Con China no se juega

Durante la última semana hemos visto idas y venidas, dires y diretes de nuestros políticos tratando de captar recursos para financiar nuestra deuda y conseguir inversiones para capitalizar las cajas de ahorros españolas. No es ninguna sorpresa que los políticos muestren cierta imprudencia, cuando se trata de dar buenas noticias y mejorar su posición en el ranking de opinión pública.

Desde el mundo de los negocios, empresa y docencia con alguna experiencia en China la alarma cundió en el momento en que se hizo público el salvamento de nuestra economía gracias a China. De todos es sabido que en lo relativo a China los occidentales sin experiencia suelen hacer suposiciones poco realistas sobre el cumplimiento de intenciones y acuerdos a los que se llega en primeras instancias, aunque medien acuerdos firmados y propuestas de buen voluntad entre ambas partes.chino

Existen unos preceptos básicos que los  occidentales debemos considerar en negociaciones con empresarios y políticos chinos, por encima de cualquier consideración.

La parte china gestiona los tiempos de forma diferente a los occidentales, por lo que las  negociaciones en China no terminan nunca, por muchas promesas, acuerdos firmados, y apretones de manos que medien entre las partes. Mientras los Occidentales vemos  el acuerdo o el contrato como una entidad externa independiente de las dos partes, la parte china lo ve como un registro de un acuerdo de voluntades entre dos partes específicas en un determinado momento y lugar, en virtud de unas circunstancias específicas.

Asímismo los occidentales vemos la verdad como una constante, mientras los chinos creen que este punto de vista es una locura, ya que  todo cambia, niveles de precios, evolución financiera, necesidades, condiciones atmosféricas, el mundo siempre está en movimiento. El Yin y el Yan, arriba y abajo.

Los chinos ven las relaciones como una coreografía planificada con mucho cuidado y delicadeza. Las consideran intrínsecas al proceso de negociación con acciones sistemáticas e intencionadas.

Todo ello nos lleva a deducir que la parte china ha estado siguiendo día a día y en detalle las gestiones de nuestros políticos (y no precisamente a través de la prensa), con interlocutores financieros norteamericanos, de Singapur, del Golfo Pérsico entre otros, y que han conocido sin ninguna duda los resultados de dichas acciones hasta hoy.

Por otro lado, no existen muchas dudas que al final China nos apoyará, pero no sin demoras y sufrimiento.  Lo que no sabemos ni sabremos nunca, es cual será el coste económico, político y social de esta ayuda. Sin duda lo pagaremos entre todos y durante mucho tiempo.

Pero lo que sí es cierto es que todo ello se producirá en un nivel de amistad y cordialidad como sólo se produce entre amigos.

No estaría de más que nuestros políticos echaran un vistazo a las “36 estrategias chinas” y el “Sun Tzu (El arte de la guerra)” antes de volver a publicitar comunicados y acuerdos salvadores de China.

Joaquín Amat Royo

Profesor EOI en Programas de Internacionalización


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