de los sectores más pobres están envueltas en un círculo vicioso que limita las oportunidades de desarrollo y las lleva a la exclusión social. Los roles tradicionales de género, la discriminación y la violencia, la falta de acceso a capital, educación, empleo y atención en salud están íntimamente relacionados y perpetúan la pobreza. Las relaciones de género sitúan a las mujeres en un lugar secundario y subordinado generando un sentimiento de desvalorización, dependen económicamente de sus parejas, realizan trabajos poco calificados, hay un desconocimiento y falta de ejercicios de derechos y sufren en muchos casos violencia familiar. Este círculo no solo tiene consecuencias para sí mismas sino que se instauran las condiciones propicias para la reproducción de la pobreza en las nuevas generaciones.
Para muchas de estas mujeres solo se necesitan una oportunidad para desarrollase y los emprendimientos se presentan como una nueva forma de hacer negocios más inclusivos en donde no solo es importante la maximización de las utilidades, sino el propósito y el impacto positivo que estas empresas pueden llegar a tener en la vida de las mujeres. Ellas se convierten en las protagonistas de sus vidas y se genera la capacidad de tomar decisiones, tener una independencia económica y ejercer sus derechos. La mujer toma un rol clave en el desarrollo de los emprendimientos por su alto potencial emprendedor ya que como pilares de su familia son motores de prosperidad y bienestar. Cuando la situación se pone difícil son las mujeres que toman la iniciativa y buscan las maneras de salir adelante. Tienen una conciencia mayor de lo que es el desarrollo de la familia y de la comunidad y tienen la responsabilidad muchas veces como únicas proveedoras del hogar de salir adelante.
El emprendimiento como efecto multiplicador
El desarrollo de un emprendimiento tiene un gran impacto en la vida de las mujeres y en todo su entorno. El beneficio económico es el valor más visible, pero el impacto es más profundo con efectos multiplicadores ya que hay un desarrollo personal de la mujer y cuando las mujeres prosperan hay un impacto en sus familias y en la sociedad en general.
Empoderar a las mujeres significa que se hagan cargo de sí mismas. A través del desarrollo de los emprendimientos las mujeres logran afirmar su autoestima generando una valoración de sus personas. De esta manera se supera los anclajes en la victimización y la culpabilización, recuperando las energías para ser protagonistas de su vida y exigir sus derechos. Cuando una persona recupera la dignidad del trabajo y se siente integrada, claramente hay un cambio profundo en ella misma, y también en la forma en la que se relaciona con su entorno.
La mujer logra niveles de decisión sobre los recursos en suma autonomía económica. A través del emprendimiento se inicia procesos de democratización del trabajo doméstico donde las mujeres, al lograr ingresos propios, se fortalecen como personas independientes, rompiendo con la dependencia económica con su pareja, lo que se constituye un primer nivel de negociación dentro del hogar.
La mujer logra desarrollarse como persona. El contar con mayores ingresos se traduce en una mejora en el acceso a recursos y al control sobre ellos, y en un aumento de las oportunidades para aprovechar plenamente estos recursos.
Se rompen los círculos de pobreza generacionales. Las mujeres cumplen un rol clave para que sus familias y sus hijos salgan de la pobreza. Con el incremento de los ingresos a través del emprendimiento y logrando la independencia económica, se beneficia toda la familia, ya que se invierte en mejor alimento, mejor educación, mejor vivienda y mejor salud.
La mujer toma un rol importante en el desarrollo territorial. Ellas se convierten en actoras dinamizadoras de las economías locales, tienen la práctica y el conocimiento empírico para desarrollar emprendimientos económicos estratégicos para el desarrollo del lugar, del país y de la región. El empoderamiento de las mujeres refuerza el conjunto de trabajo y talento que pueden aprovechar las economías y aumentar la productividad nacional per cápita.
Los desafíos para el desarrollo de los ecosistemas de emprendimientos femeninos
Debemos plantearnos cuales son los desafíos concretos para generar las oportunidades de desarrollo. Muchos de los emprendimientos pueden iniciar frente a una oportunidad pero muchos inician como una necesidad ante la falta de empleo, la urgencia económica para la subsistencia familiar o romper con el ciclo de violencia. Los emprendimientos no pueden crecer solos sino que deben ser acompañados por políticas económicas y sociales, programas de desarrollo y financieros, y capacitaciones tanto técnicas como sociales para crear ecosistemas de emprendimientos femeninos. Estos permitirán las sostenibilidad del emprendimiento a largo plazo, brindar las herramientas necesarias a la emprendedora para que pueda desarrollar su negocio de manera exitosa y crear un entorno propicio que brinde a las mujeres igualdad de oportunidades frente a los retos actuales. Cuando nos referimos a retos actuales no solo nos referimos a la falta de capacitación, acceso a servicios financieros o factores productivos, sino también a la necesidad de generar cambios en los patrones culturales y sociales que contribuyan a cerrar la brecha de género y que garanticen el pleno ejercicio de los derechos económicos de las mujeres.
Es necesario en el desarrollo de ecosistemas la participación de distintos actores tanto del sector público, privado, y de sociedad civil para aportar distintos recursos y capacidades para lograr mayores impactos y se garanticen los plenos derechos de las mujeres. El sector público cumple un rol fundamental ya que debe generar políticas que apuesten al reconocimiento de las mujeres emprendedoras como agentes dinamizadoras de las economías locales, con saberes y con derechos al ejercicio de la ciudadanía plena. En general las políticas nacionales y locales no han reconocido sus aportes ni sus necesidades específicas, lo que ha incidido negativamente en su calidad de vida y bienestar, desfavoreciendo sus derechos, capacidades y potencialidades.
Una mujer que emprende está diseñando futuro y abriendo oportunidades a las generaciones venideras. Estamos ante la oportunidad de ser protagonistas de este cambio e invertir en el empoderamiento económico de las mujeres proporcionando mayores posibilidades para generar ingresos y fomentar el emprendimiento.
Referencias
El Banco Mundial, 2012, Informe sobre el Desarrollo Mundial: Igualdad de Género y Desarrollo.
http://www.cepal.org/mujer/noticias/paginas/5/38885/A6493E.pdf
http://www.unwomen.org/es/what-we-do/economic-empowerment
http://www.unwomen.org/es/what-we-do/economic-empowerment/facts-and-figures
http://www.v4w.org/images/generales//Resources/CreandoOportunidades-VfW-Dic2014.pdf
La producción de transgénicos para satisfacer objetivos de seguridad alimentaria y sus consecuencias ambientales
El surgimiento de los organismos genéticamente modificados (OGM) o productos transgénicos, es decir, los productos agrícolas y alimenticios producidos por técnicas de ingeniería genética, ha planteado un sin fin de interrogantes acerca de los posibles efectos de estos productos en la seguridad alimentaria, la biodiversidad agrícola y el medio ambiente, además de abrir un amplio debate en torno de los riesgos de su consumo para la salud de los consumidores.
El desarrollo de los transgénicos se ha enfocado principalmente en el cultivo de soja, maíz, colza y algodón y su cultivo se concentra en su mayor parte en Estados Unidos, Canadá, Argentina, Brasil e India (en este último solo se cultiva algodón). Muchos son los actores que intervienen en el debate acerca de los transgénicos: la comunidad científica, los ambientalistas, las grandes corporaciones, los productores agrícolas y los gobiernos, y cada uno de ellos mantienen posiciones muy diferentes en relación a la comercialización de estos productos. Pocos temas generan tanta controversia y puntos de vista tan opuestos. El rasgo del transgénico está básicamente limitado a la tolerancia a herbicidas (maíz, colza, soja y algodón) y en menor medida a la resistencia a insectos (maíz y algodón). Esta limitación junto al hecho de que el negocio de la ingeniería genética está concentrado en un número reducido de grandes multinacionales agroquímicas y farmacéuticas, genera controversia. Si a esto le añadimos el temor de los posibles efectos dañinos que los OGM pueden tener para la salud y el medio ambiente y que algunos sectores denuncian, el debate está servido.
Este desequilibrio y disparidad de opiniones se puede ver en la abundante y diferente información, artículos y ensayos que hay al respecto y que ponen de manifiesto esta falta de consenso.
En este artículo nos vamos a centrar en dos de los puntos que más controversia genera el uso de OGM y que son la producción de transgénicos para satisfacer objetivos de seguridad alimentaria y otro sobre su efecto en el medio ambiente.
¿Qué países producen cultivos GM? (1)
Los transgénicos y la seguridad alimentaria
Para entender mejor este primer punto es necesario definir lo que se entiende por seguridad alimentaria. Existe seguridad alimentaria cuando todas las personas tienen de forma permanente acceso físico y económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades alimenticias y sus preferencias en cuanto a los alimentos a fin de llevar una vida activa y sana (2). Las causas de la inseguridad alimentaria son la falta de disponibilidad de alimentos, el escaso poder adquisitivo y una distribución no apropiada o un uso inadecuado de los alimentos en los hogares.
Parece evidente que la producción de OGM en sí misma no puede dar respuesta ni resolver los problemas fundamentales de la seguridad alimentaria. No obstante, sí podemos esperar de la biotecnología una contribución importante facilitando, por ejemplo, una mejor atención de la salud, un aumento de la seguridad alimentaria mediante prácticas de agricultura sostenible, un mejor abastecimiento de agua potable y procesos de desarrollo industrial más eficaces para la elaboración de las materias primas. Un apunte que merece la pena hacer es que el término biotecnología suele usarse impropiamente como sinónimo de modificación genética cuando hemos visto que su aportación es mucho más amplia. La biotecnología se utiliza como herramienta de diagnóstico para supervisar la inocuidad, prevenir y diagnosticar enfermedades de origen alimentario y verificar el origen de los alimentos (3). La encendida controversia acerca del tema de la biotecnología agropecuaria se refiere a una sola biotecnología, la modificación genética y sus productos derivados, los OGM. Sin embargo, el debate acerca de las ventajas y desventajas, reales o percibidas, de los OGM comenzó hace dos décadas y todavía persiste, sin que aparezcan señales perceptibles de apaciguamiento.
Los avances que se han llevado a cabo en el campo de la biotecnología durante la segunda mitad del siglo XX han abierto nuevos caminos al desarrollo humano. Estos avances brindan muchos beneficios pero también llevan asociados riesgos, lo que aumenta la necesidad de sistemas de buen gobierno que permitan administrar la tecnología bajo la supervisión de instituciones democráticas. La libertad de innovar, y de correr riesgos, seguirá desempeñando un papel cardinal en el desarrollo mundial. La tarea crucial que todos encaramos consiste en garantizar que aquellos que ejerzan esa libertad fundamental lo hagan de manera que promuevan una ciencia de calidad, fomenten la confianza en la ciencia y la tecnología y amplíen su función en el desarrollo humano
Pero además hemos visto que la seguridad alimentaria no solo depende de la disponibilidad de alimentos y del poder adquisitivo sino también de una distribución apropiada y de un uso adecuado de los alimentos en los hogares. ¿Cómo se puede conseguir esto? Los gobiernos locales deben implantar estrategias de desarrollo en las áreas rurales que incluyan medidas políticas, sociales, económicas, tecnológicas, culturales y financieras
Los gobiernos de los países en desarrollo tienen la responsabilidad de elaborar su propia visión y política nacional de innovación en agricultura, incluyendo las biotecnologías. Para que ciencia y tecnología puedan jugar su papel en las políticas y en los programas de seguridad alimentaria, ante todo se requieren adecuadas inversiones — considerablemente mayores que las actuales— y constantes en el tiempo. La innovación tecnológica y social no tiene la propiedad inherente de beneficiar a los necesitados, el sector público tiene la responsabilidad de dirigir las inversiones hacia objetivos bien definidos y de enfocar la investigación agrícola a las necesidades de los pequeños agricultores y productores. Además, las inversiones deben estar acompañadas de políticas y marcos normativos nacionales eficaces y favorables a la innovación en agricultura.
Otro aspecto de gran importancia es asegurar a las mujeres el acceso a las nuevas tecnologías y al conocimiento (4). Si se les favorece el acceso a la tierra, la ganadería, la educación, los servicios financieros, la extensión, la tecnología y el empleo rural aumentarían la productividad así como la producción agrícola, la seguridad alimentaria, el crecimiento económico y el bienestar social. Se calcula que, por sí solo, el cierre de la brecha de género en el ámbito de los insumos agrícolas podría sacar del hambre a entre 100 y 150 millones de personas (5)
Los gobiernos nacionales y la comunidad internacional descuidan la investigación agrícola. ¿Por qué? En primer lugar, debido a la percepción de que el excedente de alimentos del mundo significa que ya no es necesaria la investigación sobre la productividad. Pero ese excedente no está en las manos de las personas que lo necesitan: el aumento de la productividad de los agricultores de bajos ingresos sigue siendo esencial para aumentar la seguridad alimentaria y erradicar la pobreza. En segundo lugar, con la bajada de los precios mundiales de los alimentos las políticas agrícolas proteccionistas, particularmente en la Unión Europea, están dando por resultado el dumping de alimentos en países en desarrollo, con lo que se debilitan los mercados locales. En tercer lugar, el aumento de la investigación privada en los países industrializados ha opacado la necesidad de mantener la inversión pública en los cultivos y las necesidades de los países en desarrollo.
La mejor manera de garantizar el uso seguro de las nuevas tecnologías consiste en establecer un método sistemático de evaluación y gestión de riesgos. Para introducir cultivos modificados genéticamente, es necesario que cada país establezca un sistema de seguridad biológica con directrices claras y coherentes, cuente con personal calificado que oriente el proceso de adopción de decisiones, y establezca un proceso de examen y mecanismos para recibir retroinformación de los agricultores y los consumidores.
Uno de los aspectos sobre los que inciden los defensores del cultivo de OGM es que puede ayudar a producir alimentos nutritivos ayudando a erradicar el hambre en el mundo y mejorar la seguridad alimentaria. Si queremos garantizar que estos cultivos van a mejorar las condiciones de vida de una comunidad o por el contrario van a aumentar la pobreza e inseguridad, como dijo Gandhi hace más de 80 años “recuerde el rostro de la persona más pobre y débil que haya visto y pregúntese si los pasos que piensa dar serán de alguna utilidad para ella.»(6)
¿Y las consecuencias ambientales?
La experiencia adquirida a lo largo de las dos últimas décadas de estudios sobre los efectos ambientales indica que es posible que pasen años o decenios antes de que se comprendan las consecuencias de los nuevos elementos biológicos en los ecosistemas. Sin embargo ya hay algunas evidencias de los efectos ambientales de los OMG introducidos y que pueden ser de carácter ecológico o genético, entre los que se incluyen los siguientes:
- los organismos transformados podrían desplazar a otras especies existentes y alterar el ecosistema. La historia demuestra la existencia de ese peligro, así seis liebres europeas que se introdujeron en Australia en 1850 muy pronto se multiplicaron en 100 millones y destruyeron hábitats, así como la flora y la fauna autóctonas. En la actualidad, las liebres causan pérdidas a las industrias agrícolas australianas en el orden de los 370 millones de dólares anuales. La cuestión radica en si los organismos modificados genéticamente pudieran invadir los ecosistemas de manera similar.
- el flujo de genes entre las plantas podría transmitir los genes nuevos a especies afines y dar lugar, por ejemplo, a las supermalezas
- los genes nuevos podrían tener efectos negativos imprevistos en especies que no han sido objeto de modificación. Los estudios de laboratorio han demostrado que el polen del maíz modificado mediante la biotecnología, concebido para el control de plagas del barrenador del tallo, también puede matar las mariposas monarcas si éstas lo consumen en cantidades suficientes Otros estudios muestran efectos tóxicos de estos cultivos a otras especies que actúan como “depredadoras de plagas”(7) o en especies como mariposas de interés para la conservación (8) y otros polinizadores y que juegan un papel fundamental en el control natural de las plagas. También existe la preocupación de que los cultivos transgénicos resistentes a insectos podrían tener efectos sutiles pero debilitantes en las abejas;
- efectos imprevistos en la biogeoquímica, especialmente debido a las repercusiones sobre las poblaciones microbianas del suelo que regulan el flujo de nitrógeno, fósforo y otros elementos esenciales;
Teniendo en cuenta que estos efectos potencialmente perjudiciales se han documentado sobre el terreno para especies distintas de los OMG y que las consecuencias de esos efectos podían ser graves, es importante regular y vigilar eficazmente todas las introducciones de OMG. En el ámbito de la ecología, los experimentos sobre el terreno tardan meses o años en validarse. Cualquier dato actual relativo a los OMG sobre el terreno debería considerarse específico del lugar, y las extrapolaciones de experimentos en laboratorio o simulaciones con computadora a situaciones reales deberían realizarse con cautela.
Como hemos indicado la mayor parte de la superficie en que se han plantado cultivos modificados genéticamente se ha destinado a variedades resistentes a herbicidas. Los cultivos transgénicos tolerantes a herbicidas son diseñados para la aplicación masiva de químicos, y la resistencia de las hierbas que ahora emerge rápidamente requiere formulaciones más fuertes de herbicidas, aumentando el impacto ambiental
Según datos de la FAO, los científicos reconocen que no se sabe lo suficiente sobre los efectos a largo plazo de los OGM (ni de la mayoría de los tradicionales). Será difícil detectar efectos a largo plazo porque hay muchos factores que desconciertan, tales como la variedad genética existente en los alimentos y problemas para evaluar los efectos de los alimentos enteros-
La tecnología genética -lo mismo que el mejoramiento tradicional- puede incrementar o reducir la cantidad tanto de proteínas como de toxinas u otros compuestos nocivos presentes naturalmente en los alimentos. Los alimentos elaborados tradicionalmente no se suelen examinar para determinar estas sustancias, si bien se hallan en muchos casos naturalmente presentes y pueden resultar afectadas por el mejoramiento tradicional. Los alimentos modificados genéticamente que se hallan normalmente en el mercado han sido examinados para determinar si tienen niveles mayores de alérgenos y toxinas conocidas y no se ha encontrado ninguno que los tenga (CIUC). Sin embargo los científicos están de acuerdo en que estos ensayos normalizados deben evaluarse y mejorarse continuamente y que hay que actuar con cautela al evaluar tanto los alimentos nuevos como los derivados de cultivos transgénicos (9).
El PNUMA indica que en el debate sobre los transgénicos ”interfieren posiciones polarizadas y grandes intereses comerciales, por lo que el principio de precaución debería aplicarse como regla principal hasta que exista un consenso científico sobre el tema”.
El principio de precaución está consagrado en el Protocolo de Cartagena, el primer acuerdo internacional que rige la transferencia, manejo y uso de organismos vivos modificados que entró en vigor el 11 de septiembre del 2003. Dicho principio establece que los gobiernos tienen derecho a efectuar una evaluación de riesgo de todos los organismos genéticamente modificados antes de adoptar decisiones sobre su importación o de establecer normas para su uso confinado dentro de su jurisdicción.
¿Cómo enlazamos seguridad alimentaria y protección al medio ambiente?
Una meta del primer Objetivo de Desarrollo del Milenio era reducir a la mitad, entre 1990 y 2015, la proporción de personas que sufren hambre. El segundo desafío global era el cambio climático, que tiene extensas consecuencias sobre la agricultura (10), porque afecta la frecuencia de los fenómenos meteorológicos extremos y altera tanto las modalidades de la producción agrícola como los regímenes de distribución de las plagas, malas hierbas y enfermedades que amenazan los cultivos y el ganado. ¿Cómo conseguir ambos objetivos de manera sostenida? Las consecuencias del cambio climático son más severas en las áreas donde es más grave la desnutrición, afectan desproporcionadamente a los pobres y a los grupos en desventaja, que dependen de la agricultura para su subsistencia y tienen menor capacidad de adaptación.
Además de ser afectada por el cambio climático, la agricultura contribuye a su vez al calentamiento global. Se estima que esta actividad es responsable de alrededor del 15 % de las emisiones de gas invernadero, que llega hasta el 26 %, si se consideran también las emisiones debidas a la tala de los bosques en los países en desarrollo, donde la agricultura es la causa más importante de la pérdida de sinnúmero de árboles (11).
La adaptación al cambio climático y la mitigación de las emisiones de gases invernadero requerirán del desarrollo y la adopción de nuevas prácticas agrícolas, novedosas estrategias de negociación de conflictos sociales y políticos y avanzadas técnicas de manejo de los recursos naturales.
Para enfrentar los desafíos globales, el nexo entre el aumento de la productividad de la agricultura, la conservación de la base de los recursos naturales y la innovación en agricultura parece obvio. Esto aunque ya se subrayó en la Cumbre de las Naciones Unidas en Nueva York, de 2010, es aún un asunto pendiente. Además la falta de consenso en este tema hace que resulte difícil entablar un debate objetivo y bien informado. Si se desea que los países en desarrollo adopten decisiones bien fundamentadas sobre el cambio tecnológico y la seguridad alimentaria sin dañar su entorno y biodiversidad, es necesario corregir el desequilibrio de puntos de vista e influencias y permitir que sus opiniones orienten el proceso de adopción de decisiones.
Fuentes:
(1)James 2011. op. cit
(2)Schmidhuber y Tubiello, 2007.
(3)FAO, 2003
(4)FAO, 2010
(5)FAO, 2011
(6)Informe sobre el desarrollo humano 2001
(7)Lövei, G.L. & Arpaia, S. 2005
(8)Holst, N., Lang, A., Lövei, G & Otto, M. 2013
(9)CIUC, GM Science Review Panel)
(10)IPCC, 2007
(11)World Bank, 2007.
¿Desarrollo para qué y para quién? Una mirada desde Latinoamérica
El tema del desarrollo ha sido bastante debatido. Solo pensarlo evoca para mí la relación entre el Norte y el sur, seguramente porque vivo en el Sur, en un país en vías de desarrollo como le dicen. Siempre me he preguntado si realmente los pobladores del Sur queremos o necesitamos desarrollarnos, desarrollarnos para qué o para quién, es la pregunta. En este ensayo me centraré en analizar ese desarrollo en varias dimensiones con la hipótesis central que el desarrollo no puede ser medido ni valorado de la misma manera en todas las naciones ni países, especialmente en América Latina.
Para autores como Portes[1] en las sociedades capitalistas, los recursos que definen la clase están ligados explícitamente a los mercados y a la habilidad de los individuos para actuar efectivamente en ellos. Latinoamérica se diferencia de las “sociedades avanzadas” en tanto un porcentaje significativo de la población no está incorporada a las relaciones laborales completamente mercantilizadas y legalmente reguladas, sobreviviendo al margen de éstas en actividades económicas de subsistencia, que se pueden ubicar en el sector informal. Este hecho es fundamental para comprender como se forman las clases en Latinoamérica, pues en sociedades avanzadas o centros capitalistas globales, nos dirá el autor, las clases sociales pueden ser definidas de manera homogénea. En cambio en la periferia, como en el caso de Latinoamérica, las clases se encuentran segmentadas debido a su limitada incorporación a una economía totalmente monetizada y legalmente regulada. Sin embargo, al igual que en las sociedades “avanzadas”, las clases dominantes latinoamericanas están definidas por el control dentro del mercado capitalistas de los recursos claves que confieren poder.
Los grandes y medianos empleadores, los altos ejecutivos y profesionales, son las clases dominantes en todos los países de Latinoamérica. El proletariado informal, se convierte en la clase subordinada y representa el mayor porcentaje en la PEA latinoamericana y aquella que con el ajuste neoliberal se reproduce con mayor rapidez en todos los países de América Latina. Ocasionando que este segmento de la sociedad sea el más significativo en términos porcentuales y aquel que está excluido de las relaciones capitalistas modernas, que debe sobrevivir por medio del trabajo no regulado y actividades directas de subsistencia.
Portes logra identificar cuatro tendencias a nivel económico: 1) declive consistente de los trabajadores del sector público, 2) declive paralelo del proletariado formal, 3) surgimiento de la clase de los pequeños empresarios y 4) estancamiento o incremento del proletariado informal. El crecimiento de la desigualdad del ingreso en esta región ha generado otras formas de empresariado que se relacionan con el crimen, la violencia y la migración.
Si bien este autor dice que no se puede asegurar que el modelo neoliberal, la pobreza y la desigualdad del ingreso generen criminalidad y violencia, si nos dirá que las causas de criminalidad violenta coinciden en identificar la desigualdad económica como uno de los factores más importantes. Parafraseando a Garreton[2], la globalización económica trajo algunos efectos y transformaciones a nivel del mercado y la economía de las regiones, los medios masivos de comunicación también generaron transformaciones en el interior de la sociedad afectando la cultura, las identidades y los movimientos sociales. Todos estos cambios han generado transformaciones en los movimientos de la sociedad civil que han tenido que modificar sus demandas y repertorios de acción. Las multinacionales han traído malas condiciones laborales, extracción de recursos naturales, deterioro del medio ambiente, ante estas situaciones poco ha podido incidir el sindicalismo y los movimientos sociales. Sin embargo, con la globalización los movimientos locales, nacionales y mundiales han logrado utilizar diversos mecanismos globales para resistir a los impactos negativos del neoliberalismo.
La identidad y la cultura han sobrepasado los problemas de clase consolidando formas alternativas de movilización política y protesta popular. Aunque en America Latina los jóvenes se pueden ver influenciados por la música y el cine norteamericano, en Estados Unidos, Rusia y Europa también se puede apreciar en los programas de televisión bastantes contenido latinoamericano, lo que demuestra que en el campo cultural la globalización es un camino de dos vías (Garretón). Así mismo las comunicaciones pueden jugar un papel fundamental en la visibilidad de las políticas públicas, convirtiendo problemas que parecían locales en problemas globales. Si bien la globalización económica ha significado la creación de un mercado mundial, la globalización política ha implicado un gobierno global, así mismo la globalización significa en el medio de la cultura la conversión de un espacio territorial a un espacio de comunicaciones.
Los fenómenos globales de causa y efecto entre el despilfarro del Norte, la pobreza del Sur y la destrucción de la naturaleza, así como la toma de conciencia y la creación de capacidades para solucionarlo son los conflictos que realmente existen entre el Norte y el Sur, según señala Mármora[3]. En principio la idea de modernización basada en la imitación del modelo de crecimiento económico vigente en los países desarrollados más avanzados tuvo gran acogida, pero luego, vino un desencanto, explica el autor, pues en las sociedades desarrolladas el crecimiento solo beneficio a los estratos más altos. La brecha entre los ricos y los pobres se hizo más grande, así como entre el Norte y Sur. El problema es que tanto el Norte como el Sur, aceptaban la sociedad industrial moderna como el modelo a seguir. Sin embargo, la idea del desarrollo sustentable incluye una crítica a ese modelo y apunta a la reconversión social y ecológica en los centros mismos de la modernidad.
Este autor se basa en los planteamientos de Ulrich Beck para explicar cómo el trayecto cubierto hasta el momento por las sociedades industriales modernas ha generado riesgos y costos de naturaleza social, ecológica, política y cultural que estos países han logrado externalizar de manera para ellos favorable. Existen así esferas o espacios externos que se prestan para la reproducción global de la civilización industrial moderna, cargando con los riesgos y costos de la modernización de los centros. Existen así dentro de la relación entre los hemisferios Norte y Sur dos escenarios conflictivos. En uno actúan las contradicciones económicas en un sentido restringido, la lucha por espacio en el mercado mundial y en el segundo escenario se libran las batallas por la redistribución de los riesgos civilizatorios. Un ejemplo de esto son las fábricas que han vendido o trasladado a países “en desarrollo” para evadir las normas ambientales y sanitarias de sus propios Estados y sociedades, fábricas que causan un gran peligro ambiental. Pero también existen productos que son vendidos en estos países, como cigarrillos con mayor contenido de nicotina, fármacos medicamentos y píldoras anticonceptivas o pesticidas que fueron prohibidas hace años en Europa y EEUU o Japón.
Esto lo que muestra, es como los efectos colaterales y déficit del sistema capitalista mundial son descargados sobre los hombros de los más débiles y cómo facilita el funcionamiento del sistema en los centros de poder internacional. La destrucción ambiental exportada a la periferia ocasiona costos económicos y miseria, la miseria impide ver los riesgos de mediano o largo plazo y obra contra ellos. Los mecanismo del mercado mundial posibilitan el saqueo de las materias primas del Sur y la exportación de todo género de tóxicos y desechos inservibles. El desnivel entre los “países en desarrollo” y “el mundo ya desarrollado” se agranda en una especie de movimiento de tenazas provenientes de la economía y la ecología. Muchas empresas multinacionales dañan los intereses de los países en desarrollo doblemente, económicamente al establecerse como oligopolios y ecológicamente al introducir técnicas de producción y comercializar productos prohibidos en sus países de origen.
Es un hecho que la mayor contaminación global del medio ambiente proviene de los países industrializados avanzados. Pero no se puede desconocer que la degradación ambiental debida a la pobreza y al “subdesarrollo” aumenta con mayor rapidez que la causada por el hiperdasarrollo. Es así como, cuanto más tiempo permanecen sumidos estos países en el “”subdesarrollo o en un desarrollo deformado, más rápido aumentan los peligros ecológicos globales. Esto y los flujos de refugiados, el fuerte crecimiento demográfico en las regiones deprimidas, el tráfico de drogas y el aumento rasante de las plantaciones de coca, solo nos muestra como los riesgos y daños de la modernidad externalizados a la periferia mutan y retornan a los centros.
Parafraseando a Mármora, sí el Sur sigue imitando la modernización primaria del Norte, será una empresa sin futuro, ya que los costos y los riesgos secundarios, no pueden externalizarse como en el siglo pasado. Para resolver los problemas del desarrollo, de la pobreza y para modificar la correlación internacional de fuerzas en pro de un orden económico mundial más justo debe estar en consonancia con las necesidades de la protección ambiental global. Pero nada cambiara, si el Sur es poco responsable y rechaza la protección global del medio ambiente, y menos responsables serían los países industrializados impidiendo que las naciones en desarrollo accedieran con mayor facilidad a las nuevas tecnologías que sirven para reducir la contaminación y ahorrar energía.
[1] Portes Alejandro (2004), Las estructuras de clases sociales en America Latina: Su composición y cambio durante la era neoliberal. En: El desarrollo futuro de América Latina.
[2] Garretón Manuel Antonio (2004), America Latina en el siglo XXI. Capítulo III: el nuevo contexto mundial.
[3] Mármora Leopoldo (1992), Revista Nueva Sociedad N. 122 “Del sur explotado al sur marginado, justicia económica y justicia ecológica a escala global”.
Flint, la crisis del agua y el colapso de la democracia
Todos dependemos del agua, sin agua la vida no sería posible. Podríamos decir que agua es sinónimo de vida, es un recurso necesario que debería ser propiedad de todos y de nadie. Aquí se muestra un ejemplo de cómo el liderazgo irresponsable pone en riesgo a los ciudadanos de la ciudad de Flint por una decisión en contra de los valores democráticos y de los derechos humanos.
En abril de 2014 el gobernador republicano de Michigan, Rick Snyder, tomó la decisión de cambiar la fuente de suministro de agua potable como medida de recorte presupuestario. La ciudad de Flint se había visto afectada desde hacía unos años por la espantada de la industria y el empobrecimiento de la región tras la crisis de 2008. Flint dejo de abastecerse de la red de Detroit para extraer agua del río Flint, lo cual no tendría ninguna importancia si no fuese porque el rio Flint era conocido por su contaminación, y nunca antes se habían suministrado de las aguas del río por su incapacidad para tratarla adecuadamente. Las aguas del río Flint contenían una gran variedad de contaminantes biológicos que tratados de forma inadecuada provocarían la corrosión de las viejas tuberías, haciendo que el plomo se filtrase en el agua. Durante meses y a pesar de las quejas de los vecinos sobre la calidad y salubridad del agua, los ciudadanos de Flint fueron envenenados mientras la administración capeaba las presiones con informes falsos que garantizaban la calidad del agua.
El agua era turbia, espumosa, olía y sabía mal pero los siguientes informes encargados por el gobernador seguían revelando lo mismo, al agua era buena. Los ciudadanos continuaron sin creer que el agua era adecuada para el consumo y los escándalos se fueron sucediendo, presencia de bacterias E.Coli y erupciones cutáneas en niños que terminan asociándose a la presencia de los prohibidos trihalometanos.
La repercusión de esta crisis del agua hace que organismos federales tomen cartas en el asunto y se encarguen nuevos informes. La Agencia de Protección Ambiental confirma en sus informes la presencia de plomo, pero éste tardaría unos 3 meses en ver la luz, ¿el motivo? intereses políticos que intentaban frenar una crisis que ya había estallado y que cada día tenía más víctimas. Uno de los últimos informes y que nadie fue capaz de tapar fue el informe procedente del Hospital Infantil de Flint y que revelaba la presencia de plomo en la sangre de los niños.
Niños, adultos, mujeres embarazadas…, toda la población consumió agua contaminada con el plomo procedente de las tuberías produciéndose un auténtico desastre. El envenenamiento por plomo afecta sobre todo a la población más vulnerable, los niños. Provoca graves secuelas en el desarrollo del cerebro de los niños, afectando a su cociente intelectual y provocando problemas de comportamiento entre otras secuelas que se irán conociendo con los años. 8600 niños menores de 6 años pueden haberse visto afectados y deben ser evaluados para hacer frente a esta crisis.
A raíz de estos informes y gracias también a la prensa nacional e internacional las autoridades de Michigan se vieron obligadas a admitir la evidencia, pero ya era tarde. La conexión de nuevo a la red de Detroit no sería una solución al problema. Ahora era necesario sustituir toda la red de tuberías de Flint para asegurar la eliminación del plomo. El 16 de Octubre de 2015 Flint se suministraba de nuevo del agua de Detroit.
Si nos remontamos unos meses atrás, esta historia cobra todavía más relevancia. Varios estudios determinaron el coste del proceso de potabilización del agua, 100$ diarios durante 3 meses habrían evitado la presencia de plomo en el agua. Esto significa que la crisis podría haberse prevenido por 9000$. Pero esta medida fue rechazada continuando con las medidas de ahorro del gobernador Snyder y sus políticas de austeridad. Otro elemento más que podría haber ayudado en la prevención de esta crisis es el caso de General Motors. General Motors tiene una de sus fábricas en la ciudad de Flint y algunos meses atrás trasladó al gobernador su queja por la corrosión que el agua estaba ocasionando en sus vehículos. El Gobernador lamentó muchísimo este “inconveniente” y mostro un gran interés por tomar medidas para que esto no volviese a ocurrir. Probablemente el temor a que General Motors abandonara la ciudad en busca de otra ubicación para su fábrica hizo que no le temblara el pulso a la hora de solucionar el problema. Se destinaron 400.000$ para que la fábrica de General Motors fuera abastecida de nuevo por la red de Detroit. Así, mientras la fábrica lavaba sus coches con agua limpia y tratada los ciudadanos de Flint continuaron bebiendo agua envenenada. Intereses políticos y económicos que priman sobre el bienestar social y que además favorecen la desigualdad.
El 5 de Enero de 2016 la nueva alcaldesa declara el estado de emergencia y el presidente de los Estados Unidos, Barak Obama, firma un decreto de emergencia para poner en marcha planes de ayuda. Serán necesarios millones de dólares para reconstruir la vida de los vecinos de Flint, pero la confianza de los ciudadanos será difícil de recuperar.
Esta catástrofe pudo haberse evitado en varios momentos, la irresponsabilidad de los dirigentes en un país en desarrollo puede poner en peligro la cobertura de las necesidades más básicas afectando así al desarrollo humano, económico y social, y haciendo temblar los cimientos de la democracia. Muchos han calificado esta crisis como “el colapso de la democracia” Las decisiones políticas que no tienen en cuenta el bienestar de las personas van más allá de una crisis. La estabilidad política y económica debe asegurar el desarrollo creando el entorno idóneo para ello. La democracia es la principal herramienta para conseguirlo y los líderes pueden ser el principal elemento que lo consolide o que lo destruya. Una de las principales estrategias del gobierno conservador de Snyder fue la ley del gestor de emergencias. En el año 2011 se modificó esta ley que prácticamente otorgaba poderes ilimitados a gestores no elegidos por los vecinos sino que eran nombrados por el gobernador en momentos de dificultades financieras convirtiendo a los ayuntamientos en espectadores de sus decisiones. ¿No es esto una vulneración de los valores democráticos? No podemos obviar el nivel sociocultural de la población de Flint, con un índice de analfabetismo cercano al 30% y más del 40% de la población viviendo bajo el umbral de la pobreza, tiene además uno de los índices más altos de delincuencia de los EEUU. Estas condiciones junto con las políticas de austeridad, la falta de inversión social y la ausencia de voluntad política dieron lugar a esta crisis y al incremento de la desigualdad social y la injusticia. “La desigualdad y la vulnerabilidad crecientes son los enemigos a combatir para conseguir que el desarrollo sea sostenible” (PNUD)
LAS MUJERES FRENTE A LA CRISIS
Esta semana celebramos el Día Internacional de la Mujer que conmemora la lucha de las mujeres por su participación, en pie de igualdad con el hombre, en la sociedad y en su desarrollo íntegro como personas. Lo conseguido desde la primera celebración (a comienzos del siglo XX) no es nada desdeñable, sobre todo en algunos sectores. Pero lo cierto es que como señala V. Camps se mantiene una división del trabajo muy tradicional y el acceso de la mujer a cargos y puestos de responsabilidad avanza con demasiada lentitud.
A esta situación inicial del siglo XXI hay que añadirle los efectos de una crisis global que aún no ha tocado a su fin. Las recesiones económicas repercuten negativamente sobre toda la sociedad, pero lo hacen más duramente sobre los más vulnerables. Es cierto que la situación de partida nunca llegó a ser la misma para los hombres que para las mujeres, en general hablamos de una “sobrerrepresentación” femenina en los empleos informales, más precarios y una “subrrepresentación” en todos los niveles en la toma de decisiones, tanto en el ámbito público como en el privado. Pero la propia Comisión Europea alerta de que “la crisis actual hace temer que los progresos conseguidos en materia de igualdad entre las mujeres y los hombres corren peligro y que los efectos de la crisis amenazan con afectar en particular a las mujeres”.
El presente post pretende hacer una reflexión sobre los principales efectos de la crisis en las mujeres y en especial sobre el paso atrás que suponen para la igualdad. La falta de perspectiva temporal impide valorar si estos efectos se podrán contrarrestar en el corto plazo o si por el contrario serán un handicap difícil de superar. No obstante, en el contexto actual también se vislumbran datos esperanzadores que ponen una vez más sobre la mesa que éste puede ser el “siglo de las mujeres” [1].
Desempleo y subempleo
La crisis se está cobrando muchos puestos de trabajo. Los primeros años fueron especialmente duros con los sectores más masculinizados (construcción, automoción, transporte…) pero a partir de ahí surgieron las políticas de austeridad que afectan directamente a los nichos tradicionales de empleo femenino como son servicios sociales, sanidad y educación.
Los recortes en bienestar no sólo debilitan a la población frente a los impactos de la crisis, sino que repercuten en la empleabilidad de las mujeres. El sector público es un sector de empleo tradicional para ellas, por lo que la reducción de puestos de trabajo o la congelación de salarios les afecta en mayor medida. Paradójicamente las políticas públicas se están enfocando a la recuperación de los sectores masculinizados “manteniendo el ideario que asocia al hombre como el sostén económico de las familias” [3].
Además las mujeres son las protagonistas de un fenómeno que no se refleja en las portadas de los periódicos y que aparece de soslayo en las estadísticas: el subempleo. La Comisión Europea en un informe de 2010 sobre la igualdad entre las mujeres y los hombres señaló: “es importante prestar una atención especial a la evolución de las tasas de desempleo durante la recesión, pero no debemos perder de vista otras tendencias, menos visibles, como la sobrerrepresentación de las mujeres entre los desempleados a tiempo parcial, que no están registrados necesariamente como desempleados”. Las personas que trabajan a tiempo parcial no son consideradas como demandantes de empleo, pero les gustaría poder trabajar más. En realidad las mujeres sen han visto más afectadas por estas nuevas condiciones laborales que por el desempleo como tal.
A este hecho habría que añadirle el aumento del trabajo precario e informal. Una vez más el Parlamento Europeo puso de manifiesto la situación femenina en este campo en dos resoluciones votadas en junio y en octubre de 2010, que no han tenido mucho efecto: “la crisis financiera y económica en Europa tiene repercusiones particularmente negativas en las mujeres, más expuestas a la precariedad del empleo y al despido y menos cubiertas por los sistemas de protección social”.
También hay que tener en cuenta el incremento de la pobreza entre las personas trabajadoras. La carestía de la vida frente a la reducción o congelación de los salarios y la proliferación de los mini-jobs aumentan el riesgo de exclusión social. En este aspecto las mujeres también se llevan la peor parte por la histórica brecha salarial, que aunque se ha reducido en los últimos años, a nivel europeo sigue estando por encima del 15% y aumenta en los puestos de jornada reducida.
Los efectos de la austeridad
Tras la Segunda Guerra Mundial surge el denominado Estado del Bienestar garantizando una serie de servicios que favorecen el aumento de la calidad de vida y la cohesión social. La asunción por parte de las administraciones de determinadas funciones que tradicionalmente se habían desarrollado en los hogares redujo la carga femenina y les permitió acceder al mercado laboral, en un momento de pleno empleo, y a la esfera pública.
A pesar de los avances en igualdad, por cuestiones culturales las funciones que no asume el Estado del Bienestar están recayendo de nuevo en las mujeres. “La variación en el tiempo dedicado por los hombres al trabajo no remunerado no ha sido suficiente para diluir la brecha de género ni mucho menos para romper la división tradicional de roles”. [4]
Hoy en día, la crisis está poniendo a prueba a los gobiernos y de hecho algunos autores los clasifican en función de sus niveles de protección social que permite reducir el embate de la recesión. Lamentablemente muchos, ante la presión de los mercados financieros, están optando por los recortes sociales. Los servicios de guardería, las prestaciones por maternidad, las ayudas a las personas dependientes o discapacitadas están siendo suprimidos o minorados. Ante este desamparo por parte del sector público, las mujeres aumentan su carga de trabajo no remunerado dentro del hogar, lo que repercute en el fenómeno del subempleo ya mencionado. Ellas tienen menos miramientos a la hora de escoger un trabajo peor pagado, a tiempo parcial, o de carácter informal porque su objetivo es poder aportar a la economía familiar y compatibilizarlo con el resto de responsabilidades.
El efecto amortiguador
Las familias en países como España, están haciendo una función amortiguadora frente a la incapacidad de las instituciones. El trabajo de las mujeres en el ámbito privado (no remunerado) contrarresta la exclusión social, y la conflictividad que cabría esperar de una situación económica como la vivida. Sin embargo, estos nuevos retos para las familias “pueden retroalimentar la discriminación de género (…) al no repartirse ni los tiempos, ni los trabajos, ni las responsabilidad de igual manera entre sus integrantes” [3].
Este hecho es especialmente evidente en los jubilados que perciben una pensión pública y que están asumiendo el sostenimiento de los hogares (reagrupación familiar, cuidado de los nietos…). Cabe destacar que en España, el 70% de los pensionistas son mujeres y que las pensiones femeninas son más bajas que las masculinas, lo que aumenta su carga en detrimento de su calidad de vida.
Ante esta situación, algunos colectivos feministas ya proponen como modo de protesta las “huelgas de cuidados”. ¿Qué pasaría si desapareciera ese efecto amortiguador?
Las mujeres trabajadoras
No todos los datos son pesimistas para las mujeres. Se está comprobando que soportan mejor la incertidumbre de la crisis económica, que en general se sienten menos frustradas y que son más optimistas, lo que permite una mejor búsqueda de soluciones.
En época de crisis muchas pasan a ser población activa porque quieren apoyar la renta familiar. En estos momentos en España 27.400 mujeres mayores de 45 años buscan su primer empleo mientras que sólo 2.700 hombres de esa edad lo hacen [7]. Desde que comenzara la crisis las mujeres mayores de 45 años están desempeñando un gran protagonismo a la hora de afrontar la recuperación. Además de la necesidad económica, este hecho se debe a otras circunstancias como el aumento de las rupturas matrimoniales o el cambio de los valores culturales. En este sentido se constata una tendencia a escala planetaria: la globalización económica no repercute especialmente sobre las mujeres, pero sí lo está haciendo la globalización de la información que conlleva un cambio en los valores femeninos [8].
Además, esa necesidad económica no satisfecha por el mercado laboral, las hace más emprendedoras y son muchas las que están creando sus propias empresas (microempresas, principalmente) favorecidas por su formación académica y por las nuevas tecnologías.
Algunas propuestas, como el ecofeminismo, “tratan de ir más allá y comienzan a plantear cambios radicales en el sistema socioeconómico y en sus análisis, situando la sostenibilidad de la vida en el centro” [5]. “Si los mercados no tienen como principal objetivo satisfacer las necesidades humanas, no tiene sentido que se conviertan en el centro privilegiado de la organización social. (…) Se trata de poner en el centro del interés el bienestar de las personas y ello pasa por asumir que no son las mujeres en soledad, sino hombres y mujeres quienes se tienen que responsabilizar de la reproducción social” [6].
En un día tan señalado como el 8 de Marzo no se trata de presentar a las mujeres como víctimas sino al contrario, porque el hecho de conocer los efectos de las distintas políticas sobre las personas es fundamental para la movilización. “Las mujeres son protagonistas insoslayables en los movimientos sociales y en la construcción de alternativas a las políticas actuales” [2]. La igualdad entre géneros es un indicador del grado de desarrollo de una sociedad y las políticas igualitarias forman parte de la solución para salir de la crisis.
FUENTES
[1] “El siglo de las mujeres” (V.CAMPS)
[2] “Impacto de la crisis y la austeridad sobre las mujeres” (C. MARTY)
[3] “El desigual impacto de la crisis sobre las mujeres” (L.VICENT)
[4] “Cómo afecta la crisis y las políticas de austeridad a los derechos de las mujeres y a la igualdad” (C. CASTRO)
[5] “Sostener la vida: respuesta feministas en torno a la organización social de los cuidados” (A. AJENJO)
[6] “Pautas ecofeministas para repensar el mundo” (Y. HERRERO)
[7] “III Informe #empleoparatodas: mujer en riesgo de exclusión en el mercado laboral” (Fundación ADECCO).
[8] “Globalized markets, globalized information, and female emplyment: accounting for regional differences in 30 OECD countries” (J. FISCHER).
[9] “Is a More Gender-Equal World better for Income Convergence? The OECD Evidence” (D.Kılınç y H.Yetkiner).
La Violencia en Honduras, un freno hacia el desarrollo
En la última década, según informes de la Organización de Estados Americano, Honduras figura dentro de los países de América Latina y el Caribe con el índice más alto de homicidios. Según la tasa de homicidios en Honduras, se registran 91.7 víctimas por cada 100,000 habitantes. Las dos ciudades más importantes de Honduras, Tegucigalpa y San Pedro Sula, acumulan el 48.3% de los homicidios registrados en el país.
A principios del 2014 Honduras fue declarado el país, sin conflicto bélico, más violento del mundo por los distintos observatorios de violencia y organismos internacionales en el mundo. Sumado a ello se registra que el 71% de la población hondureña vive en pobreza, el 53% en pobreza extrema de un total de 8.5 millones de habitantes. La tasa de desempleo en Honduras haciende a un 3.9% de la Población Económicamente Activa. Todo esto tomado de la base de datos del Banco central de Honduras.
Ahora bien, al tomar por referencia la información estadística desalentadora sobre la situación actual del país es imposible no plantearse una serie de interrogantes como ¿En qué momento se degenero el panorama político, social y económico de la nación? ¿Qué desato la ola de violencia que posiciono al país a la cabeza de los más violentos del mundo? ¿Qué ha hecho el gobierno, sociedad civil, empresa privada? ¿Qué consecuencias ha traído tanta negatividad a la nación?
Partamos sobre la base que desde un principio los países han buscado los medios posibles para llevarse a sí mismos a un desarrollo cada vez mayor, inspirados por la competencia, las ansias de poder y hegemonía, por estándares internamente establecidos, o por consecuencias derivadas de guerras que los llevaron a la conciencia que el poder beligerante no les beneficiaria ni les daría opción más que al propio enfoque interno en desarrollar y potenciar aquellas áreas que les inducirían al camino del desarrollo.
Este deseo de desarrollo se vio inspirado y trasferido por líderes nacionales, a lo largo de la historia de cada país, que se dedicaron a luchar por la libertad de sus territorios, a crear políticas públicas que fomentaran la oportunidad de crecimiento y desarrollo interno, a fortaleces los sistemas económicos, de educación, salud e infraestructura. Estas acciones no pregonaron en todos los países, más bien se identifican únicamente en los países que hoy por hoy son reconocidos por ser los desarrollados del mundo.
¿Qué paso en Honduras? Honduras desde un principio fue colonizada de manera que se reprimió a sus indígenas y se les obligo a trabajar y ser explotados para el beneficio de sus colonizadores, estos sometiéndose desde un principio a la opresión. Las instituciones tempranas que emergieron en Honduras fueron diseñadas para explotar a los indígenas y mantenerlos en un absoluto control. Ejemplo de ello es la coerción laboral, monopolios, barreras al comercio, un estado autoritario y débil. Estas instituciones crearon muy pocos incentivos económicos u oportunidades para la vasta mayoría de la población, diferente a las instituciones tempranas de Estado Unidos por ejemplo, que se caracterizaron por crear movilidad social, equidad y democracia.
Aunando a lo anterior, podemos continuar estableciendo comparativos para la enorme diferencia entre las instituciones económicas entre Honduras y los Estados Unidos. Por un lado EE.UU. tenía instituciones económicas inclusivas, derechos de propiedad seguros, ley y orden, mercados y apoyo del estado para los mercados, entrada libre y abierta para negocios nuevos, respeto de los contratos, acceso a la educación y oportunidades para la mayoría de los ciudadanos. Por el contrario, Honduras ha tenido instituciones económicas extractivas, mucho más ley y orden, derechos de propiedad inseguros, barreras de entrada y regulaciones que previene el funcionamiento de los mercados y crean un campo de juego desnivelado.
Por qué no comparar también las instituciones políticas. Por su parte, EE.UU. tuvo siempre instituciones políticas inclusivas que permitieron una participación amplia, pluralismo y con restricciones claras sobre los políticos, por ende un estado fuerte que pudo imponer efectivamente la ley y el orden. Honduras, por el contrario, tuvo instituciones políticas diferentes, extractivas, que concentraron el poder en manos de pocos y sin límite alguno, derivando en un estado débil y totalmente irrespetuoso de su institucionalidad.
Estos problemas institucionales, acarreados año con año han derivado en una serie de problemas de carácter social que han tenido repercusiones series en el orden nacional e internacional. El hecho que nuestras autoridades políticas han gobernado para una clase minoritaria favoreciéndole en la acumulación de riquezas, en oportunidades de educación y subsidios, entre otra lista de “privilegios” es decir leyes que favorecen únicamente a esa clase minoritaria han abierto una brecha abismal en términos de desigualdad en la sociedad hondureña.
La falta de oportunidades, la pobreza extrema, el hambre, la falta de educación contribuyeron a la desintegración del núcleo de la sociedad, las familias. Padres y madres emigrando de las áreas rurales a la ciudad o de las ciudades a países vecinos ilegalmente, dejando a los pequeños de la casa en manos de abuelos o en el peor de los casos a la deriva orillándoles a organizarse o adherirse en bandas, maras, narcotráfico o grupos que por un instituto de supervivencia o por recursos recurren a los medios de la violencia o actos ilícitos que terminan repercutiendo en las condiciones de vida de los ciudadanos, en la economía de la nación y en la imagen internacional.
Hoy Honduras enfrenta una de las mayores migraciones de personas hacia Estados Unidos, que emprenden un viaje mortal hasta llegar a lo que ellos creen será la solución a sus vidas. Más de 54 mil hondureños han sido deportados en los últimos dos años de Estados Unidos, regresando a la realidad de violencia y miseria de la que un día decidieron huir. Los motivos por los que un hondureño huye van desde pobreza, venganza, amenaza, maras, narcotráfico o simplemente por ser pariente de alguien que esté bajo amenaza, entre otras.
En el periodo de gobierno de 2006 a 2009, conocido por uno de los más corruptos de la historia y que abrió las puertas descaradamente al narcotráfico, es cuando inicia la ola de violencia más grande de la historia de Honduras. En este periodo el narcotráfico plago la sociedad y las cúpulas del gobierno y la policía nacional. Los diferentes bandos del narcotráfico financiaron los diferentes grupos de maras armándolos y empoderándolos para cometer actos de sicariato principalmente por ajuste de cuentas entre los conflictos internos del narcotráfico.
Hoy en día, Honduras tiene sectores enteros sitiados por las maras, empresas que en sus presupuestos contemplan el “impuesto de guerra”, cuota mensual que se debe pagar a las maras en determinados sectores para prevenir atentados o actos beligerantes contras sus instituciones o colaboradores. A esto se suma el sector transporte o medios de comunicación, que se han visto muy afectados por los ataques directos de las maras.
En este punto del análisis cabe detenerse y meditar en cuan preocupante es, no tanto las pocas acciones que el gobierno está realizando, si no la indiferencia de la población hondureña, la frialdad y la familiaridad con la que ha afrontado la situación de violencia actual. Día con día se observan noticias de actos violentos, de corrupción y no ha sido sino hasta finales del año pasado cuando parece que la población hondureña está despertando del letargo y la comodidad que le ha caracterizado por que alguien más resuelva y tome las riendas.
Honduras hoy tiene sus esperanzas en la nueva generación, en profesionales que se están desarrollando en un mundo en pro de la igualdad social, que busca la justicia y la abolición de la impunidad, orientada a las acciones y practicas responsables con el medioambiente, una generación tecnológica e innovadora con una conciencia social y abierta a las nuevas posibilidades de comercio y consumo responsable. La sociedad civil, la empresa privada, el gobierno y demás actores tienen la responsabilidad de buscar acciones compartidas que vayan construyendo una nueva Honduras.
Bibliografía
- “Análisis: Centroamérica, ¿si deportamos la impunidad?”, [en línea], tomado de http://www.estrategiaynegocios.net , el 13 de febrero del 2016.
- “Situación de Derechos Humano en Honduras”, [en línea], tomado de http://www.oas.org/, el 12 de febrero del 2016
- “Deportados a la muerte”, [en línea], tomado de https://honduprensa.wordpress.com , el 25 de febrero de 2016
Capital social y medios de comunicación: una alianza de poder para impulsar el desarrollo
Ningún hombre es una isla en sí mismo, cada hombre es parte del todo… La muerte (y la pobreza) de cualquier hombre me afecta, porque soy parte de la humanidad; por eso, nunca preguntes por quién doblan las campanas; lo hacen por ti (John Donne, poeta inglés, 1573–1631).
Capital social, desarrollo y medios de comunicación son aspectos que aunque parecen distintos tiene una estrecha relación en la búsqueda de sociedades más democráticas, avanzadas y equitativas.
Desde la perspectiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el capital social se entiende como el conjunto de relaciones sociales basadas en la confianza y los comportamientos de cooperación y reciprocidad. Asimismo, el capital social es más que capital humano, el cual se identifica con la capacidad de producción de bienes y servicios, o capacidad humana que es la habilidad para mejorar la calidad de vida individual. Se trata de un concepto que sintetiza un conjunto de valores que generan en un conglomerado social, la capacidad de trabajar juntos en grupos y organizaciones para lograr objetivos comunes. Estos lazos humanos se miden en calidad y en cantidad. El capital social no es la suma de las instituciones que crean los individuos para sostener su sociedad, sino que es el pegamento que las desarrolla unidas.
En este sentido, en un mundo que cada día esta más conectado dónde se fomenta el trabajo en equipo y la economía colaborativa y el ser humano a pasado en un primer plano siendo el recurso más importante dentro de la cadena de valor, el capital social es por tanto, un factor clave del desarrollo y la gobernabilidad. Un recurso natural que se incrementa cuando se usa y que, como bien de un país, contribuye a crear valor social y a optimizar los beneficios del capital físico, del capital humano y de la capacidad humana.
En definitiva, el capital social hace más fácil la cooperación y la coordinación de la gente para sacar adelante un propósito compartido.
Como impacta el capital social al desarrollo
Según los nuevos enfoques que explican el desarrollo económico, el capital social ha surgido como una iniciativa de dar respuesta a las necesidades culturales de una sociedad. Esto implica la inclusión de valores como: confianza interpersonal, asociatividad, conciencia cívica, ética; que permiten formular políticas públicas, y así lograr una estrategia de desarrollo auto sostenido, participativo y equitativo. Bajo este enfoque, la inclusión social facilita la lucha contra la pobreza; al fortalecer la capacidad de estas personas para mejorar su situación a través de la asociación y el desarrollo de la confianza.
Desde la perspectiva del desarrollo, el capital social puede explicarse desde cuatro enfoques; 1) visión comunitaria, lo identifica con organizaciones locales como asociaciones, grupos cívicos, clubes, entre otros; 2) visión de redes, destaca la importancia que tienen tanto las asociaciones verticales como horizontales y, por otra, las relaciones que se dan dentro y entre las organizaciones como los grupos comunitarios y las empresas; 3) institucional, sostiene que la vitalidad de las redes comunitarias y la sociedad civil, es en gran parte, el resultado de su contexto político, legal e institucional, la capacidad de los grupos sociales de movilizarse por intereses colectivos depende de la calidad de las instituciones formales; y 4) sinergia, se concentra en las relaciones de apoyo mutuo entre gobierno y acción ciudadana, entre apoyo publico y privado, es unir capacidad comunitaria y funcionamiento estatal, son complementarios.
El capital social, determina el modo como los actores de la sociedad se relacionan y organizan para generar crecimiento y desarrollo económico, al combinar actitudes de confianza y cooperación. Dentro del contexto de las relaciones, se pueden generar beneficios tanto individuales como colectivos. Es allí donde las comunidades, consideradas como grupos organizados vinculados por valores y objetivos comunes trabajan estrechamente para fortalecer sus actividades.
Adam Smith lo comprobó cuando planteó que la riqueza de las naciones era más importante que el crecimiento en sí. Esta riqueza se basaba en los intercambios comerciales, el uso eficiente de los recursos y el aprovechamiento de ventajas diferenciales. Puede decirse que Smith fue el primer visionario de lo que hoy se entiende como globalización, al entender que los países podrían enriquecerse bajo esquemas cooperativos basados en el intercambio libre. Este ambiente propicio para el desarrollo solo es posible dentro de una cultura de confianza y colaboración, propias del capital social.
Un espacio clave para el fomento y creación del capital social son los medios de comunicación.
Construir capital social a través de los medios de comunicación
La comunicación desempeña un papel protagónico en el desarrollo humano. En esta era de globalización, las nuevas y cambiantes tecnologías de comunicación, información e interrelación social están transformando como nunca en el pasado la vida económica, social y cultural.
Las teorías de Mcluhan nos permiten comprender la ampliación de los sentidos del hombre, vía los medios de comunicación, para crear la aldea global, no sólo han dado origen a una prolongación de la sensibilidad humana, sino sobretodo a una prolongación de las instituciones sociales y del poder produciendo al estratégico Estado Ampliado. En este sentido, los medios masivos son cada vez más el espacio simbólico que construyen los canales de comunicación y sus ampliaciones, donde se reconstruye y destruye los procesos de la vida cotidiana.
Según UNICEF, A través de la comunicación se puede lograr la modificación de los comportamientos individuales, prácticas colectivas, las actitudes, normas sociales y relaciones de poder; el aumento de los conocimientos y el grado de conciencia y el mejoramiento y la adquisición de nuevas actitudes.
Los medios de comunicación pueden servir como espacio para abogar por cambios a diferentes niveles como la escucha, la creación de confianza, el intercambio de conocimientos y habilidades, el desarrollo de políticas, el debate y el aprendizaje para un cambio prolongado y significativo.
Esto porque, entre otras cosas, los medios de comunicación representan un poder que agrupa todos los actores de la sociedad, dónde convergen y contrastan temas de interés nacional tanto de carácter local como global.
Manuel Castells, definió el poder como el proceso fundamental de la sociedad puesto a que esta se define en torno a valores e instituciones y lo que se valora e institucionaliza esta definido por relaciones de poder, que es la capacidad de un actor (que puede ser un individuo, grupo o instituciones) de influir de forma asimétrica en las decisiones de otros actores sociales. El poder no es un atributo sino una relación y es precisamente el fortalecimiento de las redes que tienen lugar dentro de una sociedad lo que impulsa la creación del Capital Social.
Además según la teoría de agenda setting los medios de comunicación tienen una gran influencia sobre el público al determinar qué temas o historias poseen interés informativo y cuánto espacio e importancia se les da. Del mismo modo, deciden qué temas excluir de la agenda. Por eso más que un reflejo de la realidad son una herramienta de construcción social.
Entonces, si los medios de comunicación son frente de poder y actores del desarrollo, les cabe una responsabilidad con la sociedad que persigue ese desarrollo.
Retos
Uno de los mayores retos en cuanto al Capital Social es que debido a que agrupa conceptos como la confianza, comunidad y relaciones sociales es difícil de cuantificar y mucho más complejo de calificar en cuanto a calidad.
Los investigadores de capital social tienen como objetivo identificar los métodos y herramientas que se pueden cuantificar y calificar el capital social para informar a los políticos y las partes interesadas para que puedan tener un impacto existente y crear nuevo capital social, lo que podría beneficiar a las comunidades marginadas y las naciones.
Entre tanto, la construcción de capital social es una condición indispensable para hacer frente a los retos del nuevo siglo.
Bibliografía:
http://www.uprm.edu/agricultura/sea/publicaciones/Capital%20social.pdf
http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=28022755006
http://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/2324/S029693_es.pdf?sequence=1
http://publicaciones.urbe.edu/index.php/telos/article/viewArticle/2693/3738
http://www.unicef.org/spanish/cbsc/index_42329.html
RSC Y BENEFICIO EMPRESARIAL
RSC Y BENEFICIO EMPRESARIAL
Actualmente existe un cambio de perspectiva en el mundo empresarial, y más concretamente entre los stakeholders. Estos demandan con mayor interés un cambio de paradigma en las organizaciones, por el cual la generación de beneficios de forma exponencial no debe ser su único objetivo, sin importar los daños colaterales que estos pudieran llegar a provocar, sino que estos además deben provenir en parte como efecto de la sostenibilidad a l/p y del progreso social.
Debe existir la necesidad de integración de la triple cuenta de resultados; económicos, sociales y medioambientales, con costes estructurales sostenibles que permitan la generación de beneficios socialmente responsables en las economías donde operan.
Esto implicará la elaboración de Planes Estratégicos enfocados hacia un progreso social, eficiencia económica, responsabilidad y transparencia como ventajas competitivas.
Es la RSC junto con los grupos de interés y agentes externos los que pueden llegar a otorgar otra serie de percepciones o vínculos que agreguen valor, y en consecuencia rentabilidad a las Compañías.
LA RSC y sus elementos como ventaja competitiva deben involucrar a las diferentes áreas de la Compañía, implementando acciones con objetivos comunes y de cumplimiento riguroso y monitorizado.
Asimismo, es fundamental que las Compañías lleven a cabo en sus procesos acciones responsables, que supongan una reciprocidad entre lo que la sociedad les está prestando y lo que ellos a cambio les proporcionan, obligándoles a ejercer mayor análisis y valoración de las actuaciones y comportamientos medioambientales, éticos y sociales.
Las acciones de RSC deben ir orientadas hacia la creación de “valor compartido”: La sociedad en general demanda retos por parte de las empresas, y estas deben saber ser flexibles y adaptables a ellos.
El futuro de la rentabilidad de las empresas, evoluciona inexorablemente hacia:
– Generación de la riqueza basada en la optimización de los recursos naturales.
– Disminución de emisiones contaminantes en los procesos productivos y productos finales.
– Mayor conciencia social.
Este nuevo pensamiento debe establecer una interfaz entre las empresas y los problemas sociales, que permita crear nuevos planes hacia una conciencia social. Este enfoque social debe ir de la mano de ONGs e Instituciones.
La sociedad avanza a un ritmo ineludiblemente rápido, las empresas deben saber adaptarse a ese avance de conocimientos de las Comunidades en donde desarrollan su actividad.
El itinerario hacia el enfoque de responsabilidad económica y social, debe formar parte de nuestra cultura, debe nacer de las instituciones, de las empresas, debe iniciarse de lo local hacia lo regional, siendo ejemplo en cada desarrollo que se quiera llevar a cabo en cualquier ámbito de la vida.
En definitiva, considero que las Compañías deben ampliar su portfolio organizacional, incorporando áreas de conocimiento social y medioambiental, pues será la sostenibilidad del planeta y su futuro quienes determinarán su evolución hacia un progreso íntegro.
UN SALUDO
JAIME DORADO SANTOS
Piensa Global y ¿Actúa…?: el comercio internacional y el cambio climático
Quien se pare a pensar detenidamente en la repetida frase Piensa Global, Actúa Local, lema de tantos movimientos sociales que defienden una globalización más justa para los habitantes del planeta, se dará cuenta de que no son más de cuatro palabras, dos mandatos claros… pero mil dilemas y algunas contradicciones.
Uno de los dilemas que se pueden plantear tiene que ver con el comercio internacional y su relación directa con el cambio climático a través del incremento de emisiones de CO2 derivadas del transporte. Y aquí la visión global del dilema no hace sino complicar las decisiones que un consumidor responsable puede tomar.
Parece incuestionable la necesidad de motivar y promocionar mecanismos que permitan el comercio internacional, especialmente importante para permitir el crecimiento de las economías de algunos países a partir de sus exportaciones. Un aumento de estas conlleva un aumento de la demanda agregada nacional y un aumento de la riqueza del país. En condiciones teóricas, los estados aumentarán la recaudación por impuestos pudiendo aumentar su gasto público y los ciudadanos y empresas podrán aumentar su consumo e inversión, creando más riqueza en el país. Y este aumento de la renta se puede trasladar a otros países vía importaciones. Es decir, si la transmisión funciona, es incuestionable que el incremento del comercio internacional es beneficioso para los países y para el desarrollo humano de sus habitantes.
Pero aquí surge una primera consideración a plantear y es la del comportamiento de la empresa: ¿paga sus impuestos en el país en el que produce? ¿son dignas las condiciones de sus empleados? ¿paga salarios justos y les repercute las mejoras de productividad? ¿hace lo mismo con sus suministradores? Esta primera consideración es importante, pues como se ve a continuación el perjuicio global que provoca a todos los ciudadanos el transporte internacional requiere que los beneficios que se produzcan sean repartidos equitativamente a todos los ciudadanos.
El impacto ambiental que tiene el comercio internacional, especialmente referido al cambio climático, se puede descomponer en tres efectos: efecto escala, efecto técnica, y efecto composición (1).
El efecto escala tiene que ver con el aumento de las emisiones de GEI a partir de una mayor actividad económica: por una parte por el mayor uso de los recursos disponibles y de los medios de producción, y por otra parte por el incremento del transporte internacional (marítimo, aviación y terrestre).
El efecto técnica hace referencia a la mejora en los métodos utilizados para la producción de los bienes y de los servicios, lo cual potencialmente incide en una disminución de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Una mayor apertura al comercio internacional posibilita el aumento en la disponibilidad de productos con menor impacto sobre el cambio climático, es decir, a un consumidor se le podrían ofertar bienes más respetuosos con el medio ambiente; y por otra parte, el aumento de la renta de la población de un país, acompañada de políticas regulatorias adecuadas, podría hacer que esta población demandara productos que supongan menores emisiones de GEI.
El efecto composición tiene que ver con los cambios que se pueden dar en la estructura productiva de un país, expandiéndose algunos sectores y contrayéndose otros. Este cambio puede hacer que aumente o que disminuya la emisión de GEI.
El efecto agregado de los tres conformará el balance neto de las emisiones de GEI, el cual dependerá de la intensidad de cada uno de ellos, suponiendo un incremento el efecto escala, un decremento el efecto técnica, y un depende el efecto composición.
Según se recoge en el Informe del PNUMA y la OMC “El Comercio y el Cambio Climático” (2) elaborado en 2009, actualmente el efecto escala es el que tiende a ser más importante de los tres, destacándose la importancia de las emisiones de GEI (especialmente de CO2) derivadas del transporte de mercancías. En el gráfico que se muestra a continuación se puede observar cómo el transporte supuso el 22% del total de emisiones de CO2 correspondientes a la energía.
Las estimaciones de la Agencia Internacional de la Energía (3) en un escenario base prevén un incremento en las emisiones de CO2 de cerca del 50% antes de 2030 y del 80% hacia el 2050 si se mantienen los ritmos de crecimiento actuales.
Estos escenarios son incompatibles con los objetivos de reducción de GEI que persiguen limitar el incremento medio de la temperatura de la tierra, y que son causantes del cambio climático. Hay extensa bibliografía sobre sus efectos, en particular el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) señala entre los más relevantes (4) la subida del nivel del mar y daños en las costas, acidificación de los océanos, olas de calor extremo, sequías, cambio en los patrones de lluvia, fenómenos climáticos extremos, pérdidas de cosecha y de productividad, pérdida de biodiversidad, aumento de las tasas de mortalidad por enfermedades relacionadas con el agua… Los impactos por regiones se pueden ver en el siguiente mapa:
Si bien se trata de un fenómeno global, la vulnerabilidad de cada región es diferente y por tanto su efecto es desigual, siendo extremadamente impactante para las condiciones de subsistencia de la población en las zonas más pobres del planeta, como África, Latinoamérica y el sudeste asiático. Esto supone una dificultad añadida hacia la convergencia de las economías de las distintas regiones del mundo en el largo plazo y la reducción de la pobreza, compromiso de las Naciones Unidas plasmado en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (5).
Por tanto estamos ante un círculo perverso en el que los países que más necesitarían del comercio internacional para desarrollar sus economías y mejorar el bienestar de sus habitantes, provocarían con ello un incremento de las emisiones de GEI, que a su vez contribuirían a un cambio climático que les impactaría fuertemente en sus condiciones de vida y en su capacidad productiva, basada en muchos casos en la agricultura.
Es de justicia recordar también la deuda moral que las naciones más ricas tienen con las regiones del mundo a las que han estado expoliando desde el inicio de la colonización occidental, tanto en Latinoamérica desde el siglo XV, como en África desde el siglo XIX, y ante lo que resultaría injusto establecer legislaciones proteccionistas por parte de los países más industrializados para limitar a esas zonas el comercio internacional en aras del bienestar global del clima.
Y no menos importante es recordar que los países más ricos aportan casi la mitad de las emisiones de CO2 pero sólo albergan al 15% de la población (6), y que se estima que han sido responsables de casi el 70% del total de las emisiones históricas.
¿Cómo actuar entonces a nivel local para tratar de maximizar el bien global, considerando en este tanto la minimización de los efectos del cambio climático como el desarrollo de las regiones más pobres? La respuesta no es ni evidente ni fácil, pero es posible marcar una serie de aspectos que posibiliten la búsqueda de un equilibrio a largo plazo:
- Interiorizar y publicar la huella global de carbono en los productos comercializados. Se trataría de que el consumidor conociera el impacto real total de su compra antes de tomar la decisión (incluyendo al menos la producción y el transporte). Se puede dar la paradoja de que un producto de Latinoamérica cultivado en condiciones naturales óptimas y transportado en barco a Europa tenga menor huella ecológica que uno producido en condiciones artificiales más cerca del consumidor y transportado en camión a su destino. Esto requeriría de una legislación internacional común que regulara los sistemas de medición y análisis del ciclo de vida de los productos.
- Tener en consideración como requisito para la compra de productos de importación las condiciones de los trabajadores de las empresas productoras y la ética comercial de la empresa. Si la empresa no paga sus impuestos en el país de producción, o si no trata justamente a sus empleados y suministradores, aunque el producto tenga un menor impacto medioambiental, el beneficio del desarrollo económico de la población local estará muy limitado. Es necesario promover y garantizar un comercio justo.
- A nivel legislativo internacional es necesario que los tratados comerciales regulen y hagan especial énfasis en penalizar “fugas de carbono” evitables entre países, por lo menos en dos aspectos:
- Casos de deslocalización de la producción industrial a países con legislación medioambiental más laxa y con industrias más contaminantes, existiendo tecnología más limpia en otros sitios.
- Impulsando la racionalidad en el transporte de mercancías internacional. Es ilógico e insostenible medioambientalmente que haya empresas que deslocalicen actividades de su cadena de producción, por ejemplo, entre Europa y Asia. Hay múltiples ejemplos como los textiles o como el de algunos comercializadores de salmón ahumado europeos: se cría en el mar del Norte, se filetea en Asia y se vuelve a traer a Europa para vender.
Un consumo responsable dentro de la oferta de productos de importación existente y la racionalidad en las actividades de transporte, unido a una regulación internacional comercial que contemple los aspectos medioambientales, pueden limitar el efecto escala e incidir en el efecto técnica, de modo que se pueda alcanzar un equilibrio en el largo plazo. En cualquier caso, es imprescindible una concienciación sobre las necesidades personales de consumo propio, evitando el despilfarro y alargando la vida útil de los productos.
Piensa Global, y actúa consecuentemente.
Referencias
(1) EMILIO CERDÀ TENA, Comercio Internacional y Cambio Climático. 2011
(2) PNUMA y la OMC, El Comercio y el Cambio Climático. 2009
(3) INTERNATIONAL ENERGY AGENCY, Transport, Energy and CO2. 2009
(4) IPCC Fifth Assessment Report, Climate Change. 2014
(5) ONU Objetivos Desarrollo Sostenible. 2015
(6) HUMAN DEVELOPMENT REPORT 2007/08 Fighting Climate Change
Figuras
(1) Flujo global de emisiones de gases de efecto invernadero, por sector y uso final / actividad obtenido de PNUMA y la OMC, El Comercio y el Cambio Climático. 2009
(2) REGIONAL KEY RISK AND POTENTIAL FOR RISK REDUCTION obtenido de IPCC Fifth Assessment Report, Climate Change. 2014