La Educación para el Desarrollo Sostenible (EDS)

“La educación, en todas sus formas y todos sus niveles, no es sólo un fin en sí mismo, sino también uno de los instrumentos más poderosos con que contamos para inducir los cambios necesarios para lograr un desarrollo sostenible”. Koichiro Matsuura, Director General de la UNESCO (1999-2009).

La Educación para el Desarrollo Sostenible (EDS)

La educación es el instrumento idóneo para forjar los valores, las competencias y los conocimientos y es el motor de todos los cambios. Reconociendo su papel como catalizador para la edificación de un futuro mejor y más sostenible para todos, la Asamblea General de las Naciones Unidas en su Resolución 57/254 de diciembre de 2002 proclamó el período 2005-2014 Decenio de la Educación para el Desarrollo Sostenible. Pero tanto antes como después de este periodo, la EDS ha estado y sigue estando muy presente en los programas, conferencias y objetivos de las Naciones Unidas.

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Educar para el desarrollo sostenible es incorporar en los sistemas educativos los temas fundamentales del desarrollo sostenible como el cambio climático, la reducción del riesgo de desastres, la biodiversidad, la reducción de la pobreza y el consumo sostenible, permitiendo a la vez que el ser humano adquiera los conocimientos, las competencias, las actitudes y los valores necesarios para forjar un futuro sostenible.

La EDS va más allá de la mera difusión de conocimientos, definiendo no solo el contenido del aprendizaje, sino también la pedagogía y el entorno del aprendizaje. La EDS exige métodos participativos que motiven a los alumnos y les doten de autonomía, a fin de cambiar su conducta, y promueve la adquisición de competencias tales como el pensamiento crítico, la elaboración de hipótesis de cara al futuro y la adopción colectiva de decisiones. La EDS ha de habilitar a los educandos para transformarse a sí mismos y a la sociedad en la que viven mediante la adopción de estilos de vida sostenibles y convirtiéndolos en ciudadanos del mundo activos y participativos que contribuyan a crear un mundo más justo, pacífico, tolerante, inclusivo, seguro y sostenible. En resumen, la EDS tiene como objetivo último la transformación social.

La educación para la sostenibilidad refleja la preocupación por una educación de elevada calidad que ayude a las personas a entender lo que pasa (saber), a sentirse parte de la sociedad en la que viven (saber ser) y a conocer cómo pueden participar en los procesos de desarrollo (saber hacer). Pero, además, debe desarrollar la capacidad de aprender a aprender.

El Decenio de la Educación para el Desarrollo Sostenible concluyó en Noviembre de 2014 con la conferencia de Aichi-Nagoya en la que se aprobó la hoja de ruta para la ejecución del programa de acción mundial a seguir a partir de entonces.

El objetivo global del Programa de Acción Mundial es generar e intensificar iniciativas en todos los ámbitos de la educación y el aprendizaje a fin de acelerar los avances hacia el logro del Desarrollo Sostenible. Esta meta se articula en dos objetivos, educar para la sostenibilidad y enseñar qué es la sostenibilidad, a saber:

Es decir, la EDS es una formación para la acción y propone educar individuos competentes para: reconocer los problemas de su época y del mundo en el que les toca vivir; comprenderlos en su triple dimensión ambiental, económica y social; e intervenir a favor de su resolución.

Adaptación de la política educativa española a la EDS

En España, la sostenibilidad quedó nominalmente incorporada al ordenamiento educativo en  2006 con el texto de la Ley Orgánica de Educación, que incluye entre los fines del sistema: “la formación para la paz, el respeto a los derechos humanos, la vida en común, la cohesión social, la cooperación y solidaridad entre los pueblos así como la adquisición de valores que propicien el respeto hacia los seres vivos y el medio ambiente, en particular al valor de los espacios forestales y el desarrollo sostenible”; así como por los Reales Decretos que de ella derivan que establecieron las Enseñanzas mínimas de la Educación Primaria y de la Secundaria Obligatoria. Ambos comprenden un buen número de aspectos curriculares relacionados con la comprensión de las interacciones humanas con el medio físico o con la necesidad de dar un tratamiento respetuoso del capital de la naturaleza.

Aunque el molde sobre el que se ha asentado el desarrollo escolar de la EDS viene de más atrás, de las Materias Transversales establecidas por los currículos derivados de la Ley de Ordenación General del Sistema Educativo de 1990: educación ambiental, educación para la salud, educación para la paz, educación del consumidor y educación vial; solo desde el curso 2007-2008, los currículos vigentes en España ordenan la formación de las denominadas “Competencias Básicas”, que permiten aplicar el conocimiento en distintos contextos formativos, sociales o laborales y ejercer plena y autónomamente una ciudadanía democrática, así como participar en la resolución de problemas sociales, incluidos los de carácter ambiental.

Escuelas para la sostenibilidad en España. El ejemplo Catalán.

Desde hace más de 10 años, muchos ayuntamientos españoles, a través de agendas 21 escolares o programas de educación ambiental, impulsan programas de educación para la sostenibilidad dirigidos a los centros educativos, a la vez que promueven la participación e implicación de toda la comunidad educativa.

Las Comunidades Autónomas y los Ministerios de Educación, Cultura y Deporte y Agricultura, Medio Ambiente y Alimentación ofrecen a escuelas y ayuntamientos espacios donde compartir esfuerzos, recursos y experiencias. Con esta finalidad nació en 2009 en la Red de Escuelas para la Sostenibilidad de Catalunya – XESC. Tanto esta red como las redes hermanas en el resto de las CCAA tienen entre sus objetivos colaborar en la formación del profesorado y facilitar recursos educativos o fomentar el debate interno para avanzar en la conceptualización de la Educación para la Sostenibilidad. Actualmente la Red engloba a más de 800 escuelas catalanas.

Viviendo la EDS en las escuelas

Formar parte de las redes de escuelas para la sostenibilidad no solo significa adaptar el currículum escolar a las temáticas propias del desarrollo sostenible. Es también involucrar a la comunidad educativa en el proyecto y modificar las metodologías de enseñanza.

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Algunas de las características de las escuelas sostenibles son:

Desarrollo sostenible es aquel desarrollo que satisface las necesidades actuales sin comprometer los recursos y posibilidades de otras naciones o de futuras generaciones. Las escuelas sostenibles permiten que las nuevas generaciones tomen conciencia desde la infancia de los impactos de la actividad humana en el mundo y la sociedad, y desarrollen las competencias necesarias para crecer de manera sostenible, respetando al otro y al medio ambiente.

Las generaciones que hoy se educan en escuelas sostenibles son las generaciones que sostendrán el mundo del mañana.

 

Referencias:

 


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