Me quejo, luego existo
Esta mañana, escuchando una tertulia política en la radio, oí a uno de los periodistas apoyar su argumento diciendo que “la queja es un Principio Fundamental”.
La frase me ha llamado la atención por el impacto directo que tiene en lo que hacemos. Por ello, he decidido escribir este post del blog sobre esta base, pero desarrollándolo y aplicándolo a uno de los temas tratados en los foros del Master (en breve descubriréis cuál es).
Llorar para conseguir lo que queremos nos ha surtido efecto desde pequeños, pero con los años lo transformamos en queja, y la queja en un hábito que no se supera con facilidad, porque nos alivia y nos hace sentir mejor…, eso sí, solo temporalmente, a la larga crea un ciclo de negativismo que crece.
Veamos un ejemplo práctico que nos ayude a pensar en todo esto.
Tanto el camino de la innovación, como ya la propia implantación de las ideas innovadoras, implican siempre cambios, cambios que solo hacen posibles las personas.
La resistencia al cambio es precisamente la más poderosa de las barreras de la creatividad, y es por ello por lo que hay que aprender a manejar esta relación que se establece entre los cambios y las personas que los hacen posible. Hemos visto este manejo en el Master Ejecutivo en Innovación: entre las herramientas metodológicas de aplicación a la gestión de la Innovación estaba la Gestión del Cambio.
¿Por qué somos las personas tan reticentes a los cambios? ¿Porque estamos a gusto en nuestra zona cómoda, conocida, o de confort?, sí, pero también porque nos quejamos con demasiada frecuencia…
Quien haya tenido que liderar un cambio, o quien haya sido involucrado en la realización de cualquier cambio importante en una empresa, habrá oído sin duda frases parecidas a las siguientes:
Nunca lo hemos hecho así
No va a funcionar
No tenemos tiempo
No tenemos personal
No entra en el presupuesto
Si fuera tan buena, ya lo habrían sugerido
¿A quién se le ha ocurrido eso?
No es problema nuestro
Los clientes no lo van a querer
Están locos…
Va a significar más trabajo
No se lo vas a vender a la Dirección
Pensemos una cosa, ¿qué futuro le daríamos a una pareja cuyas interacciones son de queja permanente y negatividad?… Entonces, ¿qué resultados podemos esperar de un grupo de trabajo con ese mismo tipo de interacción?.
Con este desarrollo quiero llegar a la conclusión de que una cultura positiva, que propicia la interacción positiva, está centrada en las soluciones e innovaciones.
Eliminemos por tanto las quejas sin fundamento, las que nos hacen centrarnos en problemas sin peso, y mantengamos solo aquellas que sirven a un propósito importante, las que nos hacen buscar soluciones y mejorar.