El Gobierno aprueba las normas de capitalización de las instituciones financieras
En los últimos días se han producido unas cuantas noticias importantes en relación con el sistema financiero español:
– El gobierno ha aprobado el decreto sobre capitalización de cajas y bancos, adelantando la aplicación de las normas de Basilea III relativas al core capital (proporción de recursos propios sobre activos corregidos por riesgo), proponiendo la bancarización de las cajas y estableciendo un plazo de un año para llevar a cabo estas medidas. Las instituciones que no cumplan estas condiciones serán nacionalizadas a través del programa FROB.
– Moodys ha rebajado la calificación de la deuda pública española al nivel AA2.
– El Banco de España estima en 15.152 millones de euros las necesidades de capital de las cajas de ahorro.
Se trata de noticias relevantes para las empresas españolas, especialmente la relativa a la capitalización de las cajas. Después de casi un año desde la puesta en marcha del FROB el Gobierno y el Banco de España han acometido de forma decidida un proceso indispensable para la reconstrucción de la solvencia de las instituciones financieras, muchas de ellas afectadas por partida doble por el pinchazo de la burbuja financiera y la crisis financiera internacional.
¿Por qué esta decisión es clave para las empresas españolas y condición necesaria para la recuperación de la economía?
Recordemos brevemente las bases de la gestión financiera de las empresas:
1. Las decisiones de inversión en activos fijos, es decir, las decisiones de crecimiento, requieren básicamente tres condiciones:
– Una rentabilidad de las inversiones superior al coste de la financiación
– Unas expectativas favorables – confianza – sobre el futuro de la economía
– Acceso a financiación en buenas condiciones de plazo de reembolso y coste
2. Para la gestión de corto plazo, las empresas requieren, especialmente las PYMES, el crédito necesario para la financiación de su capital de trabajo/fondo de maniobra; es decir necesitan de las instituciones financieras los recursos que les permitan financiar las inversiones operativas (existencias, clientes y tesorería) que no pueden cubrir con el crédito de proveedores.
En pocas palabras: sin financiación adecuada, en términos de plazo y coste, las empresas tienen dificultades tanto para la financiación de sus inversiones a largo plazo como para la financiación de su capital de trabajo. Lo primero afecta al crecimiento, lo segundo a la supervivencia.
Por tanto, la solvencia del sistema financiero en su conjunto es condición necesaria – aunque no suficiente – para la buena marcha de las empresas y de la economía. El decreto gubernamental sobre recapitalización de las cajas es una medida necesaria e imprescindible para iniciar la senda del crecimiento. Cierto es que la solvencia de una institución financiera es algo relativo: depende en buena medida de la marcha de la economía; si continua la recesión y sigue aumentando el desempleo, los coeficientes de solvencia pueden cambiar. En cualquier caso, la medida adoptada es un gran paso adelante desde el punto de vista de las empresas españolas.
Junto a esta noticia aparece otra de tinte negativo: la rebaja de la calificación de la deuda pública; negativa porque, de una u otra forma, afecta al coste de capital de las empresas y, consiguientemente, a sus decisiones de inversión. Sin embargo esta rebaja requiere matizaciones; según Moodys las dos principales razones de la rebaja son: las necesidades de capitalización de las cajas, que estima en un mínimo de 40.000 millones de euros y la deuda de las Comunidades Autónomas, sobre cuya capacidad de control por parte del Gobierno tiene dudas. Acerca de lo primero, además de lo ya dicho sobre la relatividad de la solvencia bancaria, hay que matizar que el Banco de España ha estimado la necesidad actual de capital en 15.152 millones de euros y el propio Gobierno en 20.000 millones. ¿A quién creer? Acerca del déficit de las Comunidades Autónomas, hay que tener presente que el Gobierno tiene suficientes mecanismos legales suficientes apara acometer la tarea; solo hace falta voluntad política para llevarla a cabo.
En resumen, las medidas adoptadas en estas fechas representan, sin duda, una buena noticia para las empresas españolas, especialmente las PYMES, que han sido las más afectadas por la falta de financiación es estos años de crisis financiera.
Gonzalo Viloria
Profesor de Finanzas en EOI